jueves, 18 de octubre de 2012

Leyendas sobre brujas, ánimas en pena y fantasmas


Aparte de las leyendas de moros, trasgos y xanas están las de brujas y ánimas, algunas de las cuales aparecen recogidas en el fascículo 14 de Bierzo mágico, La brujería en el Bierzo. Como la de la tía Pardala de Albares de la Ribera, que se transformaba en gato negro y se colaba por la gatera de las casas para hacer sus fechorías durante la noche. 
O bien la de la tía Jesusona de Ponferrada, una anciana muy pobre que vivía sola, y tenía fama de echar el mal de ojo, creencia muy extendida en el Bierzo. 
Para una información más detallada sobre este personaje también se puede consultar la obra El Bierzo: etnografía y folklore
Costumbre arraigada en los pueblos del Bierzo era la de pintar cruces en las puertas de viviendas y establos para espantar a las brujas. O bien colocar ramos de laurel y ruda en las cuadras, que eran bendecidos para preservar los ganados de estas hechiceras. 
En un pueblo del Bierzo Alto, como Villar de las Traviesas (perteneciente al Ayuntamiento de Toreno), se quemaban ramos de laurel, que eran bendecidos en la iglesia el Domingo de Ramos, y así se afumaba a la gente para evitar los efectos del mal de ojo
Asimismo, a los rapacines se les colgaba del cuello un collar hecho de ajos que,  debido a su fuerte olor y sabor picante, espantaban a las brujas. Esto se acompañaba con el siguiente conjuro: Si eres bruja te arreniego, si eres demo vaite al infierno
El conjuro como remedio contra la brujería, y una suerte de terapia basada en la palabra proferida. 
En el Bierzo, sobre todo durante el siglo XVIII, abundaban los conjuradores, brujos y curanderos, incluso los curas desconjuradores o exorcistas como recoge Manuel Rodríguez en su obra Etnografía y folclore del Bierzo Oeste-Suroeste.
            Por otra parte, están las leyendas sobre ánimas en pena y fantasmas. En el Bierzo era habitual que algunas personas se disfrazaran con una sábana blanca para amedrentar y ahuyentar a la gente que quería regar los prados por la noche, sobre todo durante la época estival. Las peleas por el agua eran habituales, y de esta forma el listo o lista de marras, enmascarado/a, lograba que nadie le quitara el agua. 
En Noceda del Bierzo se cuenta que había una señora, la tía María, que acostumbraba a enmascararse cual si fuera un fantasma o una pantasma, con el fin de regar la pradera de Llamillas, hasta que un buen día, a punta de pistola, alguien le dijo: “O te descubres o te descubro”. Y vaya que se descubrió.
            También era frecuente, sobre todo en los pueblos del Bierzo Alto, que una procesión de ánimas con capuchas y velas encendidas se acercaran hasta un pueblo donde había fallecido algún vecino recientemente para hacerse herederos de sus fincas. 
“O nos dais tal o cual finca –solían decirles a los familiares- o el alma del muerto irá a parar al infierno”.


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