domingo, 5 de abril de 2020

Domingo de Ramos

Domingo de Ramos (entrada de Jesús de Nazaret en la ciudad santa de Jerusalén, que al parecer ahora ha dado una tregua al conflicto armado entre judíos y palestinos debido al virus corona). 
Aunque uno no sea precisamente un beatón-mocho de sacristía, ni comulgue con religiones (todas ellas la adormidera opiácea del pueblo), empleadas para adoctrinarnos y someternos a sus preceptos, para permanezcamos apriscados, todos como borreguitos, me acuerdo de esta fecha, señalada en rojo en el corazón-calendario de los feligreses, porque mi madre iría a buen seguro hoy con su ramo a misa de doce. 
Jerusalén. Foto: Cuenya

Pero, como tenemos que permanecer en casa, en la casa del señor (y de la señora), a resultas del Estado de alarma prorrogado hasta el 25 de abril incluido (me viene la imagen inevitable de ese puente monumental de Lisboa, necesito soñar, fantasear, viajar), pues no podremos festejar este Domingo de Ramos cual se merece. Vaya obviedad acabo de largaros, me da la impresión. 
Pero cuando el diablo no tiene que hacer (no es que uno sea un diablo), escarba las uñas, que las tiene enegrecidas de andar todo el día dale que te pego con el basuramen que en el mundo hay, acaso con el chapapote, ay no, que el chapapote ya se nos fue, creo. 
Qué buena palabra náhuatl, chapapote, aunque su sustancia nos contamine (Nunca Máis), como estamos ahora, contaminados o expuestos a la contaminación vírica. 
Lisboa
Vaya cruz, esta sí es una cruz, como la que tuvo que soportar nuestro Señor Mío Jesucristo, que quiso redimirnos de nuestros pecados (bueno, no sé si quiso redimirnos de algo, que esto me lo aclaren los versados en religión católica apostólica romana). 
Pobre Jesús, qué mal lo trataron. Quizá por ser judío. Y predicador. 

¿Por qué tenemos esa inquina a los judíos? ¡Cómo si fuesen apestados o leprosos! Siempre jodiendo a los judíos. ¡Pero qué manía tan bárbara! Sos un bárbaro, pelotudo. 
Hasta a nosotros, en nuestra jerga, nos ha quedado esa coletilla absurda, salvaje, de: "vamos a matar judíos" cuando hacemos la rondina, a pura limonada. Por cierto, este año nos la perdemos. Aunque alguna llegamos a probar, antes de esta situación de alarma, en el bar de Marce, La sacristía, al ladito mismo de la Plaza del Grano (sitio de belleza stendhaliana), en el Húmedo leonés. ¿Verdad, Lidia? 
Plaza del Grano. Foto: Cuenya
Y no digamos lo salvajes que fueron Hitler y sus pendejos chingados seguidores con el Holocausto... el Holocausto Caníbal, que eso sí que fue una aberración de la naturaleza humana. Ojalá la Humanidad no vuelva a vivir una situación de este calibre, en la que tocáramos fondo, incluso llegamos a sumergirnos en las cloacas del horror. ¿Os acordáis, ¡el horror, el horror!, que pronunciara un tal  Kurtz en El corazón de las tinieblas?
Como nos dijera el filósofo Adorno: "Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie". Después de cualquier atrocidad es cuando quizá sea más necesario que nunca escribir poesía. Y por supuesto filosofar, reflexionar acerca de la barbarie. 
Qué diabólicos somos los seres humanos, no sólo con Cristo Nuestro Señor, sino con nuestros semejantes, con todo dios. 
Bueno, haberlos haylos que son buena gente, que de todo se encuentra en la viña del Señor, que de todo se encuentra en la botica del pueblo, ahora las boticas actuales no dan abasto, con tanto enfermo que tenemos por el puto Corona-virus, que nos trae por la calle de la Amargura y el Amargor. 
Este demoi amárgame na boca. Sí, el virus este de marras, aparte de quitar sabor y olor a las cosas (eso me dicen, cuídate mucho amiga Cristina, que ya estás en la buena senda, por fortuna, me alegro mucho), a veces da como un regusto a metal oxidado en la boca, a herrumbre (tal y como me contara recientemente Olga, la amiga vasco-malagueña, que ahora ya ha dejado el virus aparcado para sonreírle a la vida, como ella sabe hacerlo, qué maravilla que también estés en el buen camino). 

