Río Jerte |
Recuerdo que viajé por Extremadura hace más de veinte años, en diciembre de 2001 (lo he comprobado a través de fotos que hiciera). En aquella ocasión visité Cáceres, Badajoz y Mérida. Eso recuerdo.
Me fascinó el legado romano de Mérida, que es Patrimonio de la Humanidad.
Cáceres, a pesar de su monumentalidad, no me resultó cautivante. Pero esto no significa en modo alguno que la ciudad no tenga atractivo, que lo tiene. Y Badajoz me dejó como con mal sabor de boca. Noté la ciudad como abandonada. Hasta creo que llegué a pensar en quién diablos regentaba esa urbe. La alcazaba y sus aledaños me parecieron como desatendidos.
Puerta Trujillo, Plasencia |
A principios de enero de 2018, a mi regreso de Portugal desde Lisboa, fui a dar de nuevo a Badajoz, acaso en busca de alguna inspiración que no tuviera aquella primera vez, pero al final casi no paré en esta ciudad, de modo que tengo pendiente una nueva visita, porque en esta ocasión (Semana Santa) tampoco me acerqué a Badajoz.
Mi viaje comenzó, como quien dice, en la ciudad charra, en la que pasé dulces momentos en una de mis etapas universitarias (digo etapas universitarias, pues tuve también otra en Oviedo y aun una más en la ciudad francesa de Dijon).
Plaza Mayor y Ayuntamiento Plasencia |
Salamanca me enhechizó la primera vez que puse los pies en la misma en los años ochenta del pasado siglo. Y he vuelto en múltiples ocasiones, tal vez en busca de aquellos tiempos gloriosos, que ya no volverán, que ya no volverán ni siquiera como poéticas golondrinas becquerianas.
Salamanca, sea como fuere, seguirá siendo un espacio afectivo, como reflejé en mi libro Mapas afectivos, una ciudad a la que continuaré volviendo. Y desde Salamanca me fui derechito a Plasencia, donde nunca antes había puesto los pies. Y que tenía grabado su nombre como lugar al que llegaba otrora un tren: Astorga-Plasencia, que a mediados de los ochenta dejaría de existir.
Murallas de Plasencia |
Una pena que no haya una buena comunicación férrea entre la provincia de León y Extremadura, habida cuenta de que hubo una vez, como en los cuentos de hadas y princesas, una Extremadura que perteneciera al Reino de León, tanto es así que en una zona como la sierra de Gata se habla a nosa fala, que es una suerte de habla galaico-portuguesa teñida por el asturleonés, algo de lo que puedo dar fe después de mi viaje por esta tierra. Pero de momento continuaré con Plasencia.
Plasencia fluvial |
Lo que no había previsto es que la Semana Santa en Plasencia es toda una institución. Y la ciudad, de unos cuarenta mil habitantes, estaba a rebosar de turistas, con lo cual, si uno no ha hecho una reserva previa y con antelación para pernoctar, resulta cuasi imposible encontrar algo, sea caro o barato. Todo está ocupado.
El viajero o nómada, que está habituado a moverse por el ancho mundo (cada vez le cuesta más, la verdad, ¿será la edad?) acaba hallando un hospedaje gracias a la generosidad de una camarera y un camarero que trabajan al ladito del entorno catedralicio, gesto hermoso que les agradezco de corazón.
Cabe señalar que también la chica que trabaja en la Oficina de Turismo y una pareja de Valladolid -que está en ese momento preguntando por información en la misma- se muestran harto generosos con el viajero berciano. Y la pareja pucelana, Alfredo y Conchita, se ofrece gustosa para ayudarme con el alojamiento. Él trabaja en la universidad de la capital vallisoletana.
Qué maja la gente que me encuentro. Y al final el bueno de Teo, que desciende de la Maragatería, según él mismo me contara, me ofrece uno de sus apartamentos para alojarme, que se me antoja muy confortable. Un lujo, que compensa esos momentos de desasosiego ante la imposibilidad real de encontrar alojamiento.
Plaza San Nicolás, Palacio del Marquesado, Plasencia |
Una vez alojado, todo se me antoja de color rosa. Y me siento como un niño con botas nuevas dispuesto a explorar el entorno. Y es que tener un techo es algo que no valoramos lo suficiente en el primer mundo. Eso creo.
La Plasencia histórica es una ciudad amurallada, con diversas puertas de entrada, entre ellas la de Trujillo (Bien de Interés Cultural). Y la vida se concentra en la Plaza Mayor y sus aledaños más inmediatos. En la Plaza Mayor, bajo sus soportales, se hallan muchos bares y restaurantes. Y la casa tal vez más estrecha que existe en España, aunque esto podría discutirse, ya que en Valencia hay una casa también muy estrecha y aun otra en Valladolid, según me cuenta la amiga Raque.
En la misma Plaza Mayor se halla un bar muy frecuentado por la juventud, en el que se toman buenas raciones y montaditos y jarras de cerveza heladas, que sientan muy bien.
Acueducto Plasencia |
Me gustó mucho la visita de la plaza de San Nicolás, con esa terrosidad carnal y una luz especial, que alberga la iglesia románica de San Nicolás y el Palacio del Marquesado, una casa señorial del siglo XV que me hace recordar algún palacio italiano de esa época. Y en sus alrededores se hallan asimismo el Convento de Santo Domingo, donde se ubica el actual Parador, y la casa de las dos Torres o Palacio de los Monroy, aunque una de las torres desapareciera con motivo del terremoto de Lisboa ocurrido en el siglo XVIII.
Me sorprendió que existiera un acueducto.
El viaje continúa por la Sierra de Gata. En la siguiente entrada.
Viajero berciano, que bien narras tus viajes!! Es una descripción que a una se le hace como estar allí.
ResponderEliminarSi, Manuel, en un país tan nómada como ibérico, las referencias y similitudes son muchas. Gracias, por rememorar algunas. Un abrazo.
ResponderEliminarHoy me he despertado con una bonita noticia a traves de un excelente relato y descripción de un culto y entusiasta viajero. ! Mi amigo y casi paisano Manuel!. Es gratificante comprobar cómo alguien que no conocía mi ciudad ! Plasencia, embellece con sus palabras la historia de la bella y leal Ciudad de Plasencia. Gracias Manuel por tu generosidad y por tu
ResponderEliminarvisita. El relato de tu visita a Plasencia, nos honra a todos los placentinos y demuestra la magestuosisad de una Ciudad que acoge a sus visitantes y viajeros con entusiasmo y cercania como pudiste comprobar, tanto en la Oficina de Turismo de Plasencia,como en Apto Rincón del Salvador de Plasencia . Ahora desde (Mayo a Diciembre)que celebraremos! Las Edades del Hombre en Plasencia! !! 0s invitamos a disfrutar de la hospitalidad el encanto y la rica gastronomía y tapas vari adas de la bella ciudad de Plasencia!! OS ESPERAMOS!!
Espero volvamos a vernos de Nuevo Manuel, un abrazo Teo Magdaleno. Plasencia