domingo, 10 de febrero de 2013

Pedro Trapiello

Trapiello en el Club de prensa del Diario en la presentación de mi fragua
Hace años que conozco a Pedro Trapiello, bueno, no hace tantos. Depende de cómo se mire, que el tiempo es siempre algo relativo. En realidad, lo conocí en el 99 del pasado siglo (cómo quedó esto, ahora sí parece la eternidad y un día).

Yo acababa de incorporarme, como columnista, al Diario de León, después de mi regreso a España, a finales del 98. Para mí, incluso Trapiello, era alguien casi desconocido hasta entonces. Y no me da pena decirlo, porque había vivido fuera de este país de paisitos durante años, bueno, con algunas incursiones y pequeñas temporadas en el mismo. 

A decir verdad, ya había hecho algunas colaboraciones esporádicas para Diario de León, en concreto para El Filandón, antes del 99, pero este fue el año, digamos oficial, de mis comienzos como colaborador regular, habitual. Y ahí fue donde conocí a Trapiello, a Pedro, al que por lo demás había podido ver en esa película legendaria que es El filandón, de Chema Sarmiento, pero entonces no sabía quién era el autor de El chivo explicatorio

Recuerdo que fue en el mes de febrero, del año 99, cuando lo vi por primera vez, en vivo y en directo. Yo, a la sazón, había leído la noticia en el periódico en la que figuraba como mantenedor del botillo de San Román de Bembibre. Y allá que me lancé, no podía perdérmelo. En esa época ya seguía con puntual regularidad sus cornadas de lobo y me entusiasmaba leer sus columnas, atómicas, demoledoras, en las que se palpaba un gran dominio de nuestro idioma. No lo dudé ni un instante, agarré mi bici de carrera, que había comprado en Dijon (Francia) hacía tiempo, y me fui derechito a San Román de Bembibre desde Noceda, el útero de Gistredo. Ah, también recuerdo llevar conmigo la histórica cámara Yasica para retratarlo.

Una vez en San Román, creo que entré en contacto con Mari Ángeles Cebrones -corresponsal del Diario en el Bierzo Alto- y estuvimos esperando a que llegara el ídolo, el hombre de las letras. Creo recordar que llegó algo tarde sobre el horario previsto. Lo acompañaba su chica, Susana. Esto quizá no debería escribirlo o sí. La escritura hay que ejercerla con libertad, ¿verdad? Lo saludé, creo que me lo presentó Mari Ángeles Cebrones. No recuerdo esto con detalle. Me dijo algo acerca de mi bici. No me extraña. Se quedaría algo flipado, al decirle que había bajado desde Noceda exclusiva y religiosamente para verlo, como si se tratara de una deidad. Entonces, uno puede que fuera algo mitomaníaco. Con el paso del tiempo, me da la impresión de que se van perdiendo estas cosas, es decir, estas manías. En todo caso, recuerdo que asistí, boquiabierto y embelesado, a su discurso, que por lo demás no dejó indiferente a nadie/naide. Le hice algunas fotos, que conservo como oro en paño, y me despedí, porque evidentemente yo no estaba invitado y nadie me había dado vela en el sarao. Quizá la entrañable Ángeles, la responsable del botillo de San Román de Bembibre me invitara a quedarme a comer, pero creo que no me quedé, aunque me hubiera encantado (cuánta estrechez, a veces conviene ser más asertivo, y poner en marcha las habilidades sociales). Un tiempo después, Ángeles -hace años fallecida-, me invitaría a dar una conferencia para la Asociación que hacía el botillo, y luego me llamaría para ejercer yo mismo como mantendor del mismo. Qué cosas tiene la vida. 

Pues así, de este modo, conocí personalmente a Trapiello, al que le dediqué, en el Diario, una columna, a los pocos días de su intervención en la localidad de San Román de Bembibre. Transcurridos unos días (quizá semanas) me topé con él y con Susana en la avenida Ordoño, o cerca, en León. Susana me reconoció al instante, y entablamos una brevísima conversación en la calle. A Trapiello parecía haberle agradado mi columna, la cual debo tener archivada por algún lado, que espero rescatar en algún momento del olvido, para darle tal vez vuelo y rueca en este blog. 


Te esperamos, querido Pedro, el próximo martes día 12 de febrero, a las 20h, en la Casa de las culturas de Bembibre.

  

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