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sábado, 3 de marzo de 2012

La fragua de Furil



Después del fuego arrasador en la Sierra de Gistredo, mi útero, me siento en baja forma, y hasta me da miedo darle candela a esta fragua-libro-hojaldre, que se presentó hace ya unos días en la ciudad de León, con la presencia de Pablo Lago, el director del Diario de León, y Pedro Trapiello, escritor y columnista de lujo en el Diario. Os dejo aquí el prólogo, que me dedica el amigo y escritor Eduardo Keudell, que ahora está del lado de allá, en la ciudad de Buenos Aires, y este artículo que me obsequia el escritor y amigo César Gavela, que vive en el Mediterráneo aunque lleva en su espíritu el Bierzo. 

Espero y deseo que, con estos entrantes, os entre el gusto por leer este libro, horneado en la fragua de Furil, de Noceda del Bierzo, cual si fuera un hojaldre, porque la belleza será comestible o no será. 

Que os aproveche. 



Prólogo de Keudell: 
La fragua de Furil, cuyo título hace referencia a la energía espiritual y la fecundidad, es un libro que recoge una selección de artículos publicados durante estos últimos años en el Diario de León. Dividido en dos partes, a saber, Del lado de acá, donde se abordan temas de la provincia leonesa como la minería o el vino; y Del lado de allá, dedicado a otros lugares en el mundo: América, África, Europa
         Cuenya retrata con sensibilidad, humor crítico y una prosa hábil y certera diferentes culturas y paisajes, sueños y fronteras, la memoria y la muerte; la belleza, en definitiva, que engendra afectos, porque el autor es un viajero como hay pocos en estas tierras. Hombre cosmopolita que sabe que nada de lo humano le es ajeno, capaz de participar de un bautizo con el mismo respeto que en un rito yanomami, en un entierro mexicano con la misma compostura que en un funeral maorí, o catar mezcal con idéntico deleite con que se degusta un caldo de mencía.
        Manuel, hombre bueno, cultísimo, ponderado, viaja ligero de equipaje, como sugirió el poeta, y sabe que uno nunca vuelve sino que siempre va, de modo que en persona, o en texto, Manuel Cuenya tiene esos aires de acá y de allá, como de todos los caminos de horizontes fugitivos que Atahualpa Yupanqui poetizó tan bien. Uno se alegra de que se reúnan sus textos en un volumen, porque es como llamar al viajero a un poco de reposo para que nos cuente de los valles, las montañas, los mares y desiertos, de los hombres y mujeres que habitan esos mundos con la secreta esperanza de amar.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    Eduardo Keudell, escritor

Otras noticias acerca de La fragua de Furil: 

1 comentario:

  1. Cumplen ya casi tres años de la publicación en ‘Un ecologista en El Bierzo’ de un primer artículo de Manuel Cuenya, el escritor de Noceda. Se titulaba ‘Bierzo aromático’ y, aunque se notaba cierto reclamo publicista en el mismo, su prosa sugestiva ya por entonces me encandiló.
    En aquel texto, el escritor, que tanto ha comunicado sobre El Bierzo (y aunque como gran viajero que es también lo haya hecho sobre lugares exóticos o alejados del lar natural), transmitía al lector un sentimiento muy propio de nuestra tierra. Decía así: “El Bierzo es ese lugar, tal vez idealizado en la distancia, al que uno retorna en busca de lo primigenio y esa esencia que impregnó para siempre nuestro espíritu”.
    Desde entonces, Manuel –pues nos tuteamos a partir de la relación surgida de nuestro encuentro en la EOI y afición común por el cine- ha formado parte de mi vida, quizá a veces más distanciadamente de lo que me hubiese gustado, y también de mi blog, en el que he reproducido algunos de sus relatos.
    Asistí a la presentación de otro libro suyo hace un par de años, con descripciones muy sugestivas de sus viajes de juventud por diferentes países, y el pasado miércoles, el amigo Cuenya me sorprendió agradablemente volviendo a repetir. En este caso con la firma de un libro, “La fragua de Furil”, anunciado y puesto a la venta el pasado 29 de febrero junto con el ‘Diario de León’, hace referencia a temas inmortales como la energía espiritual, la fecundidad y, también, a una antigua ferrería en su pueblo vernáculo. En él recopila colaboraciones borroneadas para el cotidiano durante más de una década, que el autor distribuye en dos grandes apartados: “Del lado de acá”, sentimental y geográficamente inmediato a su existencia, y en el que aborda temas bercianos y leoneses; y “Del lado de allá”, referido a esos otros paisajes que él también gusta visitar, aunque en este caso, situados allende de nuestras hermosas montañas.
    Desde la primera presentación del libro, Manuel ha protagonizado otras en Bembibre y en otras poblaciones. Faltaba Ponferrada, cuyas calles el prosista patea cada día puesto que es vecino y que reside en la actualidad. Y en este empeño le ayudó el amigo Miguel Ángel Varela, director del Teatro Municipal Bérgidum, más caminante que Manuel, y también un enamorado de las letras y los viajes. Por su parte, el delegado del periódico ‘Diario de León’ en el Bierzo, Roberto Arias, fue el encargado de glosar al autor y sus columnas periodísticas.
    Poco me queda por añadir ya de Manuel Cuenya que no haya dicho ya, sobre la sensibilidad, humor crítico, viveza y riqueza de su verbo. Es también editor de la revista cultural ‘La Curuja’, donde se preocupa por recuperar palabras, estampas, y personajes, y a fe mía, que si desean pasar un rato bien entretenidos encontrarán en este libro un buen pretexto y motivo para ello. Se puede adquirir en librerías de León, Bembibre y Ponferrada, y el próximo 27 de abril está prevista su presentación en la Casa de León en Madrid.

    Manuel Cuenya presentó su nuevo libro ‘La Fragua de Furil’ en la Casa de la Cultura de Ponferrada. http://www.ecobierzo.org/?p=21109

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