miércoles, 27 de febrero de 2013

La fragua literaria leonesa: Raquel Lanseros




Raquel Lanseros



Las lenguas son diferentes formas de realidad en sí mismas”



La poeta Raquel Lanseros, autora de Diario de un destello y Los ojos de la niebla, está inmersa en la corrección de dos libros de poesía a la vez que escribe una novela sobre la identidad.



Aunque nacida en Jerez de la Frontera, Raquel Lanseros se siente leonesa, no sólo porque ha vivido una parte de su vida en esta ciudad, sino porque su obra poética está impregnada de paisajes humanos y geográficos leoneses. “Machado dijo en una ocasión que las personas son de donde hayan estudiado el Bachillerato. Creo que al maestro no le faltaba razón a la hora de ponderar la adolescencia como la etapa vital en la que se fija de un modo certero la identidad de las personas y por lo tanto las pertenencias y los arraigos”, aclara la autora de Diario de un destello, un libro por el que siente especial cariño porque supuso para ella un gozoso punto de inflexión. Este poemario, que obtuvo hace ocho años el accésit del prestigioso Premio Adonáis, aparece ahora publicado, en una edición bilingüe, en la editorial francesa Les Éditions du Paquebot.

         Raquel Lanseros es una leonesa universal porque ha tenido la inquietud de visitar y vivir en muchos lugares, “más al sur, más al norte, y de todos ellos he intentado absorber la cultura, la luz, las palabras, los sabores, las sensaciones. Creo que es una de los grandes factores  de enriquecimiento de mi mirada sobre el mundo”.

         Licenciada en Filología Inglesa, profesora, políglota y gran viajera, Raquel Lanseros, a quien le encanta escribir y cuyos temas preferidos son la memoria, el amor, el tiempo, los sueños y las ensoñaciones -pues “forman parte privilegiada de los asuntos del alma, la materia poética por excelencia”-, tiene el don de la palabra, tanto oral como escrita, y es capaz de transmitir emociones intensas con su poesía, que es pura luz, como ella misma, porque su obra poética es fruto de una reflexión sobre el ser humano y el mundo, “a la vez que una búsqueda en las fuentes de la intuición, de la emoción y de la belleza de las palabras y sus connotaciones”.

         La autora de Los ojos de la niebla (Visor, 2008) y Croniria (Hiperión, 2009), dos de sus premiados poemarios, habla con fluidez varios idiomas, entre ellos inglés y francés, aparte del castellano, lo que le ha permitido viajar por todo el mundo además de reflexionar sobre el propio hecho lingüístico, “que me parece altamente enriquecedor para un escritor o cualquier persona cuyo instrumento de trabajo sea el lenguaje”, apostilla ella, porque “las lenguas no son diferentes maneras de traducir la misma realidad –argumenta-, sino diferentes formas de realidad en sí mismas, algo así como ventanas que desde una misma casa nos enseñan una perspectiva diferente. Por no hablar de la fascinante historia que lleva aparejada cada palabra, cuyo recorrido en el tiempo es fascinante”.


“El viaje es una de las metáforas más poderosas de la propia vida, el enfrentamiento a lo desconocido”



         El viaje, en su caso, es un punto de arranque poético. “No en vano –explica- es una de las metáforas más poderosas de la propia vida, el enfrentamiento a lo desconocido, la toma de conciencia del propio yo a través del nosotros y la adopción final de parte de lo nuevo en nuestro corpus personal”. En todo caso, cualquier experiencia que tenga una persona influye en todos los demás órdenes de la vida, y los viajes y la escritura no son una excepción. En este sentido, viajar es -según la autora de La acacia roja-, importante para cultivarse, aunque no indispensable, y sobre todo “una de las actividades más enriquecedoras que existen, porque es una fuente de aprendizaje concentrado de otras culturas, lenguas, modos de vida, paisajes y costumbres”. Y lo mismo ocurre con la escritura, porque si bien uno puede escribir de modo espléndido sin haber viajado (al menos de un modo físico), el hecho de viajar te da otra dimensión de la realidad, te confronta, en definitiva, con otros mundos, con otras realidades, “concede una apertura que puede incidir de manera muy positiva en la mirada del escritor, y por lo tanto, en su escritura”.


