miércoles, 30 de agosto de 2023

Viajes y literatura en la Fundación Merayo

*Lamento que esta entrada, correspondiente al pasado año 2022, se quedara en el tintero del blog, si tal puede decirse, y uno que pensaba que la había publicado. Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. 

 Recientemente estuve en la Fundación Merayo, de la mano de su creadora, Ángela, con la colaboración de su compañero Jesús, que son magníficos anfitriones, para hablar de viajes y literatura. 

En la localidad leonesa de Santibáñez de Porma, a orillas precisamente del río Porma, en concreto en la calle del Molino, tiene su sede la Fundación Merayo, que he podido visitar en más de una ocasión con motivo de la presentación de algunos libros, lo que me resulta magnífico. Se me antoja estupendo que  exista un sitio así dedicado con entrega y buen hacer por parte de sus responsables al mundo del arte, de la cultura, porque en esta fundación no sólo se hacen presentaciones de libros sino exposiciones de obras artísticas, entre algunos otros eventos. Se trata, por tanto, de un centro de gran interés en el ámbito cultural en la provincia de León, situado a unos pocos kilómetros de la capital provincial. https://cuenya.blogspot.com/2020/09/en-la-fundacion-merayo.html

La primera vez, que visité la sede de esta Fundación, tuve la grata impresión de haber llegado a algún lugar exótico, como de otro tiempo, pues me hizo recordar, con su flamante patio y su emparrado, a una hacienda mexicana o una estancia argentina. Y eso me invitó a volar. A soñar. Siempre tras los sueños. Y tras los vuelos. Los vuelos, ay, como esas cigüeñas que asoman sus picos en los nidos colgados de los campanarios de las ermitas. 

https://cuenya.blogspot.com/2021/06/desde-las-entranas-en-la-fundacion.html

En realidad, esta casa señorial, solariega, perteneciente a la familia Arriola, llegó a ser un seminario. En la parte superior de la entrada principal se halla el escudo nobiliario de esta acaudalada familia, que sufrió los sinsabores del secuestro y asesinato de uno de sus miembros, hecho que incorpora el gran escritor leonés Julio Llamazares en su novela Luna de lobos, que luego adaptaría al cine el también leonés Julio Sánchez Valdés.

https://www.diariodeleon.es/articulo/cultura/literatura-viajes-da-cita-fundacion-merayo/202209160333492258078.html

Con Rosa Olmos

Ubicada en plena naturaleza, en un entorno de gran belleza, tanto los exteriores, incluido su molino, como sus interiores, podrían servir como escenarios cinematográficos. 

Un espacio ciertamente inspirador, que cautiva e invita a sus visitantes a disfrutarlo.

*Con mi agradecimiento a los anfitriones Ángela y Jesús y por supuesto a Rosa Olmos por acompañarme en la mesa. 

sábado, 26 de agosto de 2023

El lejano Oeste astur

 Cuando pienso en el Oeste, como mucha otra gente, supongo, me llegan imágenes de las películas del Oeste americano. El Oeste es lo mejor, the west is the best, canta el gurú Jim Morrison, el líder de la banda The Doors, que siempre he escuchado encantado. 

Cuando pienso en el Oeste, también estoy adentrándome en el Noroeste español, en el verde aroma del Noroeste, como quise titular el reciente libro que se ha editado a través del periódico La Nueva Crónica por este bello territorio que conforman Galicia, Asturias, León y Cantabria. 

Pensar en el Oeste se me antoja fascinante, me invita a fantasear. Y recorrerlo me colma de placer. 

Recientemente, de la mano de la amiga Raquel, Raque, pude visitar el Lejano Oeste astur, la tierra de sus ancestros, donde naciera su padre José Ramón López-Gavela y sus tíos, que tanto han significado y aún significan en la ciudad de Ponferrada. 

