Otro articulín publicado en el Diario allá por el 99 del pasado siglo (qué viejo suena esto), aunque ahora le de algún nuevo vuelo.
Tiembla la tierra, que es misterio, catástrofe y muecín redoblado en el universo islámico, y también en el cristiano... Mientras se resquebraja la caverna de los corsarios en el Bierzo -fuero mágico en medio de esta pen-ínsula Barataria, y aun en el resto de la provincia. Un Bierzo que, llegado el caso, podría aspirar a convertirse en una nueva Euskalherria, o bien una Catalunya, poblada de troneiros (o tronaos), reñubeiros, xanas y xanines, lamias, corujas y meigallos. Como en una leyenda a lo Álvaro Cunqueiro (con quien tuve la suerte de hablar... eso sí, con voz espiritual y desde el más allá, hace unos meses en Mondoñedo, qué suerte la mía, la religación con los muertos). O bien como un cuento Inmortal de Borges, letra para ser cantada por Antón Reixa.
Casi sin quererlo, ya estamos a punto de entrar en el otoño... siempre hiere, pues Augusto el Grande ya la diñó, y el veranín estirará oficialmente la pata en unos días, nomás. Ay, Agosto, que me enfrías el rostro, vaya mes de siesta ovejera y verbena cultural... por el caos febril de la modorra/vuela la sensación que al fin se borra/ verde mosca zumbándome en la frente, como aquellos versos de Valle-Inclán, don Ramón María, que en tiempos (ya lejanos) le sirvieran a mi estimado cuate José Luis Moreno-Ruiz como careta de entrada y de salida a su inolvidable y fantástico programa radiofónico Rosa de Sanatorio (RNE, Radio 3).
http://www.ivoox.com/30-anos-radio-3-rosa-sanatorio-audios-mp3_rf_95317_1.html
Agosto la espichó, bien lo sabemos, pero aún nos queda alguna fiestina que celebrar, por ejemplo El Cristín de Bembibre, y alguna piscina o Cristina en la que zambullirnos. Cristina Pato, pongamos por caso, es una "música" melosiña, que hace las delicias con su gaita. En cambio, la Tárrega, Cristina, es una moza de cuadra... televisiva... una rapazona de carnes rubensianas que se coló en la Interviú. No me tengáis en cuenta estos delirios de última hora. Sólo que haylos y haylas que, en su dislexia fonética, llegan a leer Cristina donde simplemente está escrito piscina. Serán cosas de la vista y quizá del demonio que anda enredando la madeja. Lo cierto es que a más de un guajín y una guajina se le hacen los ojos chiribitas y la boca batido de frambuesa, mora, madroño y arándano, recordando la piscina de zambullida y veranillo, mientras a otros y a otras les da por chupar directamente del frasco, el batido, o sea, qué bueno está, sobre todo si uno lo sorbe con una pajita, perdón, con un popote en la terraza del bar de al lado. Una terraza atestada de turistas que miran embelesados pa' Yateos (véase Llateos como una Comala berciana) en busca de monte y ruralidad.
Agosto la espichó, bien lo sabemos, pero aún nos queda alguna fiestina que celebrar, por ejemplo El Cristín de Bembibre, y alguna piscina o Cristina en la que zambullirnos. Cristina Pato, pongamos por caso, es una "música" melosiña, que hace las delicias con su gaita. En cambio, la Tárrega, Cristina, es una moza de cuadra... televisiva... una rapazona de carnes rubensianas que se coló en la Interviú. No me tengáis en cuenta estos delirios de última hora. Sólo que haylos y haylas que, en su dislexia fonética, llegan a leer Cristina donde simplemente está escrito piscina. Serán cosas de la vista y quizá del demonio que anda enredando la madeja. Lo cierto es que a más de un guajín y una guajina se le hacen los ojos chiribitas y la boca batido de frambuesa, mora, madroño y arándano, recordando la piscina de zambullida y veranillo, mientras a otros y a otras les da por chupar directamente del frasco, el batido, o sea, qué bueno está, sobre todo si uno lo sorbe con una pajita, perdón, con un popote en la terraza del bar de al lado. Una terraza atestada de turistas que miran embelesados pa' Yateos (véase Llateos como una Comala berciana) en busca de monte y ruralidad.
Es tiempo de sudores y calores alambicados en alguna bodeguina. ¡Vaya caló! Que el vino y el orujo corran por tus entretelas, joteándote en los poros. Entre pitos, charangas y bodegas, te encuentras con Julio Llamazares (la primera vez en tu vida que lo ves, año de 1999), un miércoles cualquiera, bajo una luna llena, casi cinematográfica, en la terraza del café Universal, bajo los soportales de la Plaza Mayor leonesa.
En el fondo (si haces memoria) te has pasado el verano de sarao en romería, que es como decir De la Ceca a La Meca: camino-libro por el que estuviste paseando tus huesos de jota, muñeira y jarana. De La Ceca a La Meca te aproxima a Turquía, tu punto de partida -antes habías visitado la Plaza Xemáa el Fná-, y te ayuda a alcanzar el puntín.
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