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jueves, 22 de noviembre de 2018

La fragua literaria leonesa: Paco Flecha

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Francisco Flecha: "Ya no queda industria, minería, ganadería y casi ya ni gente, pero podemos exportar literatos"

El profesor de Filosofía y contador de historias Paco Flecha, autor del reciente libro 'La lenta luz del amanecer', entre otros, continuará contándonos historias con el humor que le caracteriza.

Francisco Flecha
Francisco Flecha. Imagen de Gus Berrueta.
Manuel Cuenya | 22/11/2018 - 09:32h.
"... Decían de él que "conoció la vida a los dieciséis años, primero a través de Dostoievski y luego de las putas de Nueva Orleans".
Si hubiera invertido el orden se habría ahorrado, tal vez a Dostoievski".
...
"... Macondo es sólo una forma de mirar alrededor con ese mirar embelesado con el que miran los locos, los poetas, los niños y los viejos.
Que Macondo, ya te digo, está sólo en la mirada".
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"... Cuando el profeta se enteró de que hablaba por inspiración perdió, definitivamente, la fe:
-¿Cómo creer en un dios que amenazaba con un futuro de llanto y crujir de dientes?...
...
"...Lástima que aquí, como en Macondo o en Comala, no podamos sentarnos un rato a charlar en la cocina los vivos y los muertos"
...
(Francisco Flecha, 'La lenta luz del amanecer')
Profesor de Filosofía en la Universidad de León y contador de historias, Francisco Flecha, más conocido por Paco en los ambientes familiares y amistosos, es una persona con buen sentido del humor, lo que es indicativo sin duda de una saludable inteligencia.
La verdad es que deberíamos reírnos más. Y sobre todo reírnos de nosotros mismos. No tomarnos tan en serio, porque la vida no deja de ser una farsa, un sainete, un teatro, que conviene encarar con excelente humor, incluso ante las adversidades de la vida, que siempre serán más de las que nos gustaría, porque no vivimos en una burbuja. Y la realidad se impone como una apisonadora.
En todo caso, nos recuerda Paco Flecha que el humor no debe confundirse con la risa, esa risa que nos hace descreídos, como los Cristos buñuelescos que aparecen en sus películas, o bien la risa de la 'Poética' de Aristóteles, que Umberto Eco retoma en 'El nombre de la rosa' ("la risa libera al aldeano del miedo del diablo"), porque el humor "viene a ser mirar la realidad desde otra perspectiva, como miraría el mundo un niño, un extraterrestre, un loco, un poeta, un filósofo, un cuentista".
Mirar la realidad como si fuera la primera vez que nos acercáramos a la misma es también un extraordinario ejercicio poético. Que algunos cineastas como Wenders ('Cielo sobre Berlín') o Erice ('El sol del membrillo') han querido, en su cine poético, mirar la realidad como si fuera la primera vez. El propio Pasolini, que además de poeta era cineasta, hablaba de un cine en prosa y un cine poético. Y el cineasta ruso Eisenstein, el autor de 'El acorazado Potemkin', quiso aunar el lenguaje lírico y de la razón a un tiempo en su cine.
"No he pretendido hacer una 'obra', sino, simplemente, contar cosas. Por eso, si te digo la verdad, me gustaría mucho más tener 'oyentes' que lectores"
"Dice mi amigo Martín Favelis: 'No sé si la vida tiene algún sentido; pero mientras lo encuentro, me voy arreglando con el sentido del humor'", precisa Paco Flecha, a quien resulta placentero leer. Y sobre todo escucharlo hablar, contar.
Lo conozco desde hace años, aunque tampoco hayamos tenido tanto contacto. Y es una de esas personas que no te deja indiferente, por lo que dice y cómo lo dice. Lo recuerdo asimismo en aquellos filandones que organizara, en la Facultad de Educación de la ULE, el entrañable Justo Fernández Oblanca, quien fuera en su día Decano de la Facultad de Educación. Y profesor de Literatura.
Paco Flecha, como buen contador de historias, tanto por oral como por escrito, es un heredero del maestro villafranquino Antonio Pereira, el gran contador, que siempre nos deleitaba con su verbo humorístico, picarón, certero. La pasión del autor de 'El vuelo del milano' por Pereira queda patente en su nuevo libro, 'La lenta luz del amanecer', editado por el Servicio de Publicaciones de la ULE. Un título que es todo un guiño a un micocuento de Pereira que se titula 'Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos', un título poético y embrionario que lo dice todo en sí mismo. Pura poesía. Y que Paco Flecha integra en su reciente volumen de microrrelatos. "No he pretendido hacer una 'obra', sino, simplemente, contar cosas.  Por eso, si te digo la verdad, me gustaría mucho más tener 'oyentes' que lectores.  Me gustaría contar esas cosas a cada uno y verles cara a cara para que me dijeran las historias que a ellos les sugiere lo que cuento", afirma Paco Flecha, a quien, es evidente, le entusiasma la llamada literatura oral, los cuentacuentos, o los cuentos a viva voz, los filandones, en definitiva, tan propios de nuestra tierra leonesa. Filandones que, como bien sabemos, han sido un gran estímulo a la hora de crear con la palabra. Y por ende que surjan escritores varios y fecundos en el panorama leonés, otrora (ahí están los consagrados) o los actuales.

León, el territorio más fecundo en lo literario de toda España

En este sentido, cree nuestro autor que León es, sin duda alguna, el territorio con mayor fecundidad literaria en toda España. Y añade: "cierto que ya no queda industria, minería, ganadería y casi ya ni gente, pero podemos exportar literatos.  Este es nuestro siglo de oro (y los siglos de oro en literatura han ido siempre acompañados de pobreza en lo económico, sabe dios por qué será). Y lo que me llama la atención es que se está generalizando una cierta 'espontaneidad democrática' (cualquier plaza, cualquier bar, cualquier lugar de encuentro se están convirtiendo en lugares de participación literaria). Pidámosle a dios que no quiera tutorizar toda esta energía algún concejal o cosa por el estilo, no vaya a arruinar la experiencia".
Escéptico, cuando menos, ante la política leonesa, Paco Flecha dice no sentirse escritor. ¿Qué es ser escritor? Quien escribe. Y tampoco diría que está entusiasmado con la literatura o con la escritura literaria.  No obstante, a él siempre le ha gustado "contar cosas", "encandilar" con la palabra, lo cual ya es en sí mismo magnífico.

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