Agradezco al amigo y escritor Ruy Vega que se haya tomado la molestia de componer esta bella carta acerca de El manantial de las palabras, publicada recientemente en La Nueva Crónica. Me hace mucha ilusión. Una antología que no llegamos a presentar debido a la pandemia, en la que colaborar 45 alumnos/as de los talleres de escritura que vengo impartiendo desde hace años tanto en el campus de Ponferrada como en León, ya que se trata de cursos de extensión universitaria. En esta ocasión la patrocinan tanto la ULE como La Nueva Crónica, gracias al empeño de su director David Rubio, al que también agradezco su implicación. Y uno figura como editor y prologuista de la misma. Un gran placer.
Te reitero mi agradecimiento, Ruy. Que eres alguien con sensibilidad, empatía y generosidad. Algo de lo que queda muy poco en este mundo selvático.
¿Sabes? Creo que Cuenya deja huella. En este largo camino de la vida ha ido convirtiendo caducas hojas en blanco en inolvidables textos, y no solo su pluma vuela ya entre las nubes de lo más alto, sino que también ha logrado que mucha gente, como los autores que colaboran en este recopilatorio, marquen parte de sus vidas con el negro de las palabras que construyen relatos.
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