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viernes, 1 de abril de 2022

La fragua literaria leonesa: Alfonso G. Matorra (Agustín Lasai)

 

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Alfonso González Matorra (Agustín Lasai): “Mi pueblo es mi principal fuente de inspiración”

El narrador Alfonso González Matorra (Agustín Lasai), autor de 'Tocan las campanas a concejo', presentará el viernes 1 de abril su obra en la Sala Región del Instituto Leonés de Cultura de la capital leonesa a las 20.00 horas. En la actualidad, ya está trabajando en su segunda novela, donde relata con alegría los duros acontecimientos que dieron lugar a su propio nacimiento una noche de niebla en el valle de Valdeburón. 


Alfonso González Matorra (Agustín Lasai).

Manuel Cuenya | 31/03/2022 - 09:58h.

Tocan las campanas a Concejo en el campanil del pueblo del Valle Viejo... y de repente, éste parece salir de su rutinario letargo de una tarde de domingo, salpicándose sus calles de gentes que acuden a la llamada. Los primeros en llegar al lugar de reunión, algo impacientes, preguntan por el motivo del inesperado repique, sin encontrar a ningún responsable que les saque de dudas.

(Agustín Lasai, 'Tocan las campanas a concejo')

Autor de 'Tocan las campanas a concejo. Riaño, el sueño' (Letrame, 2021), Alfonso González Matorra, bajo el seudónimo literario de Agustín Lasai, presentará el viernes 1 de abril su obra en la Sala Región del Instituto Leonés de Cultura de la capital leonesa. La cita será a las 20.00 horas.

Lasai estará acompañado en la mesa de presentación por el escritor Ramiro Pinto, que es todo un referente y maestro en la cultura leonesa actual.

'Tocan las campanas a concejo' es, en palabras de su propio creador, una llamada de socorro hacia el momento en que vivimos. Y un homenaje a los mayores, a sus paisanos, que en su día también fueron jóvenes. Por este motivo le gustaría que leyeran su novela "para que también ellos me cuenten, si este que lo cuenta les merece o no la pena".

Afirma Lasai, quien dice recrearse soñando mientras camina con los pies en el suelo -un ejercicio que quizá todos deberíamos practicar-, que su novela es "un grito en favor de la unión de la gente sencilla y honesta dueña de sí misma, que lo fue durante generaciones hasta la llegada de los nuevos tiempos de comodidades. Una utopía llena de sentimientos en la que poder recrearse soñando".

Cuenta Ramiro Pinto en el prólogo que esta "no es una obra plañidera, ni reivindicativa. Se trata de una novela que el autor susurra al oído de quien la lea. No únicamente por el sonido que sugiere el paisaje y que lo describe tal cual, sino porque a medida que te metas en la historia irás a un paisaje humano, demasiado humano, entre conversaciones, comentarios y discursos".

Retrata, mediante la escritura –continúa Ramiro–, una manera de ser colectiva y de personas convertidas en personajes, de una época, de un lugar de la montaña: El paisanaje..., que nos hace recordar, en cierto sentido, a 'La colmena' de Cela, incluso a 'El Jarama', de Sánchez Ferlosio.

"'El ser humano es el paisaje'... nuestro paisaje, en el que vivimos, el que recordamos y a veces soñamos... se trata de un pueblo, de una comarca, que en un momento determinado la burocracia elige para hacer un gran embalse, un 'pantano', que hará desaparecer incluso el espacio que ocupa. Mentiras, intereses, engaños, medias verdades, codicia, ignorancia, todo esto se confabula en personas que no tienen reparos en hacerse ricas a costa de lo que sea. Pero no todas las personas están dispuestas a sacrificar su mundo, su manera de vivir, y plantan cara. Contrasta el mundo de los despachos ('despachos sin alma') con sus moquetas en las calles asfaltadas de la ciudad y el mundo de las casas de piedra, donde sus chimeneas arden la madera del bosque, en calles de tierra y boñigas, en las que se anda con madreñas", expone Ramiro Pinto en el prólogo de esta novela, en la que el realismo se mezcla con el surrealismo, como asegura el prologuista, porque la novela es una historia más real que la misma realidad de lo que aconteció.

"Nuestros antepasados dejaron huellas profundas para no perdernos en el camino. Pisadas que nos han servido para mantener el equilibrio y los asideros necesarios  donde agarrarnos. Ese fue su regalo para la posteridad. El Concejo abierto como modo de entender la vida. Hemos podido convivir durante siglos en nuestros pueblos, dentro de una gobernanza participativa. Lo que se acordaba en Concejo era sagrado", escribe el periodista Javier Seisdedos a propósito de la obra de Lasai, que recuerda aquella forma de vida cotidiana, arraigada como una forma de ser y una defensa ante las grandes promesas y fuegos de artificio de la modernidad y el poder establecido.

(Puedes seguir leyendo esta fragua en este enlace de ileon.com o ileon.eldiario.es: 

https://ileon.eldiario.es/cultura/127680/alfonso-gonzalez-matorra-agustin-lasai-mi-pueblo-es-mi-principal-fuente-de-inspiracion)

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