Comencé con el Domingo de Ramos, y el diablo me ha ido llevando por los senderos justos del Señor, eso deseo, proseguir caminando firme y derechito al Pórtico de la Gloria, caminando sobre la luna (walking on the moon, como en la canción de los Police: https://www.youtube.com/watch?v=J7auqBSgKQw), hacia Santiago, de Compostela, campo estrellado, flotando en este firmamento interestelar, como un astronauta avezado (me entusiasma la figurita de un astronauta que hay en la catedral de Salamanca). 

Cómo me gustaría flotar y volar... volar muy alto... como cigüeña (me encantan las cigüeñas en sus nidos montados sobre un árbol), con la imaginación desbordante de las palabras que se hacen cuerpo y alma. 

Elevemos nuestros ramos y nuestras palmas (sigamos dando aplausos de cariño a nuestro personal sanitario, a quienes velan por nosotros, a quienes cuidan de nuestra salud), hagamos que sigan floreciendo los campos, la Naturaleza, en esta primavera vírica, para que el oxígeno siga llegando a nuestros cerebros, a nuestros pulmones. Y con él podamos oxigenar a nuestros enfermos, a nuestros infectados. Insuflemos de vida y de amor a nuestros prójimos. Contagiémoslos con nuestra esperanza verde, con la savia verde de nuestro afecto. 
Salamanca. Foto: Cuenya
Pronto, muy pronto, estaremos todos de nuevo en las calles, en medio de la Naturaleza, abrazados fraternalmente. Hagamos que se cumpla la utopía. Sintamos que seguimos vivos (quienes tenemos la fortuna de permanecer sanos y salvos). 
Pronto llegará una vacuna que nos inmunice al virus, que nos permita desenvolvernos con naturalidad, sin miedos ni incertidumbre, sin angustia, en esta sociedad líquida (sobre la que ahondaré en un próximo texto).
Pronto, muy pronto, llegará ese momento. Pero hasta entonces hagamos corazón de tripas y procuremos no contagiarnos, no contagiar a nuestros convecinos, ayudar como podamos a los demás, sentir con cariño, vivir en paz, en armonía con nosotros mismos y con el resto.
Ayer mismo, el bueno de Nico, Nicolás de la Carrera (organizador del Festival de los Mundos y experto en Senegal, vecino del bellísimo pueblo de Villar de los Barrios), nos comunicaba a través del muro de Facebook de Villar de los Barrios (buscadlo, por favor) que Mariano Esteban Rodríguez, un científico del CSIC, originario del Bierzo, para más señas de Villar de los Barrios, está trabajando en esa vacuna esperanzadora, que nos sacará de este atolladero. Una vacuna contra el Covid-19, que podría estar lista a finales de este mes. Si es que en el Bierzo tenemos unos recursos humanos prodigiosos. Y además en esta comarca mágica el virus no ha atacado con tanta virulencia como en otros lugares (al menos si nos fiamos de lo que nos cuentan). Para algo tendría que servir nuestra olla. 
Corre por las redes y guasapes un meme de estos chorras (valga la rebuznancia) en el que aparece el presidente Sánchez diciendo que podrán salir a tomar unas limonadas sólo en el Bierzo. 
Seguimos esperanzados, con un brote de optimismo. 

2 comentarios:

  1. Gran recorrido imaginario cultural-religioso y gran dosis de optimismo ya que es tan necesario. Es una buena dosis de realismo aúnque algunas metáforas y notas suenen con cierta ironía. Por lo menos estando confinados nos sirven también para viajar con nuestra imaginación. Muy ameno para pasar el día de Domingo Ramos, Manuel

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  2. Es un placer leerte Manuel.Un abrazo.Salud siempre.

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