José Ramón, al que en San Antolín de Ibias llaman Pepe, era hermano del ex alcalde de Ponferrada Celso https://www.diariodeleon.es/articulo/tribunas/tio-celso/200903290533001022406.html y tío carnal del escritor César Gavela, al que recuerdo con afecto (incluso llegó a dedicarme un artículo entrañable en Diario de León: https://cuenya.blogspot.com/2012/09/gracias-gavela.html

Manuel Cuenya (diariodeleon.es), además de buen amigo del ilustre paisano Pepe Álvarez de Paz, ambos abogados de prestigio. 

https://www.diariodeleon.es/articulo/tribunas/tio-pepe/201610300500011636106.html

https://www.diariodeleon.es/articulo/tribunas/puente-lopez-gavela/201411230505011476472.html

No era la primera vez que me allegaba a Ibias, y espero que no se la última, un espacio remoto, donde las montañas te acarician y el agua de sus ríos, como el Navia y el Ibias, te susurra historias apasionantes. Con el espectacular embalse de Grandas de Salime surcando el concejo de Ibias. No me extraña que Raque se sienta emocionada con esta y en esta tierra, donde pasó algún tiempo de su infancia y adolescencia con sus padres, con sus familiares. Verla a ella feliz me procura felicidad, o algo tal que así, y me hace sentir este lejano Oeste astur como propio. 

Aldea de Uría

En realidad, uno, además de berciano-leonés, se siente astur. No en vano, Cuenya es un apellido que podría tener su origen, casi seguro, en Asturias, pues existe una aldea en el concejo de Nava, en el Oriente, que se llama Cuenya, de lo ya he hablado alguna vez. Y por supuesto estuve allí en una ocasión. En Asturias pasé además algunos de mis años de juventud en la Universidad de Oviedo, con lo cual eso, se quiera o no, marca. Y el sentir, el hablar de Asturias me traslada de un modo inmediato a mi útero de Gistredo, donde las montañas te acarician y el agua de sus ríos, como el Boeza y el Noceda, te susurra historias apasionantes. 

Después de la visita a San Antolín de Ibias, por aquellos espacios que tanto le dicen a Raque, nos encaminamos a la aldea de Uría, pues su prima Charo nos ha invitado. Allí nos reciben la propia Charo, su marido Manolo, y su padre casi centenario también llamado Manolo, que está hecho un mozo con noventa y ocho años, que se dice pronto. Tengo la impresión, una vez más, de estar entre los míos, también con el tocayo Manolo, el compañero de Charo, que es originario de Granada (norte y sur de España, como he señalado en alguna ocasión, algo que también le digo), el cual vive habitualmente en Elche con Charo y el padre de Charo, después de haber vivido en Torrellano, lo que da mucho juego a la charla porque en Alicante viven mis sobrinos María José y Andrés (Andy) y también Juanjo Rocamora (flamante ganador del reality show Gran Hermano de hace años), que es casi casi un nocedense de adopción.   

San Antolín de Ibias

Conversamos sobre Alicante, el Bierzo, Asturias, Andalucía... en un entorno de una belleza prístina, con viñedos, hórreos y paneras. 

Y, antes de regresar de nuevo a San Antolín de Ibias, saludamos a sus otros primos, Bárbara y Luis, que Raque hace un montón de años que no veía. Los reencuentros, después de tantos años, si realmente ha habido cariño, resultan emocionantes. 

El clima se torna otoñal, aunque la temperatura es relativamente buena, con un exceso de humedad. Eso noto. A Raque le apetece contemplar el fluir del río Ibias, el río de su infancia, el río de su memoria. Y a mí, que me entusiasman los ríos, en verdad todo aquello que fluye, me parece una idea estupenda. El río del tiempo. La nostalgia de aquello que fue y se fue. La nostalgia de reencontrarse con los ancestros y algunos vecinos o vecinas como Patro, que ya anda por los noventa años, o con un hombre que intervino como bombero, creo recordar, en el accidente mortal que tuvo lugar en el puerto del Connio de la madre del escritor César Gavela, que era tía carnal de Raque. Un recuerdo  estremecedor. 

