jueves, 13 de junio de 2019

A Luisa la de Álvaro Furil

Este es un humilde homenaje a una mujer que fuera vecina de Noceda del Bierzo. En concreto de la calle de La Parada, la calle de mis sueños e ilusiones. Y también la calle de las pérdidas. Y de las ausencias. Y acaba de fallecer en la ciudad de León, donde vivía desde hace tiempo. 
Cada vez queda menos gente en la calle, cada vez queda menos población en el pueblo del útero de Gistredo. Y a este paso pasito descompuestitos y sin personas nos vamos a quedar. 
Luisa la de Álvaro, foto cedida por su hija Ángela

El paso inexorable del tiempo fusila las ilusiones. Y en el horizonte sólo se atisba muerte. Qué pena. 
Cada vez que se nos muere alguien en el pueblo, siento como si me arrancaran algo de mí mismo, máxime cuando se trata, en este caso, de una señora que era vecina y también familiar, de la saga de los furiles. Familia, para más señas, de mi madre. 
Además, Luisa la hija de Álvaro, de Álvaro Furil, el herrero de Noceda (padre que fuera de Pepe Furil, quien heredara la profesión de su progenitor), fue una mujer con quien tuve trato. Y ella me tenía en estima. 
Calle La Parada. Cuadro de Ángela Cobos. 
Nunca podré olvidar aquel tiempo en que me fui a la France para cursar estudios en la Universidad. Y luego trabajar como profe de español. Como lector en la ciudad de Dijon, donde se produce mostaza a carretadas y donde patinan los pingüinos en el helado lago Kir (es un decir, lo de los pingüinos, pero el frío en invierno es congelador). Y en ese mediado de tiempo me fui a probar fortuna a la ciudad de París, la ville de la lumière, la ciudad del amor, la linda ciudad francesa, que no reluce en su interior como algunos turistas creen. Pues la lindeza o lindura acaso resida en ese París/Pari de cartón piedra, con sus monumentos históricos y sus jardines de tullerías, sus jardines versallecos y de Luxemburgo. Y sus bosques de Boulogne. Porque el París de Barbès, de Belleville y hasta del faubourg de Saint-Denis es otro París, acaso más vivo y putañero, tal vez más cabrón y pendejil. 
Luisa la de Álvaro, al menos durante unos días, me acogió en su casa, en la casa en la que trabajara como emigrante durante tantos años. Como mucha otra gente de Noceda, del Bierzo... Y eso se lo agradezco en el alma. Y siempre se lo agradeceré. Un gesto hermoso. 
De bien nacidos es el ser agradecidos, reza el refrán. Y uno desea hacer caso al dicho. 
Noceda del Bierzo. Cuadro de Ángela Cobos (la hija de Luisa la de Álvaro Furil)
Luisa, la hija de Álvaro Furil, y la madre de Ángela (Mari), que es una buena pintora (no en balde ha vivido/vive en el barrio bohemio de Pigalle, o por esa zona) nos ha dejado. Pero su recuerdo siempre permanecerá con nosotros.  
Y el término Furil (incluida su fragua) nos seguirán ayudando a componer con la palabra, la palabra escrita. 
Va por ti, querida Luisa, la fragua de Furil. Y aun la fragua literaria leonesa. 

1 comentario:

  1. Bonito recuerdo y homenaje, Los años pasan y van dejando la estela de lo que fue en nuestro recuerdo que es lo que nos salva del olvido. Recordar así es como un paseo gratificante por tantos lugares que fueron y que van con nosotros mientras el recuerdo perdure: París, el Bierzo, Francia ,España, la fragua y la calle otrora bullanguera, flota en la serenidad de esas pinturas que son ya eternas.

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