El arte brota de la Naturaleza, con su colorido y también
con su fragancia a bosque otoñal. El arte pictórico brota de esta Naturaleza,
con esplendor impresionista, invitándonos a penetrar en su interior cual si
estuviéramos en un cuento de hadas y duendes.
El estallido de colores y el aroma a frutos del bosque
despiertan nuestros sentidos, haciéndonos vibrar con la emoción de una vida
intensa, siempre religados con lo primigenio.
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