Raque me muestra la casa donde naciera su padre y sus tíos, entre otros sitios, como la iglesia, el torreón del ayuntamiento, que recordaba de un viaje anterior, casa Félix, donde tomamos algo, el establecimiento Eiroa, el bar restaurante Leiguarda, que está enfrente de la iglesia, en el que nos atiende una chica amable que al parecer vive en Oviedo. Curiosamente la capital de Asturias queda aproximadamente a la misma distancia, incluso más, que Ponferrada de San Antolín de Ibias.  

Quienes deseen viajar desde el Bierzo a San Antolín de Ibias, una posible ruta es yendo hasta Páramo del Sil y, desde ahí, por una pista minera, hasta Cerredo, ya en Asturias. 

Páramo del Sil es, como recordaba en una reciente entrada de este blog: De Primout a Arabia Saudí, el pueblo donde el poeta Ángel González estuviera a finales de los años cuarenta para curarse de tuberculosis.

Y otra posible carretera, en este caso de regreso al Bierzo, es saliendo por la aldea de Marentes (creo recordar que la última de Asturias por esta zona) y cruzando A Fonsagrada, que queda a treinta y seis kilómetros de San Antolín de Ibias. Toda una aventura. 

Bárbara, Raque y Luis en Ibias

En Fonsagrada están los buenos de Adrián y su padre Bolaño, que regentan el restaurante Cantábrico, un templo de la gastronomía gallega, absolutamente recomendable para comer o tomar unos pinchos, los cuales también aparecen en El verde aroma del Noroeste. Así que, aunque sólo sea para saludarlos y tomar algo, hacemos una paradiña. 

Bolaño sigue conservando esa retranca galaica que tanto se agradece. Y Adrián, afectuoso, parece harto atareado con la gestión del restaurante, que, por cierto, está a tope. Como no podía ser de otra manera.

En restaurante Cantábrico de Bolaño y Adrián-Fonsagrada

Me hace ilusión volver a verlos, aunque creo que la próxima visita será con más tiempo, para poder disfrutar de su compañía y de sus viandas.  

Pues eso, hasta la próxima... visita. 

El viaje al Lejano Oeste ha sido una experiencia inolvidable. 

jueves, 24 de agosto de 2023

De Primout a Arabia Saudita

 A Primout uno siempre vuelve porque hay que volver, como las golondrinas de Bécquer, a aquellos sitios donde hemos sentido serenidad, paz. Y la paz es algo impagable aunque en esta era de estrés galopante y consumismo al por mayor no sea tenida en cuenta. Sentir paz, estar en paz, alcanzar la ataraxia es algo extraordinario, que ya reivindicaran los filósofos estoicos y también los epicúreos. Y que uno reivindica por supuesto. 

Uno siempre vuelve a Primout, en el Bierzo Alto, aunque sea después de algunos años, porque es mapa de los afectos, espacio que se ha quedado grabado a fuego (a fuego sobra, lo siento, sobre todo en esta época en que se está carbonizando el Planeta) en la memoria emocional, esa que nos convierte en seres humanos y no en simples máquinas, como pretende la llamada inteligencia artificial. Y es que Primout se le aparece al visitante en forma de naturaleza en estado puro -¿quién lo diría en estos tiempos postizos, artificiales?-, un lugar pleno de belleza, cual si se tratara de un Belén real, no como esos de cartón piedra que vemos en Navidad, que tampoco es que estén mal, véase por ejemplo el Belén-Nacimiento de Folgoso de la Ribera, que da la impresión de que fuera un Belén viviente. O bien el de Cabañas Raras, de cuya existencia acabo de enterarme a través de un programa de Televisión llamado Rutas Bizarras por el Bierzo, de la mano de la actriz Marta Hazas y del actor Javier Veiga. Interesante. 

