miércoles, 12 de septiembre de 2018

La fragua literaria leonesa: Pilar Blanco

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Pilar Blanco: "La poesía es una impregnación a través de los sentidos"

La poeta y profesora bembibrense Pilar Blanco, autora del reciente 'Vigía de tu paso', entre otros muchos, tiene en estos momentos varios proyectos literarios abiertos.

Pilar Blanco.
Pilar Blanco. Foto: Manuel Cuenya
Manuel Cuenya | 12/09/2018 - 12:33h.
Para Fermín López Costero, alas altas
VUELAS. No sabes con qué ojos contemplar lo que abajo te deslumbra.
Sol inverso, más alto tú que el cielo.
Tu planear más libre.
El universo a un lado, como si no formaras parte de su equilibrio.
En tus manos, marionetas; el hilo que las tensa.
En tu oído esa música
A tu lengua no llegan ya la sal y la ceniza.
Y no sé con qué ojos vigilas la vida que está siendo,
que te ofrece el latido.
Pájaro que quemó sus alas,
que ahora es fuego.
(Pilar Blanco, 'Alfa', poema incluido en 'Vigía de tu paso')
Profesora de Lengua y Literatura, Poeta con mayúsculas, inventora de lenguaje (le encanta jugar con las palabras, incluso acostarse con las mismas, como quisiera Cortázar), Pilar Blanco es autora de un buen número de poemarios, entre ellos 'La luz herida', 'Raíces de sangre' o la antología 'Con la cal en los dedos'. Y ha logrado sustanciosos galardones. Como el Francisco de Quevedo por 'Vocabulario íntimo', el Miguel Hernández por 'Ceniza' o el San Juan de la Cruz por 'El jardín invisible'. Aunque  los premios literarios no sean lo importante, sino tan sólo un mero accidente, como dijera el Premio Nacional de Poesía Juan Carlos Mestre, pues lo esencial es que ella vive 'respi-escribiendo', respirando poesía por su intra-ánima, como el aire transparente que viaja por nuestras venas. O algo tal que así.
En su caso, "la poesía es una impregnación a través de los sentidos, la emoción y el intelecto". Y su compromiso con la misma es íntimo, esencial, pues es la suya una "poesía reflexiva, sosegada, a veces casi mística o metafísica... valiente, que no teme preguntarse a sí misma, descubrir y reconocer la verdad, hallar respuestas", según Ana Vega. Una poesía que se nutre y orienta también a partir de sus lecturas desde niña, cuando fue alumna, y de adulta como profesora "que pretende, intenta y a veces hasta consigue contagiar la pasión a algunos jóvenes".
Lectora voraz -y finalmente "tanteadora y versicida"-, no concibe la vida, su vida, sin poesía, sin literatura, "cuando se vive dentro de la literatura desde el primer cuento que te cuentan tus padres".
No obstante, le resulta difícil entender que haya tantos millones de personas con oportunidad y medios que no sientan la más mínima inclinación por la lectura. Y aun otros tantos (y más millones) en el Planeta, que ni siquiera pueden echarse un libro a la mente, porque tienen que preocuparse por el sustento diario. Y ni siquiera saben leer y escribir. Literalmente. Véase casi toda Asia, África, incluso América. En el fondo, podríamos decir, quienes podemos leer y escribir, que somos unos privilegiados. Que nos hayan enseñado. Y hayamos aprendido.
"Si nos alimentamos todos con potitos, terminarán por desaparecernos los dientes. Que tampoco pasa nada, supongo. Ya habrá algún masterchef que lo consagre"
A Pilar Blanco la lectura le sirve, desde luego, para ser principalmente ella misma, "la que intuía ser y al fin he sido. Más feliz, más infeliz... no me veo sin ella", afirma esta poeta, deudora en general  de autores/as que la han atrapado por su capacidad evocadora y reveladora del lenguaje, "o que cultivan esa literatura de la herida y sus cauterios a la que me siento tan afín".
Si bien reconoce que cada etapa ha tenido sus mentores y se ha apoyado en sus maestros, "que no se desdibujan nunca del todo, al contrario, muchos de ellos han pasado a mi riego sanguíneo. Otros no se ven a simple vista, nadie diría de la deuda contraída, pero todo queda de alguna forma, aunque no determine el estilo", siente el influjo o la huella de la literatura del Barroco, Cernuda, Lorca, Rulfo, Mujica, Celan, Jabès, Gamoneda, Cortázar, Huidobro, Sexton, Adonis, Orozco, Brines, Pizarnik, Kafka, Valle Inclán, Martín Gaite, Ajmátova, Holan, Pessoa, Varela, Eliot, entre otros muchos.
Cuenta que décadas de enseñanza obligatoria y la práctica erradicación del analfabetismo en España no han conseguido provocar esa atracción, esa necesidad, esa forma de estar en el mundo (ni tampoco educar en valores o civismo). "No valen las excusas, siempre hay algo que interesa más o mejor a la inmensísima mayoría. Y rebajar hasta lo inane la exigencia que toda obra literaria debe suponer dándole  'al vulgo' lo que este pide y paga, no va a conseguir competir con otros reclamos de encefalograma aún más plano. Si nos alimentamos todos con potitos, terminarán por desaparecernos los dientes. Que tampoco pasa nada, supongo. Ya habrá algún masterchef que lo consagre", se expresa con lucidez y retranca galaica este altoberciana, de Bembibre, para ser más precisos, la tierra en que la nacieran. Y a la que vuelve de vez en cuando, porque son muchos los bercianos y las bercianas (leoneses/as en general) que han tenido que emigrar fuera, por trabajo, en busca de un mejor futuro. Y en algunos casos han preferido irse a vivir a otros lugares, acaso porque la provincia leonesa es ya sólo un paisaje, un paisaje afectivo, en todo caso. También en el suyo, consciente de que, al cabo de los años, ha aprendido a trasladar su mundo familiar e íntimo –matiza– el resto de los mundos, siendo, más que nunca, de esa tierra. Del Bierzo. "Y menos que nunca de cualquier otra", a la vez que rememora lo que escribiera Borges:
"La patria, amigos, es un acto perpetuo
como el perpetuo mundo (...)".

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