miércoles, 2 de julio de 2014

El color de las hayas





‘El color de las hayas’ es el sugerente y atractivo título de la primera novela de Epigmenio Rodríguez, que presentará en la Casa de las Culturas de Bembibre hoy mismo.
El escritor-viajero Epi, que ya nos había deleitado con sus dos volúmenes de ‘León sin prisa’, nos obsequia ahora con este libro ambientado en la montaña leonesa, donde se desarrolla la trama. Se trata de una obra escrita con una prosa limpia y directa, despojada de pomposidad, con diálogos bien construidos, creíbles, que mantiene el pulso narrativo, con ciertas dosis de intriga, hasta el final.
Si ‘León sin prisa’ nos hacía recordar al Cela de ‘Viaje a la Alcarria’, el estilo de ‘El color de las hayas’ nos devuelve al Premio Nobel y autor de ‘La familia Pascual Duarte’ y también al gran Delibes de ‘Los santos inocentes’. Aunque por momentos se intuye al Gabo de ‘Crónica de una muerte anunciada’.
Editado por Eolas, al frente de la cual se halla el polifacético Héctor Escobar, esta novela, teñida por todos los tonos, del amarillo al rojo (incluso al rojo sangre), nos muestra a unos personajes que conocen (y aún sufren) la dureza de la climatología, la crueldad de la vida en forma de silencio, porque éste, “sólo roto por el canto lejano de algún pájaro, lo invade todo”.
(Artículo publicado hoy miércoles en la Nueva Crónica)

Personajes que obedecen a sus instintos primarios y que están marcados por un destino trágico. Braulio y Fini como progenitores de una prole de ‘santos’ y ‘santas’ inocentes, desarrapados, a expensas de los teje manejes de las fuerzas vivas de la aldea minúscula en que habitan cual alimañas en una casa destartalada, sucia.
Concebida inicialmente como un guión de cine –habida cuenta de que Epi es el director de la película ‘Las becicletas’–, ‘El color de las hayas’ forma parte de una trilogía, ‘De infernis’ (porque no hay más infierno que el que se vive en esta vida como les ocurre a estos personajes), cuya segunda parte, en la que está trabajando, se desarrollará según su autor en Nueva York, ciudad que aparece mencionada en algunas ocasiones en esta novela. De la tercera parte aún no tenemos noticias.
Estructurada en nueve capítulos (cada uno con varios subapartados), además de una ‘Introductio’ y un ‘Epilogus’, ‘El color de las hayas. Hacia la mitad del otoño’ nos muestra la vida rural con todo lujo de detalles, desde el ordeño de las vacas hasta la feria de ganado, pasando por el pasaje de ‘El tiro al plato’ (en tiempos estampa festiva de los pueblos leoneses), con la mina como telón de fondo.
La lectura de esta novela, aparte de rociarnos el espíritu con el paisaje rural leonés, nos ayuda a conocer más y mejor la condición humana.






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