martes, 28 de febrero de 2017

La fragua literaria leonesa: Amparo Paniagua

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LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Amparo Paniagua: "Todos vamos en el mismo barco, solo que unos más acomodados que otros"

Manuel Cuenya | 28/02/2017 - 12:40h.

La poeta y narradora Amparo Paniagua, autora de 'Donde reside la herida', ha firmado con una editorial un nuevo libro de poemas titulado 'Este empeño de vivir', que saldrá en primavera. Y está recopilando en 366 días los sentires y vivencias  de todo un año.

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Amparo Paniagua. J. González Foto
Bésame en la boca.
No podré resistirme porque locura es lo que siento
Escalofriante y arrebatadora.
Tú me habitas
Como habitas el mundo
Y yo te sueño antes que cualquier sueño,
Antes que la tierra.
Mis muslos desnudos te esperan.
Lame mi cuerpo húmedo con tu lengua cristalina.
¡Cuéntame palabras de fuego!
Mi piel mojada con agua de lluvia... aquí estoy, ardiendo.
Aduéñate de mí con cada caricia.
Locura es lo que siento.
Ven ¡No te vayas!
Dame tus besos de dama enloquecida.
Eso era. Locura.
(Amparo Paniagua, 'Un momento tuyo', 'Donde reside la herida')
Autora de varios poemarios y un libro de cuentos y microrrelatos, Amparo Paniagua confiesa que comenzó a aficionarse a la escritura diaria gracias a la extraordinaria caligrafía de su padre, y a raíz de su timidez adolescente, pues le resultaba más fácil escribir sus inquietudes y anhelos, según ella, que contárselos a alguien.
A partir de entonces, Amparo, que es una apasionada de la palabra, ha construido toda una obra, en la que también figuran cajas de diarios, un par de blogs, cartas a amores platónicos, reflexiones y ensoñaciones.
La lectura y la escritura la han salvado en más de una ocasión, en su opinión, del vacío, del caos. "Yo creo que tanto la lectura como la escritura curan la insensibilidad, apaciguan la rabia, te obligan a fijarte en los pequeños detalles y serenan el carácter", señala.
A ella le han permitido y le siguen permitiendo admirar y comprender el mundo, "sus absurdos pero también su magia, su sinsentido pero también su valor. Y me ha proporcionado buenos amigos".
En este sentido, escribir de un modo creativo es su refugio, incluso una terapia, porque se expresa a través de la palabra para sublimar lo que sus sentidos aprecian y lo que su corazón siente.
Podríamos decir que Amparo es una poeta de emociones, de vivencias, que se nos muestra con transparencia, con hondura, y nos sacude las entrañas adentrándonos en las esencias humanas.
'Desde que tú apareciste...' (2011) es su ópera prima, acaso su poemario más visceral, desgarrador y espontáneo, según ella. Un libro, prologado por Josefa Parra, repleto de guiños y complicidades, "un enjambre de vivencias, emociones y sentires, de sugerencias y rotundidades".
A este le siguió 'El hilo que nos une' (2013), escrito, a su juicio, desde el sosiego y la serenidad, pero también desde lo dramático, la contundencia, la ironía y la concisión, que aborda aquello que une a los seres humanos: el amor, la palabra, la naturaleza, la música, los temores, las esperanzas, los sueños, la muerte. Un poemario, prologado por el poeta y periodista Carlos Aganzo, en el que se aprecia la pulsión poética más que en el anterior, que "destila una exaltación de los pequeños detalles y de los sentidos, gracias a los cuales nos llegan la vida y el mundo".
"Yo creo que tanto la lectura como la escritura curan la insensibilidad, apaciguan la rabia, te obligan a fijarte en los pequeños detalles y serenan el carácter"
Su tercer libro de poemas, 'Versos de ceniza y sal' (2013), cuyo prólogo corresponde a Gloria Rivas, consta de cuatro partes: "la dedicada a las afirmaciones y los éxitos afectivos y vitales, la que muestra ese pasado cerrado del que no queda ni rescoldo ni recuerdos malos, la que está marcada por la metapoesía, mi visión de proceso creativos, esa inspiración escurridiza a la que hay que sobornar o vencer con constancia y empeño. Y la cuarta, que se centra en el yo como ser individual y los amigos, como referencia o espejo con los que intercambiar vida".
