viernes, 2 de septiembre de 2016

Tiempo escrito con sangre, tiempo de barbarie

Os dejo el texto que leyera el pasado martes en Ponferrada con motivo del Día Internacional del Desaparecido (yo diría de las personas desaparecidas) al pie de la Victoria Alada de Samotracia. Allí nos dimos cita varios cantautores, poetas y amigos, entre otros y otras, Cano García Ordiz o Abel Aparicio, además del público asistente. Y gracias a Marco, Nuria, Alejandro y René por organizar el acto.

Hagamos memoria, sí, volvamos al pasado, ese tiempo escrito con sangre, tiempo de barbarie. Volvamos a desenterrar esa memoria. Un esfuerzo más.
Hagamos memoria, porque a través de la memoria somos. Y estamos en el mundo.
¿Qué sería de nosotros sin memoria?
La memoria, esa fuente de placer, y en ocasiones de dolor. El dolor, ay, por los muchos represaliados y represaliadas durante la Guerra Incivil y la posguerra atroz, que sufrimos en esta España fratricida.
¿Cómo pudimos asesinarnos entre hermanos?
¿Cómo pudimos permitir tal aberración?
"Antes de pegarle a un hermano, me corto la mano", recuerdo que le dijo, en el transcurso de una pelea entre hermanos, un querido paisano minero a otro. 

Recuerdo aquellas palabras como si fuera hoy mismo.
Aquel hombre, minero y vecino, también quedó atrapado, por desgracia, sepultado bajo un costero.
Qué cabrona se vuelve la vida por instantes, mejor dicho la muerte, que siempre anda acechando tras las sebes, que siempre anda segando vidas como aquellas guadañas que utilizaran, no hace tanto tiempo, en el Bierzo Alto los hombres de campo. En el Bierzo, nomás.
Más de quince años de Memoria Histórica tal vez no sean muchos pero sí los suficientes para seguir recordando, desenterrando a nuestros muertos y nuestras muertas de las cunetas, los caminos y las fosas comunes, desenterrando, sí, a quienes fueron fusilados sin piedad y con mucha mala saña. Por eso es conveniente hacer justicia de alguna manera, sin revancha y sin odio aunque siempre con mucha dignidad. La dignidad como principio.
Desde que tengo uso de razón, y corazón de quijote, he sentido debilidad y admiración por aquellos que pudieron abandonar nuestra matria para que el toro fanfarrón y esperpéntico no les cogiera por donde más duele. Algunos, en cambio, no pudieron largarse.
Cogida, muerte y llanto. 

