jueves, 23 de junio de 2022

La fragua literaria leonesa: Luis Ferrero Litrán

 

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Luis Ferrero Litrán: “El arte es lo único que realmente nos hace libres y nos permite vivir felizmente encadenados”

El narrador astorgano Luis Ferrero Litrán, autor de 'Las luces de Oita', editada por Marciano Sonoro, está ahora corrigiendo la segunda novela, también ambientada en Asia, que formará parte de esta trilogía geográfica.

Luis Ferrero Litrán.

Manuel Cuenya | 23/06/2022 - 09:28h.

Astorgano de nacimiento y ciudadano del mundo, Luis Ferrero Litrán ha vivido en diversos lugares del mundo. Y eso le ha procurado no sólo enriquecimiento como persona sino como autor de 'Las luces de Oita' (2021), una novela editada bajo del sello leonés Marciano Sonoro, cuyos responsables son Cristina Pimentel y Jesús Palmero (Ramón, así le llama su mujer Cristina y también el propio Luis Ferrero).

"Por cierto, ¿sabes que cuando llaman por teléfono a Jesús y responde Cristina, el diálogo es algo parecido a este?:

—Hola, ¿está Jesús?

—¿Jesús? Sí, un momento por favor, ahora se pone. ¡Ramón, te llaman al teléfono!", aclara Luis, que reconoce la amistad que tiene con los editores de Marciano Sonoro y, además, siente admiración por ellos como profesionales.

"Su editorial da visibilidad a escritores y también a músicos; se embarca en proyectos profesionales que, además de divulgar la cultura leonesa -casi todos los autores estamos vinculados con León-, ofrecen una oportunidad a muchos y lo hacen desde la exigencia y el rigor. La editorial ha ido creciendo con el tiempo, siempre con humildad y cercanía, por lo que no es extraño que recientemente haya sido galardonada en la XII edición de los Premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda de Comisiones Obreras Castilla y León", explica Luis al respecto de Marciano Sonoro, que publicara su ópera prima, una novela que a su creador le gustaría que fuera bien acogida por sus lectores, incluso que su lectura invitara a una relectura.

En esta obra se abordan temas tan delicados, según su autor, como el suicidio, el fenómeno de los hikikomori (personas que buscan el aislamiento en sus propios hogares durante periodos de tiempo que se alargan a veces años, en ocasiones, el resto de sus vidas, como hacen por ejemplo los personajes de Kurumi, Yoshio y Natsuki) y por ende la soledad y el silencio (como vemos en los cuadros de Hopper), las patologías psíquicas como el narcisismo, la empatía extrema... Incluso se pone de manifiesto la importancia sanadora del arte, que encarna uno de sus personajes, Arito, al que le fascina el proceso de la creación artística. Tal vez por eso mismo el protagonista acaba estudiando la carrera de Bellas Artes. Se trata, por lo demás, de una obra lírica con referencias a Cavafis y asimismo con tintes negros, por lo que han invitado a Luis Ferrero a participar en la Semana Negra de Gijón.

"'Las luces de Oita' tiene que ver con el hecho de que sea en esta ciudad japonesa donde se ambienta y viven sus personajes. De hecho, era importante para mí que la ciudad llegara a adquirir su propio papel dentro de la trama. Creo que es un elemento que la enmarca con naturalidad. Esta novela, tal y como la concebí, no podría transcurrir en otro lugar, precisamente por las características propias de esta localidad en la que tuve la suerte de recalar durante mi tiempo en Japón", comenta Ferrero a la vez que nos muestra la ubicación de Oita, en concreto en la isla de Kyushu, al sur de país, "al margen del bullicio propio de las grandes urbes niponas como Tokio, Kioto o Osaka".

"El tiempo en Oita transcurre en medio de una relativa calma; es una población que no supera el medio millón de habitantes, con una forma de vida en la que resulta más fácil tomar el pulso a la sociedad japonesa. La novela se inicia con la filtración en un periódico del anuncio de un suicidio que tendrá lugar en una semana, y a partir de ahí arranca un relato contra reloj en el que las luces se mezclan con alguna sombra, como en la vida. Quizás de ahí venga el título o quizás de las características luces de neón de las urbes japonesas; también en Oita las encontramos", precisa Ferrero, el cual recuerda que escribía, ya de un modo creativo, siendo pequeño. Y lo hacía como forma de comunicación personal, "sin el propósito de publicar".

No obstante, llegó un momento en el que decidió que su parte creativa ocupara su tiempo en gran medida, incluso que tuviera prioridad sobre otras actividades profesionales. Y de este modo ha llegado a la época actual. "Pienso que para llegar a esa etapa tenía que vivir otras antes. No cambiaría por nada mi vida como abogado, resultó fundamental para darme cuenta de que lo último que quería era ser un abogado; y, por otro lado, he tenido mucha suerte de formar parte de un proyecto empresarial que me ha llevado a vivir en Asia durante más de quince años. La vida sigue su cauce, con episodios que nos recuerdan que este lugar que tanto nos gusta tiene que ser vivido intensamente. Y así va llegando la necesidad de expresarlo, de sentirlo del mismo modo que antes pero escribiéndolo", afirma, convencido de que la parte creativa es la que nos distingue no solo de los demás, sino también de nosotros mismos. La parte creativa nos acerca, en su opinión, a una versión más amable de lo que somos.

(Puedes seguir seguir leyendo esta fragua en este enlace de ileon: https://ileon.eldiario.es/cultura/la_fragua_literaria_leonesa/130167/luis-ferrero-litran-el-arte-es-lo-unico-que-realmente-nos-hace-libres-y-nos-permite-vivir-felizmente-encadenados)

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