viernes, 1 de enero de 2016

2015, de agosto a septiembre

Agosto fue un mes de incendios y saraos, achicharres varios allá y acullá (los incendios por la zona de Vega de Espinareda fueron terribles) y fiestas por doquier, incluida la que hacemos en mi pueblo (en realidad en mi barrio, aunque ahora se haya extrapolado a toda la localidad) en honor a la Virgen de Las Chanas y a San Bartolo (en el barrio de Río), con la consiguiente carrera de burros, que este año se suspendiera en primera convocatoria a causa de la lluvia y luego se hiciera, creo, en segunda cita, aunque ese día uno andaba por otros pagos, en concreto por La Peña de Congosto y luego por el blasonado pueblo de Villar de los Barrios, que coincidió con el Festival que organiza Nico de la Carrera. 

Casi rozando el principio de agosto viajé, en magnífica compañía, a Carrizo de la Ribera porque tenía que perfilar un reportaje para El Buscador, y me topé con una feria de la cerveza aderezado por un concierto de Kepa Junquera (al que pude ver ensayando y a quien ya había visto en otras ocasiones, sin ir más lejos en el mes de marzo de este mismo año en el Albéitar de León, que nos ofreció un soberbio espectáculo). 






 Agosto es mes festivalero. El Bierzo entero, la provincia leonesa, España al completo se resuelve en una eterna fiesta, donde todo el mundo parece contento y dispuesto a arrojar la casa por la ventana, si ello fuera necesario. Mes vacacional por excelencia, es cuando uno ve a gente que no suele ver en el resto del año. Y también en augusto el regusto di marcha al sexto Encuentro Literario en Noceda del Bierzo, que este año contó con la participación de tres narradoras y poetas, a saber, Manuela Vidal, Miriam Alonso y Marta Muñiz. Por cierto, el próximo lunes 4 de enero Marta presentará nuevo libro de relatos en León, a cuya presentación estoy invitado, lo que me ilusiona, porque me apetece arropar a esta profesora de música, poeta y narradora que lleva el ritmo en las venas. Asimismo, en este encuentro estuvo el veterano poeta José Antonio Llamas. Todo un lujo para Noceda, que los abrazó con hospitalidad. O eso espero, que así haya sido. Olvidaba decir que en julio publicamos otro número de la revista La Curuja, al que hicimos referencia en el encuentro literario, porque Marta Muñiz también colaboró con un poema. Noceda del Bierzo es un sitio excelente para descansar, reponer fuerzas, y agosto me lo tomé de asueto relativo en lo referente a mis reportajes-entrevistas a autores y autoras de la provincia de León, lo cual se agradece porque de cuando en cuando conviene desconectar, aunque uno siempre esté dándole al cerebro. Inevitable.






Agosto me llevó a Coruña para ver a Los Planetas y Sidonie en Riazor, un buen sitio para disfrutar de la música y la brisa marina, con la Torre de Hércules al fondo como faro de esperanza. Coruña, como Noceda del Bierzo, es una fiesta perpetua durante este mes veraniego. También en este mes puede escuchar, mientras charlaba con unos amigos, el aullido salvaje de un lobo, que nos sobrecogió. Me recuerda mi amigo Javi que, después de sentir el poderoso aullido, que impregnó todo el valle de Noceda, nos fuimos a dormir con el choque en el alma, mientras los perros se alebestraron tanto que no dejaron de ladrar durante un largo rato. 


A finales de este mes tuvo lugar el Encuentro poético en Quiroga (Lugo), al que acudí, siempre en afectuosa compañía. El poeta y narrador Antonio Esteban González me había invitado con antelación. Y el también poeta Emilio Vega ejercía como anfitrión. Dos bercianos haciendo patria o matria en la vecina y hermana Galicia. Con lo cual yo me sentí como en casa. Me entusiasmó sobre todo conocer a Javier R. Sotuela, un hombre entrañable, al que le he dedicado un artículo, que espero se publique pronto, porque hace ya tiempo que lo escribí. 


Por su parte, septiembre llegó cargado de música, de buena música, con la actuación de Tarna (Rodrigo y Diego) y El Solito Trovador, entre otros, en el teatro Bergidum, y con el concierto de Víctor Manuel y Ana Belén, con motivo de las fiestas de la Encina, en el Auditorio de Ponferrada. Memorable. También en las fiestas de la capital del Bierzo actuaron algunos imitadores tanto de los Beatles como de los Queen.

Septiembre es una prolongación natural y festiva de agosto. Y una temporada excelente para acercarse a Salamanca, con sus ferias y conciertos. La ciudad charra como espacio de nostalgia, tierra que en mi época estudiantil me enhechizara, y a la que vuelvo una y otra vez como si de un ceremonial se tratara. Los conciertos en la Plaza Mayor ya son todo un clásico.
Este mes nos tocó Ariel Rot, Los secretos, Rosendo y Sidonie. 
Desde la ciudad frayluisesca me acerqué a Ciudad Rodrigo, que me entusiasmó. Allí vive y trabaja un nocedense, Fernando, a quien nada dije acerca de mi visita a la ciudad mirobrigense (vaya nombrecito).
Me ilusionó, al ver el teatro Fernando Arrabal, recordar a este autor iluminado, creador del Teatro Pánico, siempre transgresor, siempre desternillante (me refiero ahora al tipo en cuestión), que recibiera el premio Leteo (de sus peripecias puede dar buena fe el amigo Rafa Saravia, que ejerció como cicerone de Arrabal y también del escritor Houellebecq). Vaya par de artistas.
En este mes volvimos, como hace dos años, una pequeña tropa de amantes de la Naturaleza (algunos intrépidos montañeros, como Eloy Gundín) a desbrozar el camino que une, a través de la Sierra de Gistredo, Noceda del Bierzo con Urdiales de Colinas. El gran trabajo ya lo habíamos hecho en anterior ocasión, en la que intervinieron también personas de la Asociación Pro-Monumenta, con refriegerio incluido en la población de Los Montes de la Ermita, con lo cual esta vez nos limitamos a quitar alguna maleza, una vez coronado el Alto del Xáfra, ya en descenso a Urdiales, y a colocar alguna señal. Como queda patente en esta fotica. 

A finales de septiembre me encontré en León con mis primas María Luisa, Susana y María.
Y en este mes fallecieron, entre otros, Bernardo de Paz (el panadero de toda la vida en Noceda del Bierzo. Y el padre de dos buenos amigos, Venancio y Vicente. De la saga de los de Paz) y el gran actor Álvarez-Nóvoa, con quien tuve el placer de compartir una velada inolvidable. Descansen en paz. Pues la muerte es el pan nuestro de cada día. Por desgracia. Y eso nos hace ser muy vulnerables. 

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