miércoles, 24 de octubre de 2018

La fragua literaria leonesa: Juan Carlos Ramos


LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Juan Carlos Ramos: "Cunqueiro y Pereira son dos grandes fabuladores de este noroeste mágico"

El narrador, diseñador, dibujante, retratista y caricaturista Juan Carlos Ramos, autor de 'Inventario de ánimas', sigue escribiendo relatos con el fin de ir aumentando el censo de estas 'ánimas'.

Juan Carlos Ramos
Manuel Cuenya | 24/10/2018 - 16:59h.
Apasionado de la literatura de Cunqueiro y Pereira, "dos grandes fabuladores de este noroeste mágico", el narrador berciano Juan Carlos Ramos ha orquestado un libro de relatos extraordinario.
Orquestado en el sentido preciso del término porque sus palabras suenan y resuenan como las olas de la Mariña lucense, donde están ambientados sus cuentos, escritos con economía narrativa y presión lingüística, como sugieren o mandan los cánones de la narrativa breve.
En todo caso, resuenan como las palabras con las que compone su 'Nazario', personaje que tocaba el acordeón de cabeza, "lo suyo era más bien una cosa mental". O esos trescientos treinta y tres mil trescientos treinta y tres gaiteros, "ni uno más ni uno menos... levitando una o dos cuartas por encima de la cresta de las olas", que anuncian el fin del mundo en su cuento 'Agonías', cuyo "mote suena a nombre de profeta".
Con destreza, buenas dosis de retranca galaica y el influjo del realismo mágico, que, como alguna vez he señalado, es un invento gallego, en concreto de Cunqueiro, Ramos nos obsequia con su 'Inventario de ánimas', un condensado y sustancioso libro, porque lo breve si bueno dos veces bueno.
Un inventario conformado por "personajes que se pasean por el filo de lo imposible... seres desvalidos, soñadores y fascinados por las cosas de un mundo en el que lo cotidiano esconde la naturalidad de lo asombroso...biografías apócrifas de personajes comunes, visionarios afanados en fantasear. Seres que tienen la mirada del niño curioso, callado, asombrado ante los  misterios por descubrir, confundido entre lo onírico y las brumas de lo que suponemos real... seres que... existen cuando se deja de vivir la vida en prosa", como bien escribe el prologuista, Miguel Ángel Varela, "el auténtico responsable de que este 'Inventario de ánimas' exista", nos aclara Ramos, quien reconoce asimismo que todos los personajes que deambulan por sus cuentos viven y sueñan en la Mariña de Lugo. Y hasta sueñan en argentino como el gallego Jacinto Varela, que en el libro figura como algo pariente de otro tal Varela (singular guiño), "dedicado a no sé qué cosas de la farándula, allá por la provincia del Bierzo".
Cuenta que conoció la Mariña lucense porque fue a visitar al escritor y director del Teatro Bergidum Miguel Varela a un pueblo en el que éste solía pasar las vacaciones. "Volví varias veces desde entonces y me ocurría algo muy curioso –relata el creador de 'Inventario de ánimas'–. En el viaje de vuelta, sin saber cómo ni de dónde, se me venía a la cabeza una primera frase. Venía conduciendo y repitiéndome, por ejemplo, que Jacinto Varela soñaba en argentino... Sólo quedaba llegar a Ponferrada y añadir todo lo demás. El caso es que fui componiendo estos relatos a lo largo del tiempo y se los iba enviando a Miguel. Él era mi único lector y yo era feliz siendo algo así como el 'escritor de culto' por excelencia, hasta que un día me dijo que se los pasara todos juntos y me habló de la posibilidad de publicarlos en la colección 'Encuentros Antonio Pereira'. Me pareció que no hacía ninguna falta añadir nada a los millones de cosas que se publican cada año en el mundo. Pero en el fondo me hacía ilusión, aunque esto no lo admitiré nunca públicamente. Puedo decir que este es un libro mío en toda la extensión de la palabra –yo escribí los relatos, yo hice la portada, yo hice la maquetación–, pero la culpa, insisto, es de Miguel. Nunca se lo agradeceré  lo suficiente. A él y, por supuesto, a la Fundación, que ha hecho posible que estas historias mías anden por ahí en forma de libro".

El realismo mágico de Cunqueiro

"Puedo decir que este es un libro mío en toda la extensión de la palabra –yo escribí los relatos, yo hice la portada, yo hice la maquetación–, pero la culpa, insisto, es de Varela"
Por tanto, los personajes de su libro tienen padre y madre, "son adoptados. El padre es el maestro Cunqueiro y la madre la Mariña de Lugo –apostilla–. De esa estirpe sólo podían salir unos seres como estos, absolutamente normales y absolutamente maravillosos a la vez. Gente que se toma un café con leche o una copa de anís en el bar del pueblo y que luego sueñan por encargo o trabajan, a ratos perdidos, en una teoría de los sueños que deja en pañales a la del mismísimo don Sigmundo Freud. En fin, la vida misma. La vida misma contada con sencillez, como deben contarse las historias. Y con ternura, con mucha ternura".

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