Hace
unos días, Alquimia Peña, la Directora General de la Fundación del Nuevo Cine
Latinoamericano, visitaba Astorga, que sin duda se está convirtiendo en un
potente foco cultural dentro de la provincia, para impartir una conferencia
sobre la figura y la obra del Premio Nobel García Márquez, “Gabito”, como
tenían a bien decirle sus familiares y allegados. A decir verdad, me
entusiasmó reencontrarme con Alquimia Peña, después de tantos años, pues se
trata de una mujer amable, además de una excelente profesional, con un bagaje
cultural riquísimo. Su charla sobre el autor de ‘Cien años de soledad’ me
pareció muy interesante. Y recordamos, después de su charla -que culminó con un
documental estupendo-, la primera vez que nos vimos en Ponferrada para celebrar
un seminario de cine caribeño y latinoamericano. Entonces, uno estaba en la
Escuela de Cine de la capital del Bierzo, un proyecto ilusionante, un sueño
hecho realidad, que acabaría esfumándose debido a múltiples factores, que no
vienen ahora al caso, aunque sí que daría para un novelón latinoché. En aquella
ocasión Alquimia venía acompañada por dos grandes de la cinematografía,
tristemente ya desaparecidos, uno era Humberto Solás, con quien tuve la ocasión
de charlar (no olvidaré aquella distendida conversación con él en el AC
de Ponferrada, que está precisamente al lado de la rotonda del cine), y el otro
era Octavio Getino, cineasta argentino originario de la provincia de León. Qué
tiempos aquellos impregnados de cine. Posteriormente, a Alquimia tuve la ocasión
de volver a verla en La Habana, con motivo de mi visita a la Escuela de San
Antonio de los Baños, en la que ella es miembro del Consejo Rector. Una escuela
internacional de cine y televisión por la que han pasado, para impartir clases
y seminarios, algunos de los mejores directores de cine del mundo, entre ellos
Spielberg o Ettore Scola. Recuerdo que mi visita a esta escuela coincidió con
la presencia allí del cineasta británico Mike Figgis.
Y también recuerdo con
mucho afecto el recibimiento de Alquimia Peña en la ciudad de La Habana, “la
mejor ciudad del mundo”, según el sociólogo español Mario Gaviria, que vive en
la misma desde hace años, y con quien también tuve el gusto de coincidir,
incluso de compartir conversación y fiesta. Me alegró mucho volver a ver y
escuchar a esta mujer polifacética, hablándonos de cine y literatura en
Astorga, lo que también me hizo rememorar la canción de Compay Segundo, ‘Chan
Chan’ (“Luego a Cueto voy para Mayarí”) porque de Mayarí es originaria la
entrañable Alquimia Peña.
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