Un placer haber participado en el Grito de mujer 2022, coordinado por la poeta Edith (Edita) Fernández.
En el origen
fuiste tú y tu espejo cóncavo de sonrisas asomando al balcón del universo, que
se reveló multiverso al contacto de tu piel.
En el origen
fuiste tú y tu manantial hidrotermal fluyendo por un espacio-tiempo singular,
como un río-océano que surcara una selva tropical. Aunque esto aún no lo
sabías.
Entonces, llegó la gran explosión y tú comenzaste a correrte al rojo, al final del espectro electromagnético, expandiéndote a la vez que tintabas de alegría la vida.
En ese
preciso instante, en un tiempo dilatado, surgieron los bosques y los océanos y
los ríos y las grandes montañas y los desiertos…
En el origen
fuiste tú y tu verbo de fluidos arrancando arpegios a los agujeros negros por
los que te deslizaste, con tu belleza que engendra amor, a la velocidad de la
luz.
En el origen
fuiste tú la luz y el tiempo presente y la materia y la energía susurrando una
nana ancestral bajo el nombre de Polvo Interestelar.
De repente,
se formó un arcoíris en el centro de tu corazón. Y las estrellas alumbraron tu
senda. Por la que vagaste durante millones de años.
En ese
preciso instante, tu mirada, impregnada de color índigo, alcanzó la finitud en
un espacio ilimitado. Esférico.
De tu ADN
brotaron dunas y oasis repletos de palmeras y dátiles. Con sabor a miel y a
tiempo derretido como un fundido de queso.
En el origen
fuiste tú, con tu fragancia cósmica y el ritmo primigenio y acompasado de tus
latidos.
Ahora, que
han transcurrido diversos eones, aún sigo escuchando, como aquella primera vez,
la gran explosión.
En el origen
y en el final de los tiempos… fuiste tú, la diosa creadora.
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