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viernes, 25 de octubre de 2024

Homenaje al maestro Gustavo Bueno en Oviedo

 

Pablo Huerga, a la derecha, y David Alvargonzález en el centro 















Al final, el filósofo Pablo Huerga me dijo si me apetecía intervenir en la mesa del viernes como alumno que fuera del maestro Gustavo Bueno en los años ochenta en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Oviedo. Y ahí que intervine, como otros, para hablar acerca de tres cuestiones que se plantearon sobre la figura y la obra del autor del materialismo filosófico en el campus de El Milán, en el salón de actos de la biblioteca de Humanidades.  

Como ya había escrito algo al respecto, dejo aquí algunas de las cosas que dije en mi intervención intentando responder a las preguntas planteadas.

Campus de El Milán, Oviedo

No dije exactamente todo lo que figura en este espacio, pero está reflejada la esencia de lo que pude expresar, habida cuenta de que el tiempo era breve para cada uno de los que interveníamos a las tres preguntas planteadas. Y éramos cerca de quince personas en la mesa. Este texto responde o procura responder por tanto a cada una de las tres preguntas formuladas tanto por profesor de filosofía Pablo Huerga como por la profesora, también de filosofía, Eva Álvarez Martino, que resultó ser hija del poeta Francisco (Paco) Álvarez Velasco, a quien tuve el gusto y la ocasión de entrevistar para la fragua literaria leonesa en ileon.com y también en Diario de León. https://cuenya.blogspot.com/2018/11/la-fragua-literaria-leonesa-francisco.html

https://ileon.eldiario.es/cultura/alvarez-velasco-terminada-novela-coral-llamo-ruralismo-magico_1_9463123.html

https://www.diariodeleon.es/cultura/130528/1397938/he-ayudado-unir-voces-dos-orillas-atlantico.html



El propio Pablo Huerga, tan generoso él, me presentó como un discípulo de Gustavo Bueno. Tanto como discípulo no me atrevería a decir que soy, aunque que sí un fiel seguidor suyo, cuya filosofía o sistema filosófico, el materialismo, está presente de alguna manera en lo que hago, en lo que escribo, en mi concepción del mundo. 
Pablo Huerga con estudiantes de filosofía

Me gustó compartir con los ponentes, entre ellos estudiantes muy buenos de filosofía, este homenaje al maestro Bueno, incluso el refrigerio de las dos jornadas, el jueves y viernes, en el campus de El Milán. Y escuchar a Gabriel Albiac, filósofo, escritor y Premio Nacional de Literatura en ensayo, que es además toda una figura mediática por sus colaboraciones en diversos medios de comunicación como El País, El Mundo, La Razón o ABC, entre algunos otros. También me sorprendió el filósofo Pedro Insua, aunque fuera a través de videocámara. El vigués Insua, a quien desconocía, es uno destacado discípulo de Gustavo Bueno, autor de libros como 1492: España contra sus fantasmas y El orbe a sus pies. Igualmente me sorprendieron Francisco Erice, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, y el bilbaíno Iñigo Ongay, licenciado en filosofía por la Universidad de Deusto, investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno y doctor en filosofía por la Universidad de Oviedo. 
 
Albiac y Juan Ramón Álvarez (exvicerrector de la ULE) 

También me gustó charlar y saludar al catedrático de filosofía Alberto Hidalgo, al profesor de filosofía Salvador Centeno, que es de Villademor de la Vega (León), a Silverio Sánchez Corredera, catedrático de filosofía de bachillerato y autor de la obra ensayística Jovellanos y el jovellanismo, al editor de Rema y vive, de Gijón, que acaba de editar Gustavo Bueno, 100 años, entrevistas y conferencias. Gracias por el obsequio, que leeré encantado. Y por supuesto me gustó saludar al psicólogo José Errasti, coautor de un libro que ha suscitado polémica, Nadie nace en un cuerpo equivocado, en colaboración con mi profesor de Psicoterapia Marino Pérez, y prologado por la que también fuera mi profesora en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, Amelia Valcárcel. 


El homenaje al maestro Gustavo Bueno concluyó con la actuación musical de la joven violonchelista venezolana Nina Rivas (graduada en 2023 en el Royal College of Music de Londres), que presentó el profesor David Alvargonzález. 

Curiosamente, el viernes coincidió con los premios Princesa de Asturias. Enhorabuena al gran Serrat por su premio de las Artes. 

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 Buen día. Es un placer asistir a este homenaje al maestro Bueno, don Gustavo, como le dicen algunos discípulos suyos, discípulos y especialistas en su obra, entre los que se encuentran David Alvargonzález, Manuel Fernández Lorenzo y Marino Pérez, que fueron mis profesores en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación en los años 80, del 85 al 90, además del propio Bueno, sobre el que luego hablaré como alumno de sus clases. 

Teatro Campoamor, día de los premios Princesa de Asturias

Antes, quiero felicitar a quienes han intervenido/intervienen en este homenaje y en especial a los estudiantes de filosofía que intervinieron ayer y lo hicieron de un modo brillante. Enhorabuena. Y a seguir por ese camino o caminos del amor al saber. 