Pues sí, he vuelto a Primout recientemente y he recordado al poeta astur Ángel González, que estuvo allí durante un tiempecito breve impartiendo docencia, y al amigo escritor  Julio Llamazares, que escribió un relato dedicado a esta aldea y al propio poeta Ángel González. Y también me vinieron a la mente muchos otros recuerdos de mis excursiones a este sitio remoto enclavado en el sierra de Gistredo que en verano revive con la llegada de algunos vecinos, incluso con algunas personas foráneas que han decidido arreglar alguna casa, como es el caso de un hombre de Valladolid, que está fascinado con el pueblo y su entorno. O bien con Antonio, que tiene el bar casa Dulzura, donde sirve buenas tapas de embutido. 

https://cuenya.blogspot.com/2012/08/a-primout-he-vuelto-en-tres-ocasiones.html
Antonio es por lo demás hermano de Sebas, el cual está casado con Mari, de Noceda del Bierzo, responsable, junto con su hermano Carlos, del restaurante El Verdenal.   

Antonio y su mujer (no recuerdo ahora su nombre) llevan el bar de Primout, aunque Antonio ha estado trabajando en Arabia Saudí o Saudita. Qué curioso y sorprendente. Llegar a Primout y encontrarse con una persona que conoce este país árabe, en el Oriente Próximo, que nada en petróleo y nos resuena en adhan o llamada a la oración por La Meca, la ciudad natal de Mahoma/Mohammed, la ciudad más importante para el Islán, adonde van a parar millones de peregrinos cada año.  Ya había adelantado que Primout tenía algo de Belén viviente. Y los belenes son cosa de estas tierras del Oriente Próximo, pues cristianos, musulmanes y judíos son todos unos, abrahámicos y monoteístas, una tomadura de pelo, o sea, fundamentalmente para quienes sentimos la llamada de la razón, de la filosofía, del logos frente a la llamada de la fe, de las creencias.

Al final va a resultar que Primout, al igual que La Meca, es un lugar sagrado, al que también peregrinamos quienes buscamos a Dios en la Madre Naturaleza, como hiciera Spinoza -el filósofo racionalista neerlandés de origen sefardí hispano-portugués-, que es la que nos procura vida para seguir en esta senda. Esa senda a orillas del río Primout que alguna vez nos llevó, me llevó, desde la aldea de Pardamaza hasta esta otra aldea donde viviera hasta hace poco el Lebrijas, quien fuera el alcalde pedáneo y único habitante durante todo el año del pueblo, lo que me hace recordar a Andrés, el personaje protagonista de La lluvia amarilla.  

En esta ocasión el viaje, en compañía del amigo Benjamín, lo hacemos en coche hasta Páramo del Sil, donde el poeta Ángel González fuera a curarse a finales de los años cuarenta del pasado siglo de una tuberculosis, y desde ahí, por un camino carretil, de terracería, sin asfalto, también en coche hasta Primout, que se muestra resplandeciente, bajo un sol poderoso, entre una abundante vegetación.  

https://cuenya.blogspot.com/2013/05/recuerdos-de-un-angel-en-paramo-del-sil.html

Me entusiasma volver a Primout. 

Dejarte fluir a través del tiempo en una aldea remota para reencontrarte contigo mismo, para saborear la templanza y la belleza que procura la Naturaleza. 

martes, 1 de agosto de 2023

Confieso que he vivido

     Acabo de leer Confieso que he vivido, del escritor chileno Pablo Neruda, un libro de memorias o recuerdos que son, en su opinión, "intermitentes y a ratos olvidadizos porque así precisamente es  la vida... Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta". 

