viernes, 20 de septiembre de 2024

Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, latido universal

 Colinas del Campo de Martín Moro Toledano sigue resonando como un latido universal, con la solera ancestral de un tiempo amoroso.

Colinas, como se le conoce a esta aldea en la zona, me lleva de la mano por entre un bosque de seres mitológicos hacia un Bierzo alto y remoto donde los osos también danzan a ritmo de flauta y tamboril en una farra interminable.

Colinas es un espacio familiar, un sitio legendario, literario, donde uno encuentra su temperatura emocional y la inspiración para dejarse fluir río abajo por el Boeza, que nace en el campo de Santiago, escenario fílmico, lugar para soñar y fabular.

Colinas es como un cuento de seres dichosos, que uno lee encantado mientras descifra los arcanos de la condición humana.

Colinas es el pueblo donde vive Camino con sus perros y también Luis y su hermana Mari Cruz, quienes fueran alumnos de la maestra y paisana Venancia (Nanci), que ahora anda paseando por Albania y me cuenta, a través del WhatsApp, que el abuelo de estos chicos (estupendos, según ella, eso me parecieron), un tal Anastasio, fue pastor en la Patagonia y hacía unos corderos asados al espeto... Imagino que de chuparse hasta los dedos de las manos.


Vuelvo a Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, que tal vez sea el nombre más largo de un pueblo en España, en esta época aún estival, y me sigue fascinando con su belleza natural y sus casas de éste y también de otro tiempo.

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