Qué linda, Celeste. Me has hecho feliz con tus palabras. Mil gracias. ¡Viva México! y ¡Viva el Bierzo! hermanados ya de por vida. Me apetece darle vuelo en este espacio sobre todo ahora que estoy con México.
Cuenya y la eliminación de las fronteras
Malas compañías
Celeste Ramírez
De Manuel Cuenya (Noceda del Bierzo, España 1967) puedo escribir más de tres cosas: que es un periodista contundente, un viajero contundente y un amigo contundente. Además que gusta de la cátedra, la literatura y el cine.
Puedo escribir también que es una de las tantas personas europeas que quiere y se interesa profundamente en nuestro país. Fue quizá esa razón -la solidaridad a nuestro México- por la que en un invierno madrileño lo conocí.
Ahora que me llegan noticias suyas desde el extranjero no puedo más que celebrar su entrega y su cariño literario hacia con nosotros. Y es que, siempre, en sus libros perfectamente editados allá en España, siempre, hay unas hojas dedicadas a la cultura, a los terruños, a la gente mexicana.
Tal es el caso del recién editado “La fragua de Furil”, un libro que reúne alguna de las mejores columnas periodísticas de Manuel Cuenya que han sido publicadas en el Diario de León. Son artículos dedicados a asuntos diversos y a viajes que el autor ha realizado por todo el mundo.
Lo que mueve a Manuel es sin duda la eliminación de las fronteras. No entender de aduanas y concentrarse en el paisanaje, en las emociones, en la posibilidad de los encuentros y en el paisaje.
“La fragua del Furil” tiene dos partes: “Del lado de acá”, donde aborda la situación de su tierra, la comarca del Bierzo y en general de la provincia leonesa, a través de los cuales busca recuperar la cultura local.
Lo que mueve a Manuel es sin duda la eliminación de las fronteras. No entender de aduanas y concentrarse en el paisanaje, en las emociones, en la posibilidad de los encuentros y en el paisaje.
“La fragua del Furil” tiene dos partes: “Del lado de acá”, donde aborda la situación de su tierra, la comarca del Bierzo y en general de la provincia leonesa, a través de los cuales busca recuperar la cultura local.
La segunda parte refiere a los viajes, va desde Irlanda, Cuba, Argentina, Francia, Polonia, Roma, Egipto, Marruecos, entre otros. Periplos que al autor enseñaron la valía de las aduanas derribadas. “De hecho, mantengo que, al viajar, uno se hace mejor persona”, confiesa a su colega E. Gancedo, en una entrevista en el Diario de León.
Y en referencia a México, el autor ofrece una reflexión sobre la Ciudad de México (el ombligo de la luna), “sobre ese país fascinante, con una cultura extraordinaria y tan excelentes literatos, tan hermanado con el nuestro (España), pero a la vez tan desvalijado por sus gobernantes”.
El estilo literario que cultiva el autor, es precisamente la redondez del relato y el lenguaje en prosa poética, no en vano Manuel Cuenya ha sido un devoto lector de Umbral y de Rulfo.
celesteramirez70@yahoo.com.mx
El estilo literario que cultiva el autor, es precisamente la redondez del relato y el lenguaje en prosa poética, no en vano Manuel Cuenya ha sido un devoto lector de Umbral y de Rulfo.
celesteramirez70@yahoo.com.mx