Asimismo, quiero expresarte mi agradecimiento, Pablo, por haberme invitado a participar en este homenaje, que tú sí eres un buen discípulo de Bueno (ahí está tu extraordinaria obra La ventana indiscreta, una poética materialista del cine, que tuve la ocasión de reseñar, donde sostienes la tesis del cine como ciencia humana, algo que suscribo, sobre todo si hablamos del cine del director sueco Bergman, entre algunos otros https://www.lanuevacronica.com/opinion/la-ventana-indiscreta-de-pablo-huerga_16132_102.html), además de amigo y paisano de León, de Benavides de Órbigo. Pues uno también es de León, en concreto del Bierzo, y tuve el privilegio (palabra que espero recuperar al final de esta intervención) de asistir a las clases del maestro Gustavo Bueno durante los dos primeros cursos de la carrera universitaria, lo que me dejó huella reflexiva y emocional, pues lo recuerdo con cariño, porque sus clases eran pura energía, que invitaban al análisis, a la búsqueda de conocimiento, de saber (el materialismo cultural de Marvin Harris con sus Vacas, cerdos, guerras y brujas me resulta inolvidable.., o cuando el maestro nos habló un día en clase del museo antropológico de México en Chapultepec, entre otros muchos asuntos, que despertaban mi curiosidad ya entonces...), aunque en ese tiempo de los ochenta uno no se enterara de mucho, porque era un jovencito de dieciocho años. 

Lo de no enterarse de gran cosa también lo recordaba con humor ayer mismo el Rector de la Universidad de Oviedo (Ignacio Villaverde). En todo caso, sí sentía que estaba ante alguien grande, muy grande. Como era el filósofo Gustavo Bueno. 

Si me lo permiten, si me lo permitís, contaré un par de anécdotas, mejor que sean tres,  acerca del maestro. 

La primera, un día en clase nos dijo si sabíamos quién era Mariana Pineda. La verdad es que allí -estábamos más de cien alumnos, seguro- nadie sabía nada. O nadie se atrevió a responder. Eso me hizo ponerme las pilas e investigar quién era la tal Mariana Pineda, además de comenzar a leer la obra teatral de Lorca, que lleva el nombre de esta heroína de Granada, la cual luchó por la libertad en el siglo XIX. Dicho sea de paso, la obra de Lorca, tanto la teatral como la poética, también ha influido en mi persona,  entusiasta que soy del teatro. Incluso he llegado a escribir y poner en escena algunas obritas. En plan, como dicen ahora las nuevas generaciones, amateur. 

La segunda, esta es ilustrativa de la ironía socrática del maestro, fue en el Paraninfo de la antigua facultad de Derecho, donde Bueno daba,  en mi etapa como estudiante universitario, una conferencia a la flor y nata de la intelectualidad ovetense, astur, y literalmente, después de una media hora de charla, dijo que no tuviéramos en cuenta nada de lo que había dicho. Y ahora comenzamos... 


La tercera fue, ya en los años dos mil, en su fundación, adonde fui a saludarlo después de transcurrido un tiempo y haber recorrido algunos países y lugares en el mundo y haber vivido en países como Francia o México. 

Él, con su verbo fluido y lúcido, dijo: entonces usted ha salido de la caverna y ha regresado a la misma. Pues sí, querido maestro -debí decirle, quizá lo pensé solamente-, he regresado como don Quijote después de trotar por el mundo adelante para dar cuenta de las sombras y los mitos oscurantistas, que son muchos, acaso también para dar fe de algunas luces que en el mundo se encienden, sobre  todo en las grandes ciudades -también ciudades grandes-, como Londres, París, Nueva York o la propia Ciudad de México. 

A propósito de México (país a toda madre, como diría algún oriundo), me gustó ver ayer el documental del reconocido cineasta López-Linares titulado Hispanoamérica, Canto de vida y esperanza, en el que se habla, entre otras cuestiones, de Ciudad de México como la capital de España. No es de extrañar porque ya en esa época (hablo del siglo XVI) la ciudad de México contaba con una población muy superior a la que habitaba en Madrid. 

Bernal Díaz del Castillo, en su libro Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, cuenta que, cuando los españoles llegaron a la Ciudad de México -el ombligo de la luna, según los aztecas-, se quedaron fascinados con esta impresionante ciudad, la cual estaba asentada, si tal puede decirse, en zona lacustre, en el lago de Texcoco, del que en la actualidad se conserva el colorido y turístico lago de Xochimilco. 
La verdad es que de alguna forma la figura y obra de Bueno (El mito de la cultura, El animal divino, El sentido de la vida, entre otros libros suyos) está presente en lo que hago, en la escritura, ya sea periodística y/o literaria: (libros como Desde las entrañas sobre la pandemia o bien El verde aroma del Noroeste), en las clases de escritura que imparto como cursos de extensión universitaria, o en la literatura, el teatro y el cine que doy en el programa interuniversitario de la Experiencia en el campus de Ponferrada de la Universidad de León. Programa que además coordino. 

