miércoles, 19 de noviembre de 2014

Antonio Agudelo


El poeta cordobés Antonio Agudelo, que escribe con su propia sangre, esto es con Luz, ritmo y espiritualidad, presentará su último poemario, ‘El mundo líquido’ (Ed. Celya), en el Ateneo Varillas de León el miércoles 26 de noviembre. No se lo pierdan. Será una ocasión estupenda para acercarse a uno de los grandes poetas del panorama nacional actual.
Agudelo, que siente admiración por algunos poetas leoneses como Gamoneda, Mestre, Colinas, Salvador Negro o Felipe J. Piñeiro, lleva en sus entrañas la poesía, una forma de decir esencial, que nos ilumina con su Luz, como manifestación de la pureza, tan necesaria en estos momentos de oscuridad. Asimismo, nos adentra en las profundidades del ser y nos revela los secretos del Eros/Tánatos, cara y cruz de una misma moneda. “Tal vez morir, si he de morir, no sea más/ que abrir los ojos en los brazos del Amor”, dice el poeta en ‘Madre’, uno de los significativos poemas que conforman ‘El mundo líquido’. En su caso poesía y vida están fundidas, como el amor y la muerte. Y sus poemas están vivos, son energía inconsumible y palabra en el tiempo.

De la mano del magnífico poeta leonés Felipe J. Piñeiro, el autor andaluz nos mostrara su ‘mundo líquido’, cuyo título podría haber sido ‘La vida líquida’ o ‘La rosa líquida’, como símbolo del fluir poético y existencial, ese que nos lleva por el río-barco de la vida hasta el fondo del mar-alma, con el agua como elemento vital, en cuya singladura podemos sumergirnos en nuestros sueños, explorar los misterios del universo (como señala su prologuista, Nelson Jiménez Vivero), a la vez que religarnos con nuestros ancestros, con lo sagrado, haciéndonos sentir también el viento, el fuego y la tierra, porque su poesía es vida, despojada de todo artificio, y un antídoto contra el dolor, el mal y la muerte.
Lezama Lima, Dante, Gelman, Valente, Keats o Ginsberg aparecen en ‘El mundo líquido’ a través de la voz de Agudelo, quien confiesa que escribe para no perderse y estar a salvo de la muerte, para luchar, como buen Quijote, contra los poderes injustos, contra el viejo fascismo, siempre en favor de la dignidad humana, por un mundo más sólido, donde no exista tanto sufrimiento y tanto caos.
Ojalá, estimado Antonio, los estudiantes y la clase obrera hagan girar, con sus bicicletas, el mundo, como en tu ‘Canción del visionario’. En todo caso, la fuerza de tus poemas, incluidos tus haikus, que son esencia de la vida y del lenguaje y de la muerte, nos ayudarán a entender más y mejor este mundo líquido en que vivimos. “Ciudad soñada/ Cuando un sueño nace,/ Cambia el Universo”. Seguiremos soñando.



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