sábado, 4 de enero de 2014

España verbenera


Palacio de Gaudí en Astorga
Hoy me siento con ganas de darle un repasín a nuestro país, ¿a cuál o cuálo? Veremos, que dijo un ciego sin lazarillo. Este texto, reelaborado, lo escribí hace tiempo bajo el título de monárquicos  y consumistas. 



https://www.diariodeleon.es/articulo/bierzo/monarquicos-consumistas/20040329000000709272.html

En nuestra España verbenera -pues qué siga viviendo la bagatela-, ha habido demasiado poeta clérigo, y por ende mucho clérigo lírico (que no es exactamente lo mismo, sino lo otro), misacantanos a secas, de sotana y crucifijo castrador (algunos incluso son buena gente, no os vayáis a creer, y muchos otros han nacido en La Cabrera; la tierra bañezana y aun en el páramo maragato).
Nuestra provincia leonesa/leonina ha dado –acaso debido a sus antaño extremas condiciones vitales, en tantos aspectos, que nadie se engañe-, mucho sotanosaurio. 
Ora aún antes de laborar. Que dios o quien sea ya nos procurará el sustento diario, el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, mañana y pasado, que nuestra voracidad intelectual/espiritual no tiene límites, tal vez como nuestro universo curvado y en expansión, corrido al rojo, infinito, o quizá finito aunque ilimitado. Que los expertos nos lo digan. Qué Hawking nos desvele el secreto, ya que es capaz de hacernos comprender la nada. 
En el nuestro, decía, ha habido mucho sacerdote y militroncho aspirante a coronar los cielos, qué miedo. 
A Lope podemos salvarlo de la quema, claro está, aunque tuviera querencias tanto militares como religiosas, porque en el fondo era un ser subversivo. Véase la película Lope in love, de Waddington, con el actor Ammann en el papel de un joven ingenioso y seductor, capaz de plantarle jeta al poder imperante de la época. 
"Estuve en un sitio donde sólo hay curas y militares", me dijo en una ocasión un ex profe, Marino Pérez Álvarez, que tuviera en la Universidad de Oviedo. Pues será Astorga, ¿no?, le respondí. 
Eso, así se llama. ¿Quién no se ha dado una vuelta alguna vez por Austurica Augusta
Si León es una bella desconocida, el Bierzo no existe en el mapa fuera de España (incluso dentro), y así en este plan de planes, aunque tengamos Las Médulas y El Camino de Santiago, a su paso por el Bierzo, declarados ambos Patrimonio de la Humanidad. 
Acaso necesitaríamos que algo fuera declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, como la Jemáa-el-Fna de Marrakech, ciudad a la que luego volveré a hacer referencia.
Pero volvamos (vuelvo pluma en ristre, o teclado al orden) a nuestro país, ¿a cuál? Sí, España, con eñe de coña, ha dado mucho santo dispuesto a meternos en vereda, ya sea religiosa o por fuerza mayor.



