miércoles, 5 de julio de 2023

Santa Clara, la ciudad del Che

Situada en las inmediaciones del centro geográfico del archipiélago cubano, Santa Clara es la capital de la provincia Villa Clara.

Conocida como la ciudad del Che y también como ciudad Liberal, Santa Clara se erige como un espacio con un importante pasado revolucionario. También con interés monumental.

El niño de la bota y la filántropa Marta Abreu en el céntrico parque Leoncio Vidal, y el Che como símbolos venerados en esta ciudad.
(Texto tomado de mi muro de Facebook).

Hacia Santa Clara nos vamos. Una vez más tras el espíritu del Che Guevara, tan controvertido. Si no te hace gracia su figura quizá lo mejor es no viajar a esta ciudad porque todo está impregnado por él. Pues aquí se libró en 1958 la batalla que supuso el triunfo definitivo de la Revolución Cubana, la cual no hubiera podido darse sin este histórico guerrillero y su pequeña tropa. Es evidente que en Santa Clara se le considera un héroe. Y le han dedicado el monumento al tren blindado, con vagones originales, para recordar que el Che y los suyos lograron descarrilar, empleando una enorme excavadora, un tren blindado con soldados al servicio de Batista, el presidente dictador en ese tiempo, con el objetivo de frenar a los revolucionarios.


La reflexión, así lo confirma la historia universal de la infamia, es que se desviste a un santo para vestir a otro. Siempre la misma historia. Que se repite aunque sea con variantes. 

"Arímate pal subiáu, que aquí está este menda lerenda", dirían en mi tierra.

Batista, por su parte, logró huir con una gran fortuna del país para exiliarse en un inicio en República Dominicana, luego en Madeira y finalmente en España. Un vividor y cabrón como la copa de un pino, o sea. Qué terrible América Latina (y la mayor parte del orbe) sufriendo a lo largo de la historia a inquisidores, dictadores, sanguinarios. Algo falla en el ser humano, está claro, que permitimos, los demás seres humanos (también con buenas dosis de crueldad, de maldad) los desatinos que se producen en el mundo. 

De lo contrario el mundo no sería lo que es. Cierto que existe también la bondad en el ser humano pero las regímenes autoritarios, dictatoriales, funcionan porque la red de chivatos se impone, delatando a propios y extraños. Y no te salgas de la raya, que te atizo, leñe. Es fácil corromper al ser humano porque necesita comer, sobrevivir a las tempestades. Y además al ser humano, excepciones siempre existen (la excepción que confirma la regla, que vaya a saber qué quiere decir) le gusta ejercer carguitos. Y someter a sus semejantes. El sadomasoquismo es una realidad en el día a día, en todos los ámbitos, no sólo en el terreno sexual.  

El Che, en cambio, no contento con el triunfo de la Revolución cubana, fue a meter el morro en Bolivia y ahí que salió escaldado. Un Quijote, el Che, eso creo, que de seguro no era trigo limpio, aunque luchó por sus ideales. "Hasta la Victoria siempre", como reza a los pies de la enorme escultura dedicada al Che en la colosal Plaza de la Revolución, que se eleva sobre pedestal de unos diez metros de altura. En esta zona museal existe un mausoleo donde descansan sus restos y los de sus colegas de batalla que cayeron asesinados, todos ellos, en 1967 (curioso, mi año de nacimiento) en su intento por impulsar un levantamiento armado en Bolivia. 

Durante la visita el calor aprieta con intensidad. Y me siento desfallecido aunque aguanto el tirón. Qué remedio. Luis el chofér y Gio el guía andan a resguardo, mientras que el resto de la tropa, Ana Eva y Pilar y Saúl y Leticia, incluido este penitente, intentamos descifrar, cada uno a su modo, los textos que figuran en este espacio arquitectónico y escultural. 

El Che sigue presente incluso en el centro neurálgico de la ciudad de Santa Clara, pues en una esquina de la plaza del llamado parque Leoncio Vidal, declarada Monumento Nacional, se encuentra el Hotel Santa Clara Libre, el edificio más alto de la ciudad, en cuya fachada aún pueden verse las huellas de disparos que tuvieron lugar durante la lucha de los revolucionarios, al mando del Che, contra las fuerzas del régimen de Batista. Este hotel fue en su día un punto estratégico para que el Che se hiciera con el control absoluto de la ciudad.

En esta plaza parque, bien hermosa, se alzan además otros singulares edificios como el Teatro de la Caridad, de estilo colonial, que es todo un símbolo de la cultura y el arte de la ciudad, el majestuoso Palacio Provincial de Gobierno, que es en la actualidad la biblioteca Martí, o bien el Obelisco, la Fuente del niño de la bota infortunada, el monumento dedicado a Marta Abreu, quien fuera una destacada benefactora de la ciudad o el busto dedicado al Coronel Leoncio Vidal, que da nombre a esta plaza parque. 

Me quedo con la imagen del Che a través de la visión que nos ofrece el director brasileño Walter Salles en su película Diarios de motocicleta. 

Una cinta basada en los diarios de viaje del Che y de su amigo Granado, donde se relata el viaje que realizaran ambos por América del Sur en 1952, retratando esa América de injusticias y pobreza que les conmueve y remueve a sus protagonistas. 

Viajar te permite ahondar en asuntos en los que de otro modo a buen seguro uno no repararía. Y por supuesto te permite adentrarte en otras culturas, otras formas de vida, de ser y entender el mundo. 

Este mundo que es pura controversia. ¡Cráneo previlegiado!

1 comentario:

  1. Los laboratorios farmacéuticos prueban las nuevas medicinas. Si los efectos positivos superan a los adversos (que suelen ser muchos), las sacan al mercado... Algo así debe ocurrir con los revolucionarios y los luchadores por la libertad.

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