Algunos no pudieron largarse. Como le ocurriera, por ejemplo, a Lorca, uno de los más grandes poetas que diera el siglo XX.  Granadino de campo y enorme en su ingenio, chispa y buen hacer poético, dramatúrgico..., diablillo rojo que, por circunstancias y acaso ingenuidad o valentía o lo que fuera, se quedó en esta piel de toro Osborne a que los hijos fachorros de su chingada madre le dieran gatillazo.
"Hombres de simiente podrida que encharcaron la alegría de los campos", que enturbiaron su potencia poética. Bestias que enfangaron a tiros el humor y el duende de un auténtico genio.
Recordemos que en el Bierzo también se impuso la barbarie. Y en mi pueblo de Noceda del Bierzo los fachistas causaron un daño inmenso. En la zona del Sardonal siguen enterrados a buen seguro los huesos de algunos torturados. Las lenguas aseguran que hasta los enterraron vivos en una poza, arrojándoles tierra y piedras.
Algunos gozaron de mejor suerte y pudieron hacerse al monte o al mar, el monte o la muerte, la mar o la muerte, embarcándose, quienes por fortuna lo lograron, hacia nuevos mundos: México/Méjico, Argentina y Francia fueron refugio de exiliados republicanos, tal vez por esto siga sintiendo devoción por estos países.
La Guerra Incivil, con su carnicería fratricida, y la posguerra de hambrunas y persecuciones, con miles de  enterrados y enterradas en cualquier lugar, en cunetas varias, en fosas comunes, nos han dejado heridos... de muerte, y nos resulta difícil sobreponernos a tanto salvajismo.  
“España es un  país de cabestros… en España pesan mucho los muertos y la muerte”, escribió el Nobel Cela  en San Camilo 1936, novela escrita en defensa de quienes padecen la historia, narrada con una potencia lírica sobrecogedora.
En realidad, “los españoles vivimos en permanentes guerras civiles -asegura Cela-, todos contra todos... el español se avergüenza de su pasado pero teme a su presente y se desentiende de su porvenir”.
Vivimos en compartimentos estancos, cada cual va a su rollito, los vecinos no acaban de entenderse, cada autonomía barre para su casa, algunas más que otras. España, con eñe de coña, sigue siendo una piel de vaca machorra o toro castrado, con cornamenta salida de madre, fracturada, dividida, invertebrada, con un pasado sangriento y un futuro bien incierto, en lo económico, en lo social, en lo cultural, en casi todas las esferas, porque el nuestro is different, entre la Europa desarrollada y el cuarto mundo insostenible, sobre todo para los muchos desheredados de esta sociedad, que tienen serias dificultades para llegar a fin de mes o literalmente no llegan.
¿Qué habría sido de este país, en caso de que hubiera prosperado la República?
Otros horizontes, otros derroteros, sin duda más alentadores, pero España nunca ha permitido ni permitirá que todos seamos más o menos iguales, que triunfe el socialismo de verdad, porque el nuestro sigue siendo clasista, pícaro, hidalgo, realengo, un país de paisitos que adora a los trapicheros, a veces disfrazados bajo el manto negruzco de empresarios y banqueros, constructores y políticos de altos vuelos, mientras que continúa despreciando a sus obreros y auténticos pensadores.

La amnesia no es buena compañera de fatigas. Y los españolitos y españolitas, al igual que tendemos a lo tragicómico, también nos da por hacernos los desmemoriados.
Me atrevería a decir, parafraseando al filósofo Adorno, que después de lo ocurrido en la Guerra Incivil (véase asimismo  Auschwitz), se me hace difícil leer incluso este texto. Y por supuesto deja de tener sentido casi todo, salvo filosofar. Por tanto, os invito a filosofar y a que hagamos memoria.

(Grabación de Jesús Palmero)
https://www.youtube.com/watch?v=s_pdfVA621g 





1 comentario:

  1. Manuel, tus palabras siempre bien escritas. Llevas razón. Siempre la Guerra Incivil. De acuerdo, ya lo sabes. Todo sucedió por falta de cultura, que es lo la R.A.E. entiende por incivil. Cuando no hay cultura y hambre, unos contra otros. La Memoria, siempre, debería ser universal. Nunca decantarse a un lado, porque entonces no sería ética. Yo, estudié Primaria en Madrid. El colegio donde asistía había sido una “checa”. Barbaries por todos los lados. De ahí, su incivilidad. Mi padre me contaba cómo un día vinieron un grupo de fachistas, pero de los otros, que llegaron a buscar a mi abuelo para darle “el paseo”. Por fortuna, llegué a conocerlo años más tarde.
    No estoy seguro de lo que hubiese ocurrido caso de proseguir la segunda República. Había mucha falta de cultura, pobreza y eran los años de efervescencia de la Tercera Internacional Comunista, que acabó con las libertades individuales. Con los años se vio su resultado. La Guerra, ¡qué te voy a contar que no sepas!, ¡Nunca Mais!, pero aplicado a el tema que comentamos.
    Por tanto, Memoria Histórica, sí. Para todos y con el ánimo de reconciliación. Si tenemos que esforzarnos, ¡adelante!
    Por supuesto, ni más Auschwitz, ni más checas. Todos los fachistas que existen en todos los bandos, ponerlos en ridículo cuando se conozcan y, por todos los medios, darles educación, cultura y convencerles dónde está la verdadera felicidad que, ni más ni menos, es vivir como hermanos. ¡Qué difícil!, ¿verdad?
    Repito, ¡felicidades por tu discurso!

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