martes, 7 de junio de 2016

La fragua literaria leonesa: Violeta Serrano

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La Fragua Literaria Leonesa

Violeta Serrano: "Argentina ha crecido con la fuerza de trabajo de los emigrantes, en su gran mayoría"

Manuel Cuenya | 07/06/2016 - 13:31h.

La poeta, periodista y Licenciada en Filología Violeta Serrano, autora de su recién publicado 'Camino de ida', está organizando, con la dramaturga y poeta castellanoleonesa Macarena Trigo, una suerte de representación de 'Camino de ida'', que funcionará como una extensión del libro.



Violeta Serrano. Foto de Juan Escolar

AQUÍ las mujeres enhebran sus patas
con hilos de agujas en las que no creen.
Aquí los hombres no disimulan su hambre
de conchas desnudas y pechos
de esquejes y algas.
No disimula nadie aquí
el impulso sexual del ciudadano.
Han dado por hecho,
Han dado por sentado,
que el piropo es cultura
de caña y de ley.
Esta ciudad es un estambre de deseo
la verborrea está instaurada
en las copas de los árboles
a los que se encaraman los voyeurs
en busca de alimento.
Esta ciudad merece una mujer
subida a un camión
una mujer peluda y zafia
que diga, che,
andate a la concha de tu hermana
y fijate que ella también es mujer.

(Violeta Serrano, 'Camino de ida')

Poeta, periodista, Licenciada en Filología, Violeta Serrano acaba de publicar 'Camino de ida' (editorial Modesto Rimba, 2016),  un poemario en verso libre, que incluye algunos textos en prosa poética, escrito con las entrañas, asegura su creadora, acerca del viaje que emprendiera desde su tierra natal de la Maragatería, para buscarse la vida, hasta el fin del mundo, en este caso situado en Argentina, y en concreto en la ciudad de Buenos Aires, donde Violeta está desarrollando su carrera profesional como colaboradora en diferentes medios y co-directora, junto con Carlos Skliar, del posgrado internacional 'Escrituras: creatividad humana y comunicación' de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), que realizan en cooperación entre Argentina, México y Barcelona.
Recuerda que Argentina le dio las oportunidades que España no le permitió alcanzar, lo que resulta escalofriante, porque, aunque sabemos que el nuestro se comporta a menudo como una "madrastra" (como también dijera el premio Cervantes Juan Goytisolo), causa tristeza que nuestros jóvenes, sin duda los mejor formados de toda la historia, se tengan que ir del país. Como ya ocurriera en otras épocas.
Cuando ella se fue de España el paro juvenil rondaba cifras vergonzosas, pero hoy seguimos ídem de lienzo. Y esto va para rato, parece. O a lo peor siempre vamos a estar en crisis, no sólo económica, sino espiritual, porque Violeta cree que, en ese contexto de desempleo salvaje, hubiera podido encontrar algo, incluso bueno, tal vez, pero en ningún caso –concreta ella- hubiera podido desarrollarse profesionalmente para lo que se había formado. "De los argentinos he aprendido muchísimo: sobre todo que todo es posible si tenés el ingenio y la necesidad suficiente. Caerse, levantarse, intentarlo de nuevo, intentarlo mejor. Supongo que es la idiosincrasia de este país", señala Violeta, consciente de que, el hecho de vivir tan lejos, fuera de su matria, le ha permitido conocerse mucho mejor como persona,  dándose realmente cuenta de cuáles son sus raíces, cómo se conforma su carácter. Y es entonces cuando siente más morriña por su tierra, porque sabe que no puede llegar a ella tan fácilmente y además vive constantemente en una cultura distinta a la suya, "con otras costumbres, con otra forma de relacionarse, con otros códigos, etc.", apostilla Violeta, que rememora con afecto y nostalgia Astorga como el lugar de su adolescencia, donde fue feliz, atrevida, torpe, y absolutamente desgraciada, según ella. "En fin: adolescente". Y sobre todo recuerda su infancia, ligada a su pueblo, el Val de San Román, que es la tierra que realmente extraña cuando la ciudad la agota.

"De los argentinos he aprendido muchísimo: sobre todo que todo es posible si tenés el ingenio y la necesidad suficiente. Caerse, levantarse, intentarlo de nuevo, intentarlo mejor. Supongo que es la idiosincrasia de este país"
En Buenos Aires ha encontrado su lugar en el mundo. Y ha podido y puede dedicarse a lo que en verdad le apasiona, que es el periodismo cultural para distintos medios, en los que  procura no detenerse en la lectura del libro que reseña, por ejemplo, sino ir más allá –matiza ella-, realizando una labor de investigación acerca del autor o autora, planteándose por qué ha escrito tal obra, buscando pros y contras, enfrentando sus teorías con las de otros, para finalmente escribir una opinión propia con rigor y belleza. No es fácil, en todo caso, porque el trabajo periodístico se hace, en su opinión, a una velocidad de relámpago; "todos sabemos que con lo mal que se paga, uno debe hacer esto mientras realiza varias actividades más. No por ello hay que perder el rigor, creo. Sí hay que aprender a optimizar al máximo los tiempos", puntualiza Violeta, a quien le parece que la relación entre periodismo y literatura debe ser estrecha, sobre todo desde la óptica del periodismo que mira a la literatura: "debe echar mano de las herramientas que ésta le proporciona para generar textos propios que sean verdaderamente relevantes y que tengan alguna incidencia en los lectores".

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