    Me suelen gustar los libros de memorias. Y este me ha gustado, por supuesto, sobre todo me han fascinado aquellos pasajes en los que hace referencia a sus poetas amigos como Lorca -al que conoció en Buenos Aires, pues el duende andaluz estrenaba allí Bodas de sangre-; Alberti, Miguel Hernández... León Felipe, "el poeta nietzscheano", Pedro Garfias, poeta salmantino exiliado en un inicio en Inglaterra y luego en México, que compuso el estremecedor poema Asturias, al que puso música el cantautor astur Víctor Manuel; el poeta peruano César Vallejo, su amigo entrañable, al que Neruda le dedico al menos un par de poemas... los surrealistas franceses Louis Aragon y Paul Éluard, "con esa lucidez apasionada"... Y también los capítulos dedicados a México, o las referencias a Fidel Castro y el Che, aunque también despiertan interés los que abordan su infancia y sus años en la universidad de Santiago de Chile, su querencia por la Isla Negra, "un lugar desconocido para todo el mundo" y Valparaíso, que "abre sus puertas al infinito mar", sus primeros libros como Crepusculario, confesando que tuvo dificultades para pagar su impresión, o Veinte poemas de amor y una canción desesperada, que es "un libro doloroso y pastoril que contiene mis más atormentadas pasiones adolescentes... son el romance de Santiago con las calles estudiantiles, la universidad y el olor a madreselva del amor compartido", aclara él mismo. 

     "...Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!/ Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos./ Hojas secas de otoño giraban en tu alma" (Versos del poema 6 de Veinte poemas de amor)

    Respecto a su relación con Lorca, cuenta que dieron en Buenos Aires un discurso a alimón sobre el poeta Rubén Darío, "un gran elefante sonoro que rompió todos los cristales de una época del idioma español", que fue un referente poético para ambos. 

    En cuanto a Alberti, dice que lo conoció en las calles de Madrid, "con camisa azul y corbata colorada... militante del pueblo cuando no había muchos poetas que ejercieran ese difícil destino... Rafael Alberti significa el esplendor de la poesía en la lengua española. No sólo es un poeta innato, sino un sabio de la forma. Su  poesía tiene, como una rosa roja milagrosamente florecida en invierno, un copo de la nieve de Góngora,  una raíz de Jorge Manrique, un pétalo de Garcilaso, un aroma enlutado de Gustavo Adolfo Bécquer", detalla Neruda. 

    Uno de los amigos de Lorca y Alberti, al que se refiere Neruda, era el joven poeta Miguel Hernández. "Yo lo conocí cuando  llegaba de alpargatas y pantalón campesino de pana desde sus tierras de Orihuela, en donde había sido pastor de cabras. Yo publiqué sus versos en mi revista Caballo Verde y me entusiasmaba el destello y el  brío de su abundante poesía. Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de  papa que se saca de entre las raíces y que conserva frescura subterránea... Su rostro era el rostro de España. Cortado por la luz, arrugado como una sementera, con algo  rotundo de pan y de tierra. Sus ojos quemantes, ardiendo dentro de esa superficie quemada y endurecida al  viento, eran dos rayos de fuerza y de ternura.", apunta Neruda, al que acabarían concediendo el Premio Nobel, según relata él mismo en Confieso que he vivido: 

"Finalmente... me dieron el Premio Nobel. Estaba yo en París, en 1971, recién llegado a cumplir mis tareas de embajador de Chile". 

    Otros escritores a los que conoció Neruda fueron Valle-Inclán, Gómez de la Serna, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.

    "Vi a Valle-Inclán una sola vez. Muy delgado, con su interminable barba blanca, me pareció que salía  de entre las hojas de sus propios libros... A Ramón Gómez de la Sema lo conocí en su cripta de Pombo, y luego lo vi en su casa. Nunca puedo  olvidar la voz estentórea de Ramón, dirigiendo, desde su sitio en el café, la conversación y la risa, los  pensamientos y el humo. Ramón Gómez de la Sema es para mí uno de los más grandes escritores de  nuestra lengua, y su genio tiene de la abigarrada grandeza de Quevedo y Picasso. Cualquier página de  Ramón Gómez de la Sema escudriña como un hurón en lo físico y en lo metafísico, en la verdad y en el  espectro, y lo que sabe y ha escrito sobre España no lo ha dicho nadie sino él... Ha cambiado la sintaxis del idioma con sus propias manos, dejándolo impregnado con sus  huellas digitales que nadie puede borrar. A don Antonio Machado lo vi varias veces sentado en su café con su traje negro de notario, muy  callado y discreto, dulce y severo como árbol viejo de España. Por cierto que el maldiciente Juan Ramón  Jiménez, viejo niño diabólico de la poesía, decía de él, de don Antonio, que éste iba siempre lleno de  cenizas y que en los bolsillos sólo guardaba colillas.  Juan Ramón Jiménez, poeta de gran esplendor, fue el encargado de hacerme conocer la legendaria  envidia española. Este poeta... vivía como un falso ermitaño, zahiriendo desde su escondite a  cuanto creía que le daba sombra. Los jóvenes García Lorca, Alberti, así como Jorge Guillén y Pedro Salinas eran perseguidos  tenazmente por Juan Ramón", escribe Neruda en sus memorias.

