martes, 12 de abril de 2016

La fragua literaria leonesa: Francisco L. Pozo

La Fragua Literaria Leonesa

Francisco L. Pozo: "Los poetas somos seres que podemos soportarlo todo"

Manuel Cuenya | 12/04/2016 - 11:45h.

El poeta y fotógrafo berciano Francisco L. Pozo, autor de 'Para ver nacer el cataclismo', está a la espera de que alguna editorial se interese por su nuevo poemario. Además, tiene previsto  ponerse a trabajar en otras ideas relacionadas con la poesía visual.

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Francisco L. Pozo. Imagen de M. Cuenya
Francisco L. Pozo es un poeta y fotógrafo nacido en el Bierzo Alto, en concreto en Igüeña, una bella población rodeada de montañas, con un valle de Bubín bucólico e inspirador, lo que le ha influido de un modo decisivo. De madre berciana y padre jienense, los cuales  se conocieron en la Barcelona de los años 60; donde fue concebido este creador, cuenta que no llegó a ver la luz del Mediterráneo, pues sus padres no acababan de adaptarse a la vida en la gran ciudad y decidieron nacerlo en el Bierzo, "al calor del carbón, que reclamaba, por aquellos años de 1968, mucha mano de obra".
Cree que ese su primer viaje, aún nonato, marcó de algún modo, "tal vez poético", el devenir de su vida posterior, sin sentirse nunca plenamente habitante del lugar donde le ha ido tocando vivir. Confiesa asimismo que su infancia en el lugar de su nacimiento ha sido el período más feliz de su vida, "tal vez el único", matiza, en ese intento por mostrarnos, como hiciera el poeta Rilke, que la infancia es la única patria verdadera, en la que se forjan los sueños y las ilusiones. "Hasta los 14 años tuve la suerte de vivir rodeado de montañas, ríos y bosques, en un pueblo minero, de ganadería y agricultura de montaña, con todas las vivencias que eso supone, y que sí, de alguna manera han influido en mis poemas. Pero también todo el éxodo posterior", apostilla este autor berciano, que fue precisamente a partir de los 14 años cuando comenzó a interesarse por la literatura, sobre todo por la poesía, "casi exclusivamente", de modo que su primera etapa como lector de poesía la dedicó a clásicos como Bécquer, Neruda o los poetas de la Generación del 27.
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Y a partir de ahí recuerda con emoción leer a Carlos Edmundo de Ory, así como a algunos poetas de la Generación del 50, quedando deslumbrado al descubrir la poesía de los novísimos. Su lista de poetas sería muy extensa, en todo caso, e incluiría asimismo a grandes poetas como Juan Gelman, Olvido García Valdés, Clara Janés, Chantal Maillard, y muchos otros; "pero los poetas que más me han emocionado han sido César Vallejo, Pedro Casariego Córdoba, Miguel Suárez, Paul Celán o Ted Hughes", señala este apasionado de la naturaleza, de su tierra, de lo ancestral, "la inefable intrahistoria de nuestros ancestros del noroeste, desde la época oscura de los celtas hasta los tiempos más cercanos de hombres como el Tío Perruca, aquel rudo igüeñés que se abrazó a un oso 'para bailar o para matarse'", de ese Noroeste mágico y literario, que tanto inspirara, entre otros, al gran Antonio Pereira. "Hace mil años todo era noroeste", escribe Francisco en su poemario, 'Para ver nacer el cataclismo' (Baile del Sol, 2015), cuyo título nos predispone a adentrarnos en la tragedia y la desolación. "Hace referencia a un cataclismo interior, íntimo, sentimental, en el que sí cabe la desolación y se intuye la tragedia", reflexiona el autor, para quien este libro es un intento de poner fin a un viaje de ida interrumpido y así poder iniciar el viaje de vuelta. "Un viaje en el que hay varios paisajes tanto físicos como sentimentales: el Bierzo más rural de mi infancia, la juventud en el Madrid de los 90, y años más tarde de nuevo regreso al Bierzo de la burbuja inmobiliaria y la crisis a partir de 2008, económica, laboral y lo peor, sentimental: la muerte de mi hermano Antonio, mi separación y divorcio...etc.  La mayoría de los poemas están escritos por 'un hombre solo', en el silencio de una casa vacía, acaso roto por 'el murmullo hiriente del frigorífico'; un hombre solo que ve desde su ventana, afuera, 'más casas vacías' con más seres silenciosos y aturdidos en mitad del espejismo de una idílica 'llanura' -un descampado en realidad-, y al fondo, la ciudad de 'las puertas frías', con  su centro comercial y sus 'días del engaño'. Y más allá, ese hombre solo, ve desde su ventana, unas montañas que le esperan... 'para ver nacer el cataclismo'". La escritura, la poesía, en su caso, como un modo de ahuyentar los malos espíritus, para que no se cumplan sus miedos. Bajo esa idea están escritos, según él, los poemas que configuran este revelador libro, "escritos con el miedo de saber, y a la vez con la valentía de aceptar, que ocurrirá lo que ha de ocurrir". Una idea que ha extraído recientemente a partir de la lectura de la poeta argentina Alejandra Pizarnik: "escribo para que no suceda lo que temo".

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1 comentario:

  1. Precioso artículo.Pinta bien ese libro, espero que pueda ver la luz pronto para nuestro disfrute. Gracias Manuel

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