Vigo es Castro y Mar, gran ciudad portuaria y gran pueblo, ciudad moderna y cosmopolita con un gran sabor hispanoamericano, con el encanto de sus muchas playas y sus alrededores paradisíacos, como son las islas Cíes o la isla de Ons, situada en la entrada de la ría de Pontevedra. Incluso Cangas de Morrazo, que también tiene mucho encanto.
Me entusiasma treparme al Monte del Castro de Vigo, que es, por lo demás, el origen de la ciudad. Me gustan los lugares elevados desde los que se puede contemplar toda su ría, el Océano Atlántico. Me entusiasman los miradores. Y el Monte del Castro es un genuino mirador a toda la ciudad y aun a la belleza de las islas Cíes que, con sus mágicas puestas de sol, resultan como de otro mundo. Desde este Castro, oxigenante, puedo atisbar el mundo a través de los ojos marinos de un instante único, irrepetible.
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Desde Monte del Castro |
Una belleza siempre apetitosa, comestible, acaso eterna, en la captación de estas imágenes. Con su luz de poniente. Con su amorosa luz de poniente. Vigo es en sí misma una ciudad literaria, impregnada con la impronta que dejaran grandes escritores como Cunqueiro, inventor, o al menos uno de los precursores del realismo mágico, con Merlín y familia, o Torrente Ballester, como continuador de este realismo en su Saga/fuga.
La estancia de estos magníficos fabuladores en esta capital gallega nos la recuerdan por cierto unas placas. Cunqueiro, además, cuenta con una calle y un hospital, el hospital de las letras, me atrevería a decir.
Vigo es asimismo la ciudad en que viviera, siendo un rapaz, el Nobel Cela, al que leía mucho en mis tiempos mozos. Y me dejara una gran huella, sobre todo con sus libros de viajes, su Pascual Duarte, Mazurca para dos muertos o el propio Cristo versus Arizona. Por citar algunos de sus libros.
Vigo es un estupendo Faro, en el que también plasmara su inspiración José Luis Alvite, cuyos textos se me antojaban brutales y hermosos a partes iguales, como la vida misma, o sea.
Llegué a tener algún contacto vía correo o messenger con Alvite, pero desgraciadamente murió aún joven. Me fascinaba leer sus textos, que aparecían también en Diario de León, en una época en la que uno era colaborador habitual de este periódico leonés.
Vigo es también un buen lugar para embarcarse rumbo a las Américas en busca de algún sueño. "Y puerta de salida de muchos españoles que buscaban en el continente americano una vida mejor que la que la por nuestras tierras tenían", matiza Fernando Fernández.
Vigo, en concreto su puerto, me hace recordar con mucho cariño a mi padre, que un buen día, allá por los 50 del pasado siglo, se embarcó en la aventura de cruzar el Atlántico en busca de un porvenir, realizando una travesía de cerca de un mes hasta llegar a la costa del Brasil. Una aventura que me sigue haciendo soñar, fantasear, y al tiempo me adentra en un espacio de melancolía. No lo puedo evitar, porque mi padre, que siempre será un faro que alumbre mi camino, esta senda de la vida, tan breve y efímera, era sin duda, lo sigue siendo, una de las personas más importantes en mi vida. Y gracias a él (también a mi madre, a mi familia) he podido volar como un pájaro. Y sentir la libertad. |
Julio Verne |
Además de los grandes escritores españoles, que antes mencionaba, se dice que también Julio Verne estuvo hasta en dos ocasiones en Vigo. Y en su libro 20000 leguas de viaje submarino aparece esta ciudad portuaria. En todo caso, el autor francés, que tantos libros de aventuras y de viajes escribiera, goza de un monumento en el puerto.
Por otro lado, visitar las islas Cíes es como adentrarse en el Caribe galego, con la sensación de quien se asomara a la ventana de los ensueños, con los colores de una realidad sugerente, que hechiza al visitante. |
Islas Cíes |
El paraíso isleño de las Cíes penetra con toda su sensorialidad a través del agua, de la arena blanca, de su vegetación exuberante.
Viajar, sobre todo viajar a un espacio de tal belleza, fortalece el alma. Y permite al viajero seguir ilusionado, como si fuera la primera que se acercara a esta tierra, a este mar. El mar universal, en definitiva, "donde todos los mares del mundo confluyen en el trasiego de barcos entrando y saliendo del puerto". Pues el viajero ha podido visitar en más de una ocasión la ciudad de Vigo y aun este mundo edénico. |
Calle de las ostras |
Recorro lugares de siempre, como el Monte del Castro. Y por supuesto el Vigo Marítimo, que tanto me gusta. Y la ciudad vieja con su plaza da Pedra, su mercado da Pedra, la calle de las ostras, y su hostal da Pedra, que resultó ser un magnífico alojamiento. Gracias, Teresa, gracias, Carmen. Y aun otras plazas y rincones como la de la Constitución. Con su antiguo barrio de pescadores. Su gastronomía, como todo el mudo sabe, es deliciosa.
Vigo, como tantas grandes ciudades, en su sentido amplio de la palabra, no se agota ni en una ni en más visitas. Y además en esta ocasión me obsequió con un recital homenaje sobre la figura de Lorca, al que tuve la ocasión de asistir, sintiéndome como en casa. Pues la fusión Lorca-Vigo me pareció extraordinaria, a sabiendas de que el genio Lorca llegó a componer hasta seis poemas gallegos. Gracias, Alicia y demás compañeros, como Elloboestaaqui, entre otros, por vuestra acogida.
Y aunque en esta ocasión no me acercara a Castrelos, en el recuerdo me quedará aquel concierto que diera en agosto de 2009 el poeta y cantautor canadiense Leonard Cohen, quien nos emociona con ese pequeño vals vienés que escribiera Federico García Lorca.
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