Neruda era un tipo singular, controvertido, tímido, según el mismo nos cuenta, del que se dice que fue envenenado en el hospital donde estaba ingresado unos días después de que se produjera el golpe militar de Pinochet, ya que el escritor chileno era amigo de Salvador Allende. También Allende fue asesinado "por haber nacionalizado la otra riqueza del subsuelo chileno, el cobre", escribe  en sus memorias el autor de Cien sonetos de amor. 

El creador de Canto general y España en el corazón toma el seudónimo del poeta checo Jan Neruda, como él mismo escribe en sus memorias: "...Para encubrir la publicación de mis primeros versos me busqué un apellido  que lo despistara totalmente (se refiere a su padre). Encontré en una revista ese nombre checo, sin saber siquiera que se trataba  de un gran escritor, venerado por todo un pueblo, autor de muy hermosas baladas y romances y con  monumento erigido en el barrio Mala Strana de Praga". 

    Aparte de miembro del partido comunista, defensor de la República española y diplomático en diversos lugares del mundo como Ceilán (Sri Lanka), "la más bella isla grande del mundo", Singapur, Buenos Aires, París, Barcelona o Madrid, donde asegura que conoció a todos los amigos de Lorca y Alberti, fue un poeta enorme, "el más grande del siglo XIX", según el Nobel García Márquez. 

    Me entusiasma, como ya había adelantado, el capítulo dedicado a México florido y espinudo: "...México, con su nopal y su serpiente; México florido y espinudo, seco y huracanado, violento de dibujo  y de color, violento de erupción y creación, me cubrió con su sortilegio y su luz sorpresiva.  Lo recorrí por años enteros de mercado a mercado. Porque México está en los mercados. No está en  las guturales canciones de las películas, ni en la falsa charrería de bigote y pistola. México es una tierra de  pañolones color carmín y turquesa fosforescente. México es una tierra de vasijas y cántaros y de frutas  partidas bajo un enjambre de insectos. México es un campo infinito de magüeyes de tinte azul acero y  corona de espinas amarillas...".   

    México y sus cenotes sagrados, "no es el mar, ni es el arroyo, ni el río, ni nada de las  aguas conocidas".

    México y sus grandes pintores, a saber, Diego Rivera, "gran maestro de la pintura y de la fabulación"; Rufino Tamayo, Siqueiros. Sorprende que no mencione a Orozco. O se me pasó por alto, no creo.

Una vida, la suya, hecha de todas las vidas de diplomático, viajero a lo largo y ancho de muchos países, entre ellos Cuba, donde estableció contacto con el Che Guevara y con Fidel Castro.

"Me halagó lo que me dijo (se refiere al Che) de mi libro Canto general. Acostumbraba a leerlo por la noche a sus guerrilleros en Sierra Maestra. Ahora, ya pasados los años, me estremezco al pensar que mis versos también le acompañaron en su muerte".

Un placer leer las memorias de este colosal poeta, que quizá no vivió en sí mismo, como él señala; "tal vez viví la vida de los otros".

Gracias, amiga Raquel, por tu recomendación y tu préstamo.