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martes, 1 de febrero de 2022

Instantes de éxtasis contemplativo

 21 de diciembre de 2021

 Medinear, dejarse ir, extraviarse para volver a encontrarse, dejarse fluir, dejarse guiar por el instinto y el sentido de la orientación, también de la desorientación, caminar por el placer de caminar, caminar sin rumbo fijo, seguir medineando.

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Instantes de felicidad o de éxtasis contemplativo, con una luz comestible como un batido con plátano y avellanas. Al amor de una puesta de sol de ensueño. Con vistas al lago, que en verdad es mar, incluso puerto de mar. Gracias a ti por tu ser y estar en este tu país, que ya forma parte de mis mapas afectivos.

Palabras que conforman el pequeño diario de viaje durante mi estancia en Túnez en diciembre del pasado año. Parece que hubiera transcurrido una eternidad, la eternidad y un día. Sin embargo, no ha pasado en verdad mucho tiempo desde entonces, que ahora rememoro con cariño. Es lo que tienen los viajes, que se disfrutan en el momento y luego se vuelven a disfrutar ya en casa, cuando uno ha regresado. 

Es un placer medinear, adentrarse en las medinas, en este caso de la capital tunecina, dejarse embargar por sus olores, que son intensos, pero también por su colorido. Adentrarse en una medina, callejearla sin rumbo fijo, es una maravilla, como si uno se adentrara en un cuento animado. Recuerdo que ese día, 21 de diciembre, disfruté, como si fuera la primera vez, en la medina. Uno sigue con mirada de asombro, por fortuna, aunque los años transcurran. Me gustaría que eso continuará así, porque sería indicativo de que uno sigue vivo, con espíritu joven, con ganas de disfrutar. 

Luego por la tarde disfruté de buena compañía paseando a lo largo del lago de Túnez, sintiendo, degustando la belleza del universo a través de una puesta de sol. Con su luz acariciadora. Salirse de sí mismo para fundirse con el cielo anaranjado. Alcanzar la plenitud. Ser con uno mismo y aun con el otro. Alcanzar en definitiva una suerte de espiritualidad. Como si hubiera tocado, con el dedo índice de mi mano derecha (también me vale la izquierda) el mismo centro del universo. 

Hoy me ha salido la vena mística, ascética, trascendente. Quizá porque me religué con el sufismo o tal vez con Santa Teresa de Jesús, que me condujo de la mano por sus Moradas.

4 comentarios:

  1. A veces hay que pararse, contemplar y disfrutar del instante, o del recuerdo. Así que saca partido de tu vena mística, Manuel!

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  2. Gracias, Manuel, por esos "instantes" de "salirse de sí mismo y fundirse en el cielo anaranjado"

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  3. Espacio, la medina y el zoco, donde el tiempo queda retenido entre palabras, jugando al regateo o a ser cómplices de tantas cosas. Shukra.

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  4. Medinear,q bonita palabra y concepto.La combino con otra q lei hace poco en un relato ...«euritmia ».Se complementan, optimamente,diria yo.

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