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sábado, 11 de mayo de 2013

En México sentiste la vida


Zócalo del DF 
En Teotihuacán

Vaya aquí este a modo de poema bajo la sensación del yodoformo.

En México sentiste la vida
como si fuera la muerte
rozándote
bajo el volcán de las pasiones. 
Después de un tiempo
enroscado al universo
lograste entrar
al fin
por la puerta del mezcal
no bien le hincaste el diente al hongo
ya estabas caminando
sobre el ombligo de la luna. 

En México cabalgaste el ánimo
a lomos de una sonrisa
plateada
punto y media redicha
y acabaste relinchando 
ensueños
por los poros secarrales
del rancho 
donde hierve el jaripeo
el griterío: 
viva Méjico, cabrones.

En medio del bullicio
tu sombra de gachupín 
te ametralló
pero tu esencia 
de viejo hidalgo
te hizo empuñar el coraje
a ritmo de quebradita
te echaste al palenque
como gallo peleonero
y saltó la sangre
Rulfo te fusiló con sus cuentos
sin embargo, te armaste de valor
para encarar la muerte
una vez más
quizá de espaldas al espejo de la agonía
que te cogió a la trampa
por detrás
empitonándote
hasta las trancas
tu hedor a muerto 
te delató
aun antes de celebrarse 
el día de las calaveras
antes incluso 
de que te compusieran estrofas
mientras renace el ave fénix
sulfurado
en el precipicio

Volviste a caer
en la espiral espasmódica de la fiebre
no sin antes probar un tamalito de chile
que te devolvió al comal
y te introdujo 
de manera harto surrealista
en el agujero de las erupciones
que saben a final esperanzador
como una bandeja 
llena de mangos y papayas

En México sentiste la vida 
y la muerte
alcoholizado de azul y calor
a la vez que dabas vueltas 
en la noria de los voladores
Papantla circense
con aroma a pulquería.

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