El martes 4 de diciembre proyectaremos esta peli, At the circus, en la casa de las culturas de Bembibre. Os esperamos. No os perdáis la cita con los Marx.
Una tarde en el
circo (At the circus) es una peli de 1939
dirigida por Edward Buzzell, quien también realizaría su siguiente
obra, Los Hermanos Marx en el Oeste, en 1940.
Buzzell fue, además, un
actor de vodevil, intérprete de algunas comedias de Brodaway y varias pelis
de finales de los años 20. Incluso llegó a compartir cartel con los Marx en
sus actuaciones teatrales.
El guión, en esta
ocasión, es de Irving Brecher, cuya estructura recuerda a otras películas de
los Marx, en especial en lo referente a los personajes
interpretados.
Una vez más, los Hermanos Marx, además de la actriz Dumont, interpretan sus ya clásicos y arquetípicos papeles, similares a los de sus anteriores obras: Groucho haciéndose pasar por empresario de espectáculos y cantando con donaire y osadía el tema Lydia The Tattooed Lady (Lydia, la dama tatuada), a la vez que va enumerando los tatuajes que adornan el cuerpo de esta mujer, desde la Cataratas del Níagara y la cárcel de Alcatraz hasta Búfalo Bill; Chico como inmigrante italiano virtuoso del piano, y Harpo tocando el arpa, ayudando a un forzudo (Goliath) y haciendo el "mono" con varios animales, entre ellos un avestruz, a la que acaba jineteando.
Por cierto, la desternillante
melodía, cantada por Groucho en el restaurante del tren, es quizá el tema por
excelencia de la Banda sonora, pues tal fue su éxito, que se hicieron
diversas versiones de la misma en pelis como Historias de Filadelfia (1940), El rey pescador (1991) y aun en episodios de Walt Disney.
La hermosa música,
dirigida por el gran Franz Waxman, incluye, entre otras, la ya mencionada Lydia, la dama tatuada, o Blue Moon, interpretada por Harpo,
aparte del virtuosismo interpretativo que nos muestra Chico al piano. En
cuanto a la música de acompañamiento cumple una función ambiental, pues está
tomada de las clásicas melodías circenses.
Conviene recordar que
Waxman es célebre por las bandas sonoras de El Crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard), de Wilder, y La ventana indiscreta, de Hitchcock.
La Banda Sonora cuenta
con cuatro canciones principales, debidas a dos magníficos compositores,
Arlen y Harburg, quienes lograron un Óscar por su canción original, Over the rainbow, incluida en la Banda
sonora de El mago de Oz (también de
1939).
Aparte de los enredos,
propios de las cintas de los Marx, también en ésta, como en Una noche
en la ópera, hay una trama amorosa, entre el gerente del circo y Julie
Randall, la domadora de caballos. Y a su vez vemos a una pareja de
estafadores, Carter y su novia-araña.
Si bien Una
tarde en el circo está considerada como una película menor dentro de
la filmografía de los Hermanos Marx, se trata de una obra interesante y
divertida, que sigue enganchando por sus buenas dosis de humor surrealista y
caótico, tan propio de estos universales cómicos, cuyo talento reside en sus
geniales interpretaciones, con un dominio absoluto tanto del lenguaje mímico,
gestual (véase al gran Harpo) como por sus gags verbales, chispeantes e
ingeniosos (véanse las intervenciones de Chico y sobre todo del incombustible
Groucho).
En esta peli, el escenario
del circo, como ya ocurriera con El
circo, de Chaplin, es un lugar adecuado para que los Marx se luzcan con
sus gags absurdos y surrealistas, puesto que el circo nos
devuelve a nuestros sueños infantiles y nos sumerge en la magia y las risas
que nos procuran las acrobacias, los números musicales, los animales, etc.,
que la cámara registra con buen tino.
Escenas
memorables (con diálogos absurdos y geniales) son sin duda cuando Chico le
pide el billete a Groucho para subirse al tren, bajo la lluvia, en el andén o
los trucos que se ingenia Groucho para alargar la cena que la señora
Dukesbery (Margaret Dumont) ofrece a sus invitados, la cual repite en su papel
de mujer rica, en este caso como la tía viuda del joven gerente del circo,
Jeff Wilson, quien, con el fin de casarse con su amada y bella domadora de
caballos, decide invertir su dinero e hipotecarse para comprarle el circo a
su antiguo dueño, que, despechado, opta por robárselo con la ayuda de un
forzudo y un enano.
Y
aquí entran en juego la Dumont y por supuesto los Marx: Chico (como
responsable de la seguridad del circo), Groucho como abogado, Harpo, como
ayudante, y aun un gorila enfurecido, para intentar recuperar el dinero.
Otros momentos o secuencias inolvidables, aparte de las ya mencionadas,
están: las gamberradas que Chico y Harpo le hacen a Goliath mientras éste
duerme tranquilo, con la ayuda, naturalmente, de la nana que le canta Chico,
o cuando éstos mismos (los Marx) interrogan al enano, o cuando Groucho
intenta conseguir, trepado al techo, el dinero que esconde en su escote la
mujer-araña.
Como anécdota -en
realidad relevante-, cabe mencionar que, una vez más, el cómico del cine mudo
Buster Keaton, impuesto por el productor de la Metro (aunque no figure en los
títulos de crédito de la peli) crea algunos gags que, sin embargo, no
llegaron a convencer a los Marx, lo que provocó cierto malestar. Y eso, por
lo general, se acaba reflejando en la pantalla.
No obstante, esta peli merece la pena ser visionada. |
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