               Plaza Mayor de León
 En cambio, no hemos tenido poetas y literatos y filósofos de la talla de un marqués de Sade, libérrimo pensador que se rebeló a  las castrenses convenciones; Baudelaire, sublime sin interrupción y con rentas, que se la pasó de a chulito en los paraísos artificiales, Rimbaud, que deambuló por el mundo en busca de libertad y estimulaciones varias, o Lautréamont, que nos sobrecogió con sus cantos y aullidos fúnebres. Y sí los tuvimos, nos los aparcaron en el baúl de los olvidos, o en la cárcel de las angustias.
Aquí no pasamos de los Autos Sacramentales, la novela pastoril y el Quijote, este último, por fortuna, se salva del hoguerazo, como Lope. Bueno, también podemos disfrutar con El Lazarillo, La Celestina, Estebanillo González y el Guzmán de Alfarache, por poner sólo algunos ejemplos notables. Pero el catolicismo nos ha pesado como una losa. Y la represión sexual-afectiva nos ha dejado como muertos en vida, zombis que paseamos nuestra desidia por la trastienda de la putrefacción.
En este país se levantó una guerra entre hermanos y vecinos -vuelvo a recordar-de la que aún no nos hemos repuesto. Y tardaremos mucho tiempo en aliviarnos. 
De lo contrario, por qué tendría que haber esta clara y rotunda división de la España peperona y la España sociata, que ni una ni otra atinan en lo que le conviene a nuestro país de paisitos, lo que de veras necesita el pueblo, que pide pan, aunque también le va el chupo más que a un tontín una piruleta. 
Pan y circo para el pueblo, mientras los de arriba se rascan la entrepierna, satisfechos con su poder y su gloria. 
Republicanos ya no quedan, eso es lo cierto. O casi no se dejan ver, más allá de levantar el puño en ceremoniales... y así. Izquierdosos tampoco. La izquierda es un mito, o eso da la impresión, porque todos en este país somos monárquicos, creyentes y consumistas. 
Cada vez menos consumistas, porque ahora se pide, desde las altas esferas, que apretemos el cinturón... de castidad, y bebamos gaseosa en Navidad (esto creo que llegó a decirlo Fraga).
Que a nadie se le ocurra proclamar a los cuatro costados que es rojo y ateo. Como mucho agnóstico y socialista. Y todos aspiramos a subirnos al carro del bienestar, que es un carro bien apetecible, visto el panorama mundial de miseria y explotación. 
Si es que el mundo está hecho un asquito, y muy pocos viven, en la Tierra, como se debería. 
Nadie reniega  -arreniega, se dice por estos pagos- de la hostia consagrada, de la familia real, del teléfono móvil, del ordenata, de las copas del finde, etc. Y hasta me atrevería a decir que a los españolitos nos rechiflan las princesas, princesitas e infantas de hechuras carnales y sonrisa libídine, pulcras y relimpias (esto es un decir, nomás) tras su vestido cosido de guirnaldas y su corona de adelfas diamantinas, pura fantasía en el harén reinal de un tiempo verdaderamente poético, en forma y contenido. Y qué decir de nuestros "princesos", si es que el panorama está que arde.
"Es bueno ser rey", decía Mel Brooks, y reina... y princesa, de sangre azulada o marrón, qué más da... y marquesita o duquesona... y aun infante... marino. Queda dicho.
Como terapia a nuestro clasismo y "carpetovetonismo" sugiero algunas lecturas de Juan Goytisolo, entre otras La Reivindicación del Conde Don Julián, y por supuesto convido a los presentes a que se den una vuelta por el mundo árabe, sobre todo ahora que vivimos la cruzada del bien contra el mal, y que Marruecos nos la está dando en todo el hocico.
Decidme, ¿cuál es el bien y el mal? ¿Quién ganará? El maniqueísmo vuelve a la batalla.  Para aquellos que no tengan muchas referencias acerca de quién es Juan Goytisolo sólo deciros que, aunque de origen catalán,  vive desde hace algunos años en Marrakech, después de haber tenido también residencia en Almería, Tánger y París.
Goytisolo, como pocos escritores españoles, reivindica su tradición árabe, habla el dialecto marroquí, y siempre ha sido muy crítico con la España franquista que lo alejó de su matria, "madrasta", dice él. Nuestra condición de árabes, de árabes renegados, sumado a nuestro catolicismo viejo, nos convierte en seres "rarillos", cuando menos. Por no decir monstruosos. Que nadie se crea que somos hermanitas de la caridad, aunque en nuestro interior podrido conviva aún  mucho lírico y mocho de sacristía. Malos tiempos para la lírica.
Pues, venga, todos sacerdotes y vates en busca de libertad y buenos alimentos.




3 comentarios:

  1. Ciertas son algunas de las afirmaciones expuestas en el texto de más arriba, como siempre de ágil escritura y pleno de citas culturales. Me gusta mucho. Pero, estimado Manuel, creo que en esta España, que bien describes, sí hemos tenido y muchos buenos pensadores.
    Por culpa del "infiel", al que hubo que expulsar y del que no se aprovechó nada más que sus recetas culinarias, ricas por cierto, nos ligamos demasiado con la Iglesia, para ser luego ser adalides de la Contrareforma. Posteriormente desaprovechamos lo bueno que tenía la Revolución Francesa y finalmente nos decidimos por "las caenas" volviendo al absolutismo. Pero todito fue con el consentimiento de una gran cantidad de españolitos.
    Yo creo que siempre hemos suspendido en cultura (en toda época), y eso claro luego se acusa. Los cultos te manipularán siempre, unos y otros.
    De todas formas no podemos olvidarnos de pensadores como: Séneca, Tomás de Aquino, Tomás Moro (Utopía), o más recientemente Pérez Galdós (liberal y anticlerical), Blasco Ibáñez, Salvador de Madariaga, Ortega y Gasset o José Luis L. Aranguren.
    ¿Por qué actualmente el pueblo conoce muy bien y mejor, por ejemplo que a Goytisolo, a "su princesa Belén Esteban?
    De ese título de "monárquicos, creyentes y consumistas" hoy, creo yo, que podría quedarse sencillamente en "supervivientes y consumistas".
    Así lo veo y lo comento.
    De cualquier forma el texto me gusta, como siempre, mucho.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Fernando, por tus aclaraciones y sugerencias. Por fortuna, algunos buenos pensadores sí hemos tenido y tenemos en nuestra España verbenera. A los que citas, también podríamos incluir al maestro Gustavo Bueno, Eugenio Trías... y algunos más. Salud y feliz año.

    ResponderEliminar
  3. Hubo de todo, hay de todo y seguirá habiendo de todo, mejor o peor, no lo sé

    ResponderEliminar