sábado, 11 de mayo de 2013

Albares de la Ribera: Botillo

http://www.bierzotv.com/html/2013/02/2013022307_fest-botillo-albares-ribera.html

Me alegra rememorar el festival del botillo de Albares de la Ribera, donde nacieran al padre de mi madre (y no diré mi abuelo porque no llegué a conocerlo, y él tampoco llegó a reconocer a mi madre, qué cosas). Otrora esto era práctica frecuente y habitual. Con el paso de los años, uno no tiene inconveniente en hacerlo público.  

Antonio, el Chulo, así era como le decían a este señor, cuyo oficio era el de sastre. Por cierto, Antonio el Chulo forma parte del paisanaje de Trasmundo, ese librín de relatos que tuve a bien componer hace tiempo y que ahora el amigo Valentín Carrera le ha vuelto a dar vuelo y rueca en su ebooksbierzo: http://ebooksbierzo.com/tienda/

 http://blog.ebooksbierzo.com/index.php/manuel-cuenya-cuentos-en-el-bierzo-a-la-manera-de-poe/

Me hace ilu (qué cursi me quedó esto) recordar este festival como mantenedor del botillo (vaya figura) en compañía de familiares y oriundos de Albares, cuna del cineasta y buen amigo Beli Folgado, que está teniendo gran proyección con su bello poema audiovisual Ancestral Delicatessen (http://www.nocedadelbierzo.com/eventos.html), después de su  esencial e imprescindible largometraje sobre la minería berciano-leonesa, Paisajes interiores (http://www.bembibredigital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=726:gabriel-folgado-presenta-en-bembibre-qpaisajes-interioresq&catid=37:culturayespectaculos&Itemid=150)

Me encantó darme un paseo por los escenarios naturales en los que otro gran cineasta berciano, Chema Sarmiento, desde hace años afincado en París, rodara para su película inolvidable El Filandón. Ahí queda su cuento fílmico Las peras de Dios, basado en una narración del maestro Pereira (http://www.fundacionantoniopereira.com/obra/cuentos/las_peras_de_dios.pdf)

Un gran placer, sentirme tan bien acogido y arropado en este hermoso pueblo, situado en la ribera del Boeza. Gracias Beli, gracias Angelines, gracias Teresa por invitarme. El botillo, por cierto, también estaba de rechúpate los dedos... mas vuestro afecto me colmó de satisfacción. 

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