miércoles, 27 de noviembre de 2019

Del agua y del tiempo, por María José Prieto


Ahora es la profesora y escritora María José Prieto, buena amiga, quien me sacude las entrañas con esta reseña, que para mí es maravillosa. Mil gracias, María José, por todo. Por estar siempre ahí, tan generosa, a ti  y a tu marido Julian, que siempre os habéis portado tan bien conmigo. 

Esta obra poética y miscelánea del excelente escritor  Manuel Cuenya, periodista, literato, dedicado al cine y a la enseñanza universitaria, es profunda y emotiva por estar inspirada en sus experiencias, sentimientos e inquietudes en diversos campos, y ser, sobre todo, algo que le ha emergido del alma, hondamente sentida. Lo que pretende con ella es encontrarse a sí mismo, buscar un significado a la vida.
               Los demás libros que ha escrito han surgido de su campo de intereses, de lo que le apasiona. Sus artículos son buenísimos, divertidos, entretenidos y con un alto nivel de erudición, por la cantidad de datos, muy razonados y vinculados al tema central que trata.
María José Prieto y su marido Julián en Noceda
               Particularmente su poesía nace de esa sensibilidad especial que encierra su alma, y que lo lleva a plasmar un rico mundo interior en estos bellos versículos y pequeños ensayos en prosa poética, alternados en  el libro, que encierran maduras consideraciones referidas a estos dos  géneros literarios, sobre lo que piensa, siente y cree , todas ellas en una línea existencialista y de búsqueda de la esencia del ser humano, con una variada gama  de connotaciones expresivas, de acuerdo con el tono de los contenidos. En ellos hace alusión a autores, lo cual corrobora su amplia formación intelectual.
               Como seres contingentes que somos, continuamente nos estamos haciendo preguntas, puesto que para nosotros vivir es como transitar por una habitación oscura, solo iluminada parcialmente, cuya relación entre los diferentes tramos de la misma permanece inconexa.
               El proceso del paso del tiempo es una realidad que  nos condiciona, nos limita y nos provoca angustia, hasta encontrar la auténtica razón de nuestra existencia en el mundo. Este es uno de los temas muy manidos en su obra.
               Como el arte de la expresión creativa nos sitúa por encima de la realidad cotidiana, muchas veces falsa, incoherente y absurda, el mundo de las ideas y de la espiritualidad es el que nos va a traer mayor satisfacción y donde encontraremos la armonía anímica.
               Los ensayos y poemas aquí incluidos tratan sobre temas filosóficos, bellos y prácticos: el amor, la muerte, el paso del tiempo, la vida en general. Abundan en ellos los vocablos abstractos y adjetivos sustantivados en relación íntima con la temática tratada, en los cuales a través de detalles y de cosas con las que el autor disfrutó en su niñez, intenta reflejar el paso del tiempo, al igual que Azorín.
               A través de estas dos modalidades literarias el autor manifiesta que todo lo aprendido de niño va a  conformar su futuro carácter. A esa Matria desea volver él de nuevo, a la que identifica con una mujer, valiéndose de personificaciones expresivas.
               Observamos  en estos pequeños ensayos, semejantes a veces a cuentos de hadas, donde,  el color y la magia se ponen de manifiesto, cómo a partir de que la tecnología se introdujo en el mundo rural, todo se estropeó.
               Destaca en ellos la descripción de varios ríos: Balboa, Sil, Selmo, Boeza, et., con bellas imágenes y metáforas sinestésicas, con connotaciones de belleza serena, quietud, nostalgia y divina beatitud.
               También  es de notar  la influencia de los libros de viajes, los cuales impulsan al autor a transitar por mundos ideales, pues nuestra vida se halla continuamente en riesgo, y en un momento u otro se  podría disipar la belleza.
               A la muerte, el recuerdo la hace eterna y le quita el fatalismo del momento, y la lucha y el refugio en los sueños es el remedio para todo. Nos alientan a alcanzar nuestros objetivos en la vida, y nos desligan de la cruel realidad,  en la cual caemos de vez en cuando, pero de la que tenemos que emerger a través de nuestras ensoñaciones, fantasías y mundo espiritual.
               Estamos en un  orbe oscuro, pero merece la pena soñar para salir de él. El tiempo de la guerra también es oscuro, porque es inútil, no sirve para nada, solo para el odio. A él le ha quedado una huella en el subconsciente de esta época, aunque no la vivió.
               Tratando esta temática, las metáforas sinestésicas adquieren unas connotaciones depresivas por sus ecos tristes. Se podría establecer un paralelismo con “Poeta en Nueva York” de Lorca,  pero aquí  la expresión sigue una línea más templada que en los poemas del citado escritor. Sus imágenes  son  mucho menos duras.
               En cuanto al amor, mantiene una concepción sublime del mismo. Es un sueño, es espiritual y corporal a la vez, toca lo sagrado. Nos lleva a los ensueños, a la fantasía, a la eternidad. Es un dar y recibir recíprocamente. En este sentido lo comparo con el poeta del 27 Salinas en “La voz a ti debida”.
                Es un  bálsamo que nos libera de las penalidades del mundo, nos ayuda a afrontarlas cuando es verdadero, muy comparable en este aspecto al contenido de algunos poemas de Blas de Otero.
               El amor se vincula  a la mirada recíproca entre los dos amantes, al igual que en las “Rimas” de Bécquer. Lo asocia con la paz, la calidez, los ratos íntimos, la familia y todo lo  entrañable.
               Sin embargo, y aunque en algunos momentos pueda tener su poesía algún parangón en este punto con la de Neruda, estimo que es mucho más fina y espiritual, más elevada,  y más idealista que la del citado autor. Se halla muy en la línea de los románticos, aunque no obvia el componente carnal de esta emoción. Busca ese amor eterno, que es algo que lo vincula con la trascendencia.
               No podían faltar en sus ensayos y poemas temas como los de la felicidad, la cual no se puede alcanzar en este mundo, sino a través de los sueños vigiles, de la fantasía y del arte. Podemos salir de ese ámbito oscuro y sin esperanza. Nos levantamos. Cuando despertamos en ese entorno cruel y negro, cuando nos damos cuenta de tantas mentiras que nos han dicho  relacionadas con la Navidad, pues observamos las duras guerras que se han llevado a cabo y se están llevando en los lugares sagrados, debemos luchar,  soñar, construir nuestro futuro  mediante sueños. El mundo nos lo forjamos nosotros mismos para cumplir nuestras metas a partir de la creatividad. Merece la pena luchar. La vida es caerse y levantarse.
Partiendo de bellas metáforas sinestésicas, basadas en la asociación de sensaciones que no se corresponden semánticamente y del entrecruce  de lo concreto con lo abstracto, de bellas imágenes comparativas, de  personificaciones, y de frases cortas e intuitivas, que contienen matices y rasgos de suspense, el autor logra entramar una obra estética, psicológica,  y filosófica, enriquecedora y útil en todos los sentidos por las enseñanzas que se desprenden de ella.
A mí, en particular, no solo me ha emocionado, sino que me ha invitado a la reflexión de aspectos vitales muy interesantes para todo el mundo.
https://www.ileon.com/cultura/075459/maria-jose-prieto-es-mejor-reir-que-llorar-y-creer-por-otra-parte-en-un-futuro-esperanzador

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