LA FRAGUA LITERARIA LEONESA
Roberto Alba: "El Bierzo es un entorno que predispone al impulso creador"
El poeta berciano Roberto Arias Alba, autor de 'Pentagrama amarillo' (Hontanar, 2008), entre otros, está a la espera de publicar su próximo libro, que actualmente está retocando y corrigiendo.
Roberto Alba
Manuel Cuenya | 31/10/2018 - 14:06h.
"Vengo de una dimensión desconocida, próxima
a la infinitud.
a la infinitud.
Quien nunca tuvo, nada debe perder..."
(Roberto Arias Alba, 'Te vi partir hacia lo infinito')
Nacido en la población de Valtuille de Abajo, de amplia tradición vitivinícola, en pleno corazón del Bierzo, el poeta Roberto Arias Alba vive desde hace años en Cacabelos, otra población con aromas a vino y en verdad inspiradora. No en vano, en esa tierra nacieron también al inolvidable narrador y poeta Fermín López Costero.
O al entrañable artista Pepe Sánchez Carralero, entre algunos otros. Como anécdota cabe señalar que ambos autores nacieron encima de una bodega.
Por tanto, Roberto vive en un lugar, en su opinión, placentero, que le permite escribir a gusto. "Haber nacido en un pueblo pequeño –como es el caso de Valtuille de Abajo–, con una reducida población, donde todo el mundo se conoce y se facilita así la compañía y la relación entre personas, es algo m uy positivo y agradable, al mismo tiempo que se propicia la tranquilidad y el bienestar". La tranquilidad, tan importante para quien aspira a escribir poesía. Como es su caso, él que se dedica en cuerpo y alma a escribir, sobre todo en horario de mañana.
La tranquilidad, la ataraxia estoica, es algo que él busca de un modo deliberado en su poesía, "me asiste la armonía cariñosa y una gran serenidad... al abrigo de un tiempo de sosiego y cálido retiro". Esa comunión con la naturaleza, con los paisajes bercianos, tan presentes, en su afán por encontrar belleza; belleza, bondad y verdad (los grandes valores de la Humanidad, de los que nos hablara el filósofo Platón), porque Roberto es esencialmente un hombre bueno. Como Machado. Recordemos aquellos versos machadianos: Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,/ pero mi verso brota de manantial sereno;/ y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,/ soy, en el buen sentido de la palabra, bueno".
Roberto se siente enamorado de su Bierzo, "el país de la niebla", al que califica de vergel, "paraíso... tierra hermosa, acogedora, abierta... una comarca próspera en muchos sentidos, con un microclima y un paisaje privilegiados, un entorno que predispone al impulso creador en cualquiera de las facetas posibles, ya sea pintura, poesía, o cualquier otra".
Esta es su visión, un tanto idealizada y bucólica de su paraíso, porque Roberto Arias Alba es un poeta romántico (con una impronta de Gil y Carrasco), que cree en el amor ("ahora me baño dulcemente en las luces de tus ojos"), en la ternura (también presentes en sus poemas, "dormido en la ternura y calidez de un afecto longevo"), aunque sabemos que, tras esa idealización, se esconde también una cruda realidad de desempleo, despoblación, incluso de contaminación e incendios. Y el otrora Bierzo, si algún día llegó a ser un vergel o Bergidum, hoy nos muestra un rostro que no se nos antoja tan idílico.
El Bierzo como inspiración
Sea como fuere, Roberto ha encontrado en el Bierzo su inspiración, su lugar en el mundo, acaso su temperatura afectiva adecuada, ("quiero volver, perderme para siempre/ en la raíz profunda, perdida, de la tierra acogedora"). Y cuando uno encuentra todo eso puede darse por satisfecho. Y hasta se alegra uno de que una persona como el autor de 'Pentagrama amarillo' (Hontanar, 2008) se sienta feliz poetizando el mundo desde su aldea global, si bien es consciente de que "nadie tiene la llave de la dicha perenne;/ las claves verdaderas y reales hacia el gozo" así como de nuestro corto existir, "efímera singladura pasajera; /fugaz trayecto; breve y veloz recorrido", además de los desastres que asolan el mundo, "combatamos el hambre, la pobreza, el abandono o el racismo;/ que no se vean niños sin cobijo, ni cariño o afectos", escribe Roberto, que nunca se planteó a lo largo de su vida el ser poeta.
"Descubrí mi vocación en la adolescencia, mientras estudiaba el Bachillerato y leía a diversos poetas en la asignatura de Literatura –rememora–; me acerqué de este modo a figuras de la Generación del 27 y de muchas otras épocas y corrientes. Sobre todo me cautivó la obra de Juan Ramón Jiménez, el andaluz universal, mi poeta preferido; mientras leía sus versos me sentía identificado con ellos, y de ahí a escribir sólo había un paso".
La identificación de un berciano del Noroeste mágico con un andaluz – "universal", matiza Roberto–, nos hace pensar en la capacidad de evocación, también universal, de la poesía. Y de que en el fondo nada de lo humano nos es ajeno.
"Descubrí mi vocación en la adolescencia, mientras estudiaba el Bachillerato y leía a diversos poetas en la asignatura de Literatura –rememora–; me acerqué de este modo a figuras de la Generación del 27 y de muchas otras épocas y corrientes. Sobre todo me cautivó la obra de Juan Ramón Jiménez, el andaluz universal, mi poeta preferido; mientras leía sus versos me sentía identificado con ellos, y de ahí a escribir sólo había un paso".
Aparte del mencionado Juan Ramón, se siente cautivado por una extensa nómina de autores y autoras, entre los que se hallan algunos de la provincia leonesa (en la que existe, según él, un caldo de cultivo muy propicio para que siga surgiendo savia nueva para nuestro patrimonio cultural) como Emilio Vega, Hernán Alonso, Dionisio Álvarez, María José Montero, Manuela López, Carmen Busmayor, Juan Carlos Mestre, Colinas, Gamoneda, Eugenio de Nora, Pereira, Julio Llamazares, Leopoldo Panero (incluido su hijo Leopoldo María). Y entre los poetas y narradores, que no son leoneses, cita a escritores de la talla de Bécquer, Rosalía de Castro, Gerardo Diego, Alberti, Miguel Hernández, César Vallejo, Neruda, Octavio Paz, Tagore, León Felipe, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, José Hierro, Caballero Bonald, Luis Alberto de Cuenca, "y algún otro que seguro olvido en este momento", afirma Arias Alba, para quien la escritura es una posibilidad para poder expresar e inmortalizar lo que uno siente o piensa, "una manera de crear belleza y compartirla con los demás".
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