Y a finales del pasado año publicó 'Donde reside la herida' (2016), que nos evoca, como dice su prologuista Esther Peñas, un verso de Bécquer retomado, más tarde, por Cernuda: 'Donde habite el olvido'.
Cuenta su creadora que la herida, a la que se refiere el título, es puramente metafórica, "no hay sangre ni nada parecido en todo el libro", aclara. Y añade: "estos versos se refieren a las aristas pero también a las finas curvas que conforman la vida: la identidad, el triunfo sobre la enfermedad, el paso del tiempo, el primer placer del día, la vida contemplativa, la necesidad del otro para reafirmarnos, la pérdida de la juventud contra la que nadie puede hacer nada, la soledad impuesta o buscada, los momentos tan efímeros como intensos. De todo esto está llena la primera parte".
Si bien concibe la poesía como terapéutica, dice que el título de su nuevo libro no tiene tanto que ver con la curación como con la idea de lo pendiente, "algo que está siendo, esa sensación de lo incompleto que es la vida, con todos sus altibajos, frente al olvido que es lo ya concluido. Si no tuviéramos ese algo pendiente, algún desafío, algo por conseguir, mejorar o alcanzar, la vida perdería buena parte de su sentido. Voy a parafrasear a J.L. Sampedro: 'Las penas dan realce a las delicias, éstas no lo serían sin aquellas'".
"Te deseo,
más ahora que no te tengo"
A.P.M.
"Tengo heridas como relojes antiguos
y recuerdos como puñales bañados en melancolía.
Una carta certificada sin abrir
y una noche fatídica de agosto que saboteó mi vida
Conservo, intactos, delirios desagarrado mi piel
Jugando al escondite con los tuyos
y volvería a hablar de ti hasta en mi epitafio
como homenaje último al dolor
que imprimió tu ausencia"
(Amparo Paniagua, 'Evocación', 'Donde reside la herida')
El amor y desamor como fuentes de inspiración poética
Se trata de un libro existencialista, una obra dedicada fundamentalmente al amor y al desamor, "esos dos estados que todo lo embadurnan de plenitud y de vacío... ¿Hay algo que nos haga sentir más vivos o más desalentados que el amor y el desamor?", se pregunta la autora. "Ellos presiden nuestra estancia, nuestro trayecto vital. Precipitarse, evocarlos, gozarlos o padecerlos es lo que nos hace descaradamente humanos", admite Amparo, que en algunos poemas se ha camuflado en un narrador en segunda persona del singular (tú) y en otros ha hecho uso de un  narrador en primera persona del plural (nosotros), acaso para distanciarse o difuminarme porque, en el fondo, todos y todas sentimos lo mismo o algo parecido, "todos vamos en el mismo barco, solo que unos más acomodados que otros. Tampoco es el momento de ponernos a hacer disquisiciones sociopolíticas. Nacemos, crecemos, algunos se reproducen y morimos. Y eso es todo", se expresa esta finalista en el II Certamen de Poesía Treciembre, de Valladolid, que se siente orgullosa y feliz con su obra poética, ella que, atraída por el género de la narrativa breve, también ha publicado un libro en prosa, 'De cuentos y otras breverías': "una sucesión de retazos de vida narrados desde el sentimiento, el entusiasmo y la observación", cuyo prólogo corresponde al poeta leonés Sergio Fernández Salvador, en el que su creadora reflexiona y nos hace reflexionar sobre las casualidades y causalidades de la vida. Un acercamiento a la fragilidad del ser humano, según ella, pero mostrando igualmente su fortaleza y valentía. "Secuencias aleatorias de las que somos protagonistas sin perder el tono lírico", especifica Amparo, convencida de que para escribir un microrrelato que funcione bien es necesario elegir las palabras justas y precisas que permitan la concisión.  "Y, por otro lado, conseguir rematar el relato con un final impactante y rotundo que 'abofetee' al lector (para conseguirlo a veces bastan tres líneas), es como zarandearlo para que se crea lo que acaba de leer. Al final emisor y receptor lo que hacen es comunicarse de forma no presencial. Y no olvidemos que el título en los micros es determinante, o debería. En mi caso, recurro también a lo emocional, así se consigue más cercanía", sintetiza esta poeta y narradora leonesa afincada en Valladolid, que en realidad nunca se ha ido del todo de León, porque es el lugar al que siempre regresa, su "cuna, el origen, la raíz, el cobijo, la entrega de unos padres, la complicidad de los primeros amigos, aquellos inviernos de abundante nieve".
