Vámonos para Cienfuegos, cuyo solo nombre me hace pensar en una ciudad con una luz o una iluminación especial, ahorita mismo la estoy imaginando bajo fuegos artificiales en un día festivo.
En realidad, este nombre se debe a un capitán general llamado Cienfuegos Jovellanos. Después de la visita a esta ciudad diría que es muy europea, aunque tenga su toque exótico. Muy pulcra, como un escaparate o museo al aire libre, sobre todo en su epicentro, el parque José Martí o antigua plaza de Armas, donde conviven en armonía singulares y bellos edificios, como el elegante teatro Tomás Terry, donde llegó a actuar el famoso tenor italiano Caruso o la maravillosa actriz Sarah Bernhardt, entre otros grandes, la catedral, la casa del fundador de la ciudad, De Clouet, o bien el antiguo Casino Español, que es en la actualidad un museo provincial dedicado a la cultura indígena, la independencia y la revolución.No quiero olvidarme de la escultura dedicada al poeta José Martí, que es un Dios en Cuba, y el curioso Arco del Triunfo, que los obreros dedicaron a la República de Cuba a principios del siglo XIX y que a mediados de este mismo siglo fue escenario del levantamiento popular contra la dictadura de Batista.
"Os apetece que os haga una fotica con el Arco del Triunfo de fondo", les digo a Ana Eva y Pilar.
Una urbe, Cienfuegos, que parece tocada por la estética francesa -no en vano, fue diseñada bajo la Corona española por colonos franceses al mando del teniente coronel De Clouet- y también por la italiana, como puede verse en el Palacio de Gobierno, que aparece coronado por una vistosa cúpula toscana al estilo de la famosa catedral de Florencia, todo un símbolo de la ciudad.
Con estilo neoclásico en las fachadas de sus edificios y su sorprendente urbanismo, su trazado en forma de tablero cuadrado, con su gran riqueza patrimonial, en definitiva se revela como un ejemplo de conjunto arquitectónico y urbanístico, declarado en 2005 patrimonio mundial por la Unesco.
El origen de esta ciudad, conocida como la perla del sur, es de principios del siglo XIX. Con lo cual se nota su modernidad.
Cienfuegos gozó de una gran prosperidad a finales del siglo XIX en el ámbito cultural y turístico debido a su situación privilegiada como ciudad marítima, puesto que se trata del tercer puerto más importante del país. Se dice, creo que lo cuenta Gio, que la burguesía de la época amasó grandes fortunas a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Por cierto, me estaba olvidando de los compañeros de viaje, que siguen al quite las explicaciones del guía, el cual de repente se ve interrumpido por la presencia de un tipo que se acerca como queriendo pedir algo.
Se nota a la legua que se trata de un discapacitado perdido en los mundos del Señor. Qué lástima. En ningún momento, durante todo el viaje, siento ninguna amenaza. Y es que el turismo es o podría ser la salvación de Cuba.
Este es en verdad un país seguro, sobre todo si lo comparamos con el resto de países de Iberoamérica y de otros países del mundo. Creo que conviene hacer esta reflexión, pues viajar a países inseguros entraña un riesgo tal vez innecesario. A lo mejor o lo peor es que uno se está volviendo un carca. Pero a medida que uno va cumpliendo años, como que es más consciente de sus limitaciones, de que le queda menos, hay que decirlo y no auto-engañarse, tampoco auto-flagelarse, y por eso mismo valoramos más la vida, la vida que sí valga algo, no la vida que no vale nada, como en México, por ejemplo, donde pude vivir en los años noventa.
Otros lugares de interés para recorrer son el peatonal y comercial bulevar de San Fernando y el Paseo del Prado, franqueado por edificios neoclásicos y columnas de color pastel (en La Habana también es famoso este paseo), que con casi dos kilómetros de extensión, vertebra la ciudad de Cienfuegos de norte a sur. Hacia el sur se halla el Malecón, el segundo más largo de Cuba, el primero es naturalmente el maleconcito de La Habana.
El malecón de Cienfuegos, conocido también como Punta Gorda, llega precisamente hasta el barrio de Punta Gorda, donde vive la gente pudiente. Y eso se nota a la legua. Al final, también en Cuba existen clases sociales, unos viven bien o muy bien, otros regular y otros más con mucha precariedad y estrechez.
Otro sitio chulo es el muelle de la Patana de la ciudad, con vistas ensoñadoras sobre la bahía de Jagua, cuyo nombre en lengua indígena significa manantial.
Cienfuegos sigue sonando a Benny Moré, "el sonero mayor de Cuba, el bárbaro del ritmo", que era originario de esta provincia, el cual cuenta también con su propia estatua, porque toda Cuba, no solo Cienfuegos, es ritmo, música, baile, chachachá, sabrosura, ya tú sabes mi amor/l, porque por las venas de este país no corre sangre, sino fuego, como dijera la escritora cubana Daína Chaviano.
"Melodioso fuego que derrite texturas y obstáculos", apunta ella. Por cierto, Benny Moré aparece como personaje de su novela La isla de los amores infinitos.
Un buen sitio para pernoctar es el hotel Unión, con su exotismo colonial. Situado en el céntrico histórico de la ciudad, se alza esta edificación de ambiente acogedor y un bello patio interior. Con vistas magníficas desde su azotea, desde donde también pueden saborearse mojitos y daiquiris. A precios europeos. Bueno, no tanto, algo más baratos, aunque un cubano no puede pagar esos precios. ¿Cómo hacen? Uno se pregunta una y mil veces cómo se puede vivir con el equivalente a diez euros al mes, aunque sean veinte, o treinta o cuarenta, que es ya un salario estratosférico para un oriundo.
"Inventando", suelen responder. ¿Y cómo es el invento para sobrevivir? Un secreto. Y además ahora los cubanos tienen que tener guita en sus cuentas para pagar con tarjeta en los establecimientos estatales. Por cierto, un pensionista no suele llegar al equivalente de diez euros al mes.
Qué bien te sientes en la perla del caribe!!
ResponderEliminar