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lunes, 6 de febrero de 2012

De repente un fuego

Palloza en el Alto de San Bartolo
De repente un fuego puede acabar con todas tus ilusiones, y aun el pan de tus hijos. De repente un fuego puede calcinarte la sonrisa, y ya, se acabó lo que se daba. Algo así debieron pensar los propietarios del Alto San Bartolo y los de Villa Femita cuando las llamas engullieron literalmente toda su hacienda. Qué putada. Vaya desgracia. Conocía, por supuesto, ambos sitios, el Alto San Bartolo en el Valle de Finolledo (qué lindo y sugerente nombre) y Villa Femita en Villafranca del Bierzo. 

Valle de Finolledo
Me gustaba ir de vez en cuando al Alto de San Bartolo, con vistas magníficas al valle de Finolledo, sobre todo cuando vivía el gran Hermógenes. Un lugar, el Alto, de singular belleza, donde se comía rico, cantidad y calidad a precios bien asequibles. 

Villa Femita
Por su parte, Villa Femita resultaba todo un icono en la villa del Burbia, con su chimenea y ese su aspecto como de otro tiempo, algo descuidado, al menos a primera vista. Siento decir esto. Pero esta es o era mi impresión al respecto. La chimenea tiene gran parecido con la de Ledo (mas conviene no confundirlas). 

El fuego, que de un modo paradójico es una suerte de vida, no perdona. Y acaba arrasando nuestros montes, nuestro hábitat natural. Como ese "fuego" letal que ahora se ha ensañado con un profe de la ULE. Un tipo joven, de 54 años, que impartía clases de Geografía en la Universidad de León. Se llamaba Antonio Maya. Y era un hombre con rostro de bondad y buenos hechos. Descanse en paz.

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