"Cuando voy llegando a León y se muestra ante mí la grandiosidad de esas montañas  y los picos de la catedral desde el Portillo, la sangre me late de otra manera"
León es donde tuvo sus primeras vivencias, "buenas y menos buenas", su primer amor y también su primer desengaño, el lugar en que comenzó a escribir de modo creativo, donde pasó esas etapas vitales que son la infancia y la adolescencia.
"León es estímulo, luz, contemplación, silencio, bullicio un día de mercado. Es lo que fue y permanece (San Isidoro, Plaza del Grano) y lo que puede llegar a ser y ya es (Musac)", rememora Amparo, a quien le gusta pasear por su ciudad natal, dejarse llevar, observar, participar en su latido porque todo esto nutre una buena parte de su realidad poética, aunque confiesa asimismo que muchas veces se siente como una turista "(esa sensación de que algo ha cambiado y de que me queda aún mucho por descubrir)". Y, aunque la distancia geográfica entre León y Valladolid es mínima, "cuando voy llegando y se muestra ante mí la grandiosidad de esas montañas  y los picos de la catedral desde el Portillo, la sangre me late de otra manera", reconoce con emoción Amparo, consciente de que León ha sido y es tierra de grandes escritores, "tanto nacidos (Andrés Trapiello, Llamazares), como de paso (Ángel González en Páramo del Sil). En dos palabras, auge y calidad".
Al corriente de lo que se está haciendo en el ámbito literario en León, Amparo cree que ahora la literatura se vive y se activa en buena parte a través de las redes sociales, "ahí nacen convocatorias, reuniones, micros abiertos, revistas literarias, fanzines, y eso permite una relación intensa entre autores de distintas localidades. Ellos vienen y nosotros vamos. Café Ékole, Gran Café, Belmondo, el Ágora, que se celebra el último viernes de cada mes frente a San Marcos, forman parte del dinamismo en la ciudad, y si tengo que elegir adjetivos para definir esa literatura actual serían innovadora, experimental, contemplativa, crítica (como merecen estos tiempos –y cualquiera, creo yo-)".
Y en cuanto a autores y autoras que le parecen reseñables, aunque desvelar algunos nombres y omitir otros no le parece justo, están Zapico, Rabanal, Artigue, Vicente Muñoz (Híbridos, 2017), Rafa Saravia, Piñeiro, Eloísa Otero, entre otros y otras. "Siempre han convivido estilos diferentes, pero los motivos de la poesía siguen siendo los mismos, solo cambia el prisma por el cual cada subjetividad procesa la realidad".
Buena lectora de novelas y ensayos, ha leído asimismo mucha poesía: a los clásicos, a la Generación del 27 y a la Generación del 50, que le han proporcionado, en su opinión, unas referencias sólidas. Entre sus debilidades está Gloria Fuertes, "una imprescindible".
No obstante, reconoce que también se nutre de autores nuevos o contemporáneos, a algunos de los cuales ha tenido la suerte de conocer personalmente. "Lo cierto es que cuando entras en este mundo te das cuenta de que es un frenesí y de que lamentablemente no puedes abarcar todo lo que quisieras".
En estos momentos, ha firmado con una editorial un nuevo libro de poemas titulado 'Este empeño de vivir', que saldrá en primavera, del que se siente muy satisfecha. Muchos de los poemas se han inspirado en fotografías de Lola López-Cózar, quien es también la autora de la foto de la portada, y con la que ha colaborado en algún trabajo:

(Puedes seguir leyendo esta fragua en ileon.com): 

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