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domingo, 9 de noviembre de 2025

Los domingos, de Alauda Ruiz de Azúa

Pude ver el estreno de la película Los domingos en los cines Van Gogh de León. Y me fascinó. O mejor dicho, me ha hecho reflexionar acerca de la familia, porque su directora, Alauda Ruiz de Azúa, realiza una puesta en escena de los conflictos familiares, como ya había hecho en el drama familiar Cinco lobitos, que también me parece una película extraordinaria. 


Una directora que me hace recordar el mejor cine de Bergman https://cuenya.blogspot.com/2023/03/fanny-y-alexander-de-bergman.html, con un guion que da la impresión de que fuera un ejercicio de autodescubrimiento y autocrítica por parte de su directora, y unos personajes bien construidos, creíbles, realistas, que tienen diálogos de alto voltaje, donde las miradas, incluso los silencios, son harto relevantes y reveladores. 

Una película, basada en un caso real que conoció su directora, que suscita debate y asombro, también remueve conciencias, porque Ruiz de Azúa, que se ha declarado no creyente pero hace un excelente trabajo de documentación, mete el dedo en la llaga (nos duele, porque el saber produce dolor; también Paco de La Zaranda dice que hace teatro para que le duela al espectador https://cuenya.blogspot.com/2010/12/la-zaranda.html) y nos invita a reflexionar acerca de cuestiones que nos conciernen a los seres humanos, tan complejos como somos, tan emocionales antes que racionales, con un personaje fascinante como lo es Maite, la tía de la adolescente Ainara, cuyo deseo es convertirse en monja de clausura, con todo lo que eso conlleva. En este sentido, la directora pone el foco en una familia desestructurada, en la que cada cual se cree en posesión de la verdad, a sabiendas de que a los seres humanos nos resulta tan difícil aplicar la razón, la cordura, que a menudo nos dejamos llevar por los impulsos, por las emociones mal gestionadas. Por eso es tan importante la inteligencia emocional, la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. 


Sabemos que el ámbito familiar es esencial para el desarrollo emocional de los seres humanos pero al mismo tiempo puede ser un manantial de neurosis, una fuente de conflicto y malestar. Y eso es lo que aborda esta película, el amor, los afectos o más bien la falta de afectos familiares, la culpa, la búsqueda de identidad y libertad, la libertad de creer, de dudar, de decidir, la búsqueda de un sentido de la vida (qué difícil, ay, el sentido de la vida, cuando por instantes la vida puede revelarse en un sinsentido, en un absurdo existencial, léase El sentido de la vida del maestro Gustavo Bueno, o véase asimismo en clave humorística El sentido de la vida de los Monty Python), de encontrar un sentido de pertenencia, como le ocurre a Ainara, la búsqueda del auténtico "Padre" al querer trasladar la fantasía a la propia vida, como nos enseña con lucidez el amigo médico, psicoanalista y escritor Luis Salvador López Herrero, más allá de la cuestión religiosa, el hecho de que la joven Ainara (interpretada con pureza e inocencia por la actriz novel Blanca Soroa) sienta la llamada del Señor, como podría haber sentido otra llamada (la de la música, por ejemplo, que nos acerca a la divinidad, como hiciera Mozart en su Réquiem, véase Amadeus https://cuenya.blogspot.com/2025/09/amadeus-de-milos-forman.html), porque Los domingos, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, no arremete contra la institución eclesiástica, con personajes como la madre superiora o el joven cura (como han señalado algunos eclesiásticos), aunque la verdad sea dicha el personaje de Maite, que podría ser la auténtica protagonista de esta película (interpretada de un modo magistral por Patricia López Arnaiz, con su mirada vidriosa) no la vea con buenos ojos (habla de las monjas de clausura como una panda de chaladas), porque como tía de Ainara (en realidad hace de madre) no le gusta que su sobrina se aleje de su lado para abrazar la fe. Ella misma, su tía, le dice que ella le da el amor que busca en Dios, que es aún muy joven y debería ir a la universidad, viajar, tener experiencias, incluso sexuales... antes de tomar una decisión tan drástica como es meterse a monja de clausura. En cierto modo, Los domingos también me hace rememorar una película que me impactó, titulada Holy smoke (1999), de Jane Campion, e interpretada por Kate Winslet y Harvey Keitel. 


Maite es un personaje complejo, con sus luces y sombras, que procura arrojar cordura pero quizá le pierdan las formas. Me hace recordar al poeta de origen astorgano Leopoldo María Panero cuando en la película El desencanto https://cuenya.blogspot.com/2013/02/el-desencanto.html, de Chávarri, dice que es el más inteligente de su familia (un genuino foco de neurosis, incluso de psicosis) pero sus gestos lo desrazonan. La vida matrimonial de Maite, o la relación con su hermano (el padre de Ainara), tampoco es que sea trigo limpio. 

Respecto al padre de Ainara, está enfrascado en su trabajo y dedicado a su nueva pareja y a las dos hermanas pequeñas de Ainara, en realidad no se interesa por lo que necesita su hija mayor, no le procura el cariño suficiente, incluso se ofende por que su hija tenga relaciones con un chico adolescente como ella. 

¿Qué le lleva en verdad a la Ainara a tomar la decisión de convertirse en monja de clausura? 

"¿Hay, en esa aparente elección, una verdadera decisión promovida por un auténtico deseo o, más bien, su decisión es el intento por encontrar un refugio o la «clausura», de todas esas cuestiones y problemas que plantea la existencia en el encuentro con la vida y el otro sexo?", se plantea Luis Salvador López Herrero https://cuenya.blogspot.com/2014/07/la-fragua-literaria-leonesa-luis.html, consciente de que a Ainara habría que ayudarla desde un espacio alejado del ámbito familiar, escolar o religioso, para que pueda formular no sólo su genuina pregunta, sino también su respuesta singular.  

Tengo ganas de volver a ver Los domingos, porque las grandes películas, como ésta, necesitan un segundo visionado para entenderlas mejor.   

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