jueves, 18 de julio de 2019

De las dolomitas del Friuli a Bassano del Grappa

Antes de hincarle el diente a la población de Bassano del Grappa, me apetece hacer una parada (imaginaria) en las dolomitas del Friuli, la tierra natal del gran Mauro Corona, el autor de Fantasmas de piedra, que tradujera la buena amiga Álida Ares al castellano. 

Fantasmas de piedra es en verdad un emocionante viaje, a través de las cuatro estaciones del año, al pasado, al reencuentro con la infancia del autor, con sus recuerdos (ahí está también Amarcord de Fellini), con sus antepasados, con sus muertos (las calles deshabitadas de Erto como un gran cementerio, a veces, sobre todo en invierno, tengo esa misma impresión en mi pueblo de Noceda, siento ese vacío, ese silencio, ese óxido en mis entrañas). 
"Las valiosas páginas de Mauro Corona en su deambular por las callejas de Erto son una guía espiritual imprescindible para reencontrar nuestros fantasmas de piedra", escribe Valentín Carrera. 
Mauro Corona, al que me hubiera gustado ver/conocer en este reciente viaje, es un ser extraordinario, al decir de Álida y de Jordi, una especie de ermitaño, feliz en su mundo dolomítico, alejado del mundanal ruido. 

No en vano, es/era escalador, escultor, cazador, un tipo religado a la Naturaleza, una especie de Dersú Uzalá con una gran sensibilidad, habida cuenta de lo que escribe en su libro Fantasmas de piedra, que tanto me hace recordar La lluvia amarilla, del gran Julio Llamazares. Y por supuesto a Pedro Páramo de Rulfo. A la Comala del genio mexicano. Que en el caso de Fantasmas de piedra son las calles desiertas de Erto. 
Cabe recordar que Mauro Corona es un devoto de La lluvia amarilla. Y de Julio Llamazares. Tanto es así que llegaron a conocerse en un viaje que Llamazares hiciera a Venecia y a Treviso para presentar la traducción de sus poemas al italiano. Entonces, fue cuando conoció a Mauro Corona, que acudió al acto en Treviso junto a Álida Ares (que es una estupenda cocinera, aparte de excelente traductora y editora) y Jordi Canals (que es una persona magnífica y gran intelectual). 

Bassano del Grappa





Bassano del Grappa es conocida sobre todo por su cerámica, famosa en todo el mundo. Y por su ponte vecchio, el puente degli Alpini, a su paso por el río Brenta (nace en los hermosos lagos de Levico Terme y Caldonazzo), que tanto me hace recordar al puente Vecchio de la ciudad de Florencia, que tuviera el placer de visitar, una vez más, el pasado año.
Firenze es un autentico museo al aire libre, una grande bellezza, como la peli de Sorrentino.
Una agradable sorpresa la ciudad medieval de Bassano del Grappa (del Grappa porque hay un monte en el entorno que se llama así y además en esta zona se destila la grappa, que es como nuestro orujo).
Rinoceronte a la entrada de museo Remondini

Uno tiene la impresión de adentrarse en una Italia más mediterránea, más carnal, al menos con respecto al Trentino y Alto Adige, que se parecen tanto a Austria.
Italia es el país por excelencia del arte, de la belleza (España también es país con mucho arte, por supuesto, lástima que seamos tan poco cuidadosos con nuestro patrimonio natural y artístico).
Siento admiración por Italia, en tantas cosas, lo reconozco. Y uno se encuentra como en casa. Es probable que, salvando a nuestros hermanos hispanos y el mundo bereber, Italia sea el país con el que mas me identifico.


Es un placer recorrer las calles de Bassano, sus plazas, como la Garibaldi, además en un día de mercado, tomar un aperitivo. Y luego unos bigoli con ragú de pato. A precio de oro. Todo hay que decirlo. El lugar elegido es Al Ponte, un restaurante a orillas del río, con vistas a la ciudad. En esta zona del Véneto es habitual pagar el coperto, que no es otra cosa que apoquinar de lo lindo por sentarse nomás a comer. El coperto, en cambio, no existe en el Trentino. O al menos no lo recuerdo. Que todo sea por el disfrute.
También es un placer, per sempre il piacere, el museo Remondini, y en concreto una exposición de grabados del genial Durero, artista que a mi entender tanto influyera en Dalí. 
Creo que el propio Dalí reconoce esa influencia.
Bassano es un lugar tranquilo, que merece mucho ser visitado, aunque sospecho que no figura entre los sitios turísticos que se ofrecen a los turistas/viajeros españoles.
Por aquí también se dice que pasó el gran Hemingway durante la Primera Guerra Mundial. Incluso cuenta con un museo a las afueras de la ciudad. http://www.museohemingway.it/ita/museo/il-museo-hemingway-e-della-grande-guerra


Aunque figura en italiano, creo que es buen enlace sobre la figura del escritor y aventurero Hemingway en Italia, quien, siendo un joven de 19 años, se alistó durante la Primera Guerra Mundial como voluntario de la Cruz Roja para irse a la localidad de Bassano del Grappa en el Véneto. Y desempeñó la labor de conductor de ambulancias.
Fue herido. Se enamoró de una enfermera. Y acabaría enamorándose de Italia, al igual que hiciera con España o Cuba (en La Habana pude visitar, por supuesto, La bodeguita del Medio, El Floridita y el hotel Ambos Mundos, en la calle Obispo, donde se alojara el escritor americano). 
Lo interesante de su vida en Italia se recoge en sus libros Adiós a las armas y Al otro lado del río y entre los árboles (este último me lo recomienda el bueno de Jordi, que sabe lo que no hay escrito).

Debería leer ambas obras para entender la vida de Hemingway en Italia.
Una vez más, me gustaría destacar la importancia de viajar, porque es como uno acaba descubriendo y aun re-descubriendo el mundo. De no ser por este viaje, por este recorrido por Bassano, creo que jamás hubiera descubierto esta faceta de la vida del intrépido autor de El viejo y el mar, al que espero leer más y mejor a partir de ahora.
Incluso existe una película en la que se aborda la vida de Hemingway en Italia. Y cómo este se enamora de una enfermera interpretada por Sandra Bullock. Pero tampoco he visto esta cinta. Se titula En el amor y en la guerra. Y uno de los escenarios en que está filmada es precisamente Bassano del Grappa.
Ahora tengo muchos deberes por delante. Es lo que tiene viajar, que te invita a seguir viajando, leyendo, investigando, tareas en verdad estimulantes. 

Pues seguiremos dándole a la quijotera y caminando sobre la luna plateada de las sensaciones. Salud.

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