Alberto Hidalgo, Marino Pérez y Manuel Fernández Lorenzo

En cuanto al cine, he de decir que, durante unos años, trabajé en la escuela de cine de Ponferrada, que ya no existe, de la cual fue director honorífico el cineasta Gonzalo Suárez, originario de Oviedo, época en la que el profesor Juan Ramón Álvarez, que intervino ayer, era Vicerrector de la Universidad de León (Una alegría saludarte y charlar contigo, estimado Juan Ramón). 
Creo que la última vez que vi al maestro Bueno fue en Ponferrada, en la UNED, donde impartió una conferencia magistral. Incluso llegó a hablar de que alguno de sus ancestros era del Bierzo. Sorprendente. Aquel día también había una representación de una obra de Lorca, quizá La casa de Bernarda Alba, en el teatro Bergidum. Y no quise perderme ni una ni otra actividad. Incluso escribí algo que titulaba Entre Lorca y Gustavo Bueno. Al final, Lorca y Bueno están emparentados, visto lo visto.

Recientemente estuve en la costa del oriente astur y visité Niembro (espacio de gran belleza, también cinematográfica). Una experiencia poética, casi mística, emocionante, porque Bueno falleció en Niembro, fallecimiento del que me enteré a través de Pablo Huerga, al que felicito por este homenaje al maestro. 

https://cuenya.blogspot.com/2024/10/el-paraiso-en-la-costa-de-llanes.html

Un placer, como dije al inicio, estar aquí para recordar a don Gustavo. Y poder saludar a mis profesores David Alvargonzález, Manuel Fernández Lorenzo y Marino Pérez Álvarez, que, como profesor de Psicoterapia, me resultó muy interesante. Y además Marino aplica el materialismo gnoseológico de Bueno a la psicología. A ver si me pongo con la lectura de El individuo flotante, entre otros. 

También me ha gustado conocer a la profesora de filosofía Eva Álvarez Martino (como ya había adelantado), que es hija del poeta Paco Álvarez Velasco, a quien pude entrevistar hace un tiempo en dos periódicos de León. 

Si es que el mundo es un pañuelo. O por recordar el final de Luces de bohemia, de Valle Inclán (obra de recomendable lectura porque lo que escribió Valle hace un siglo sobre España sigue vigente): 

¡El mundo es una controversia!

¡Un esperpento!

¡Cráneo previlegiado!, así se despacha el personaje del borracho. 

Cráneo privilegiado el del maestro Gustavo Bueno. Recupero esta palabra, privilegiado, como ya había dicho. Siempre en nuestro corazón, siempre en nuestro pensamiento. 

Hasta la próxima. Gracias. 

*Lástima que las fotos hechas con el móvil no tengan calidad y que grabara algunos vídeos que no me deja subir aquí porque pesan más de lo que me permite este espacio. Y que tampoco tenga foto de mi intervención, junto a otros compañeros/as (lo digo por tener recuerdo, nomás).

Me hizo ilusión, la verdad, volver a ver al amigo Pablo Huerga, saludar a mis profesores de carrera, que el profesor de Filosofía contemporánea Manuel Fernández Lorenzo me dijera que conocía el Bierzo y tenía un amigo de Cacabelos, aparte de presentarme al poeta asturiano Manuel Asur (cuya poesía le gusta el cantautor astur Víctor Manuel, tendré que leerlo), que el profesor de Psicoterapia Marino Pérez me dijera que le había gustado mi intervención. Eso me colma de felicidad, sobre todo viniendo de él, que es alguien, en mi opinión, magnífico, además de sentir la amabilidad de mi otro profesor de filosofía David Alvargonzález.  

Y descubrir ahora que en el periódico La Nueva España aparezca citado por la periodista Elena Peláez. 

 

"Deslumbrados". Así confesaron sentirse varios de los alumnos que pasaron por las clases impartidas por el filósofo Gustavo Bueno (1924-2016) en la segunda y última de las jornadas de homenaje organizadas por la Universidad de Oviedo en el centenario de su nacimiento. Manuel Cuenya fue uno de los discípulos del pensador de origen riojano asentado en Oviedo desde 1960 hasta su fallecimiento que experimentó esa sensación: "Cuando apareció Gustavo Bueno, con su puesta en escena, uno queda deslumbrado, aunque no entienda nada". "Abría vías de conocimiento", añadió.
José Ignacio Fernández del Castro, que ejerció como profesor de Filosofía en varios institutos, también aludió a ese "deslumbramiento". Había abandonado Económicas en el tercer curso y se matriculó en Psicología: "Entonces descubrí a Gustavo Bueno y empecé Filosofía". Cerca de una veintena de antiguos alumnos recordaron al profesor en el salón de actos de la biblioteca de Humanidades, en el campus del Milán, tras las conferencias impartidas por Francisco Erice, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo; David Alvargonzález, profesor de filosofía en la misma institución académica y docente tutor del centro asociado de Asturias de la UNED, e Íñigo Ongay de Felipe, doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo. Las jornadas de homenaje, organizado por el departamento de Filosofía, concluyeron con la actuación musical de la joven violonchelista Nina Rivas.




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