“De todos los lugares que he visitado o en los que he vivido, he intentado absorber la cultura, la luz, las palabras, los sabores, las sensaciones”



         Su obra poética figura en numerosas antologías y publicaciones no sólo nacionales sino internacionales, sobre todo en países de Europa y América. Recientemente, ha publicado algunos de sus poemas en una antología, A las órdenes del viento, bajo el sello editorial Valparaíso. Y además ha sido traducida a varios idiomas, entre otros el turco, el hebreo o el francés, lo que la convierte en una poeta con una excelente proyección. 


“Supongo que todo autor desea comunicarse con otras personas a través de su obra, para que ésta adquiera sentido pleno”



         “Supongo que todo autor desea comunicarse con otras personas a través de su obra, para que ésta adquiera sentido pleno. Por eso siempre es motivo de alegría toda la difusión que pueda alcanzar, máxime si es fuera de las fronteras del propio país”, dice entusiasmada la poeta, la cual confiesa su admiración por sus traductores al turco y al hebreo porque “son dos enormes poetas, Ataol Behramoglu y Amir Or, muy conocidos y respetados en sus respectivos países… Ambos consagrados con magníficas obras que ojalá puedan conocerse más en España en un futuro próximo”.

         En la actualidad, Raquel está inmersa en la corrección de dos libros de poesía que le han llevado siete y tres años de trabajo respectivamente. “Asimismo estoy escribiendo una novela sobre la identidad”.



“Mi tendencia es tomar siempre el camino de la búsqueda”

-¿Qué libro no dejaráis de leer o leerías por segunda vez?

La verdad es que hay cientos de libros que merecen ese honor. Últimamente he estado releyendo Frankenstein, de Mary Shelley, una novela tan extraordinariamente rica en matices y metáforas que hacen que su relectura sea obligatoria si queremos captar todas sus capas de simbolismo.



- Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)

Amo los personajes como don Quijote, Madame Bovary o el gran Gatsby, porque son capaces de pelear batallas de antemano perdidas que, sin embargo, los dignifican como seres humanos, al no resignarse a admitir sólo lo que la realidad les ofrece y tener el atrevimiento de mirar más alto, de darle al mundo, gracias a su enfebrecida imaginación, algo que antes no tenía, aun cuando terminen apaleados o muertos.



- Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)

Creo que todo autor, por el hecho de haber acometido el ímprobo esfuerzo de escribir un libro, es merecedor de respeto, independientemente de mis gustos personales. Así que no voy a tildar de insoportable a nadie.



- Un rasgo que defina tu personalidad

Supongo que la inquietud. Para bien o para mal, mi tendencia es tomar siempre el camino de la búsqueda.



- ¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Hace años quizá habría mencionado en primer lugar la inteligencia o el ingenio. Ahora sin embargo no tengo ninguna duda sobre la cualidad que más aprecio en las personas: la bondad.



- ¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Vivimos un momento muy inquietante, atrapados entre lo viejo que no acaba de morir y lo nuevo que no acaba de nacer. Nuestro sistema político actual se ha revelado ineficaz a la hora de dar respuesta a las necesidades y demandas de los ciudadanos, a la vez que ha permitido que la corrupción y el envilecimiento moral de los gobernantes alcancen cotas insostenibles y peligrosas. En mi opinión, es urgente una refundación de nuestro ordenamiento político, que permita una regeneración moral global para que la justicia ocupe el lugar del desatino, la trampa y el abuso de poder. No podemos ni debemos continuar tolerando un nivel de nepotismo y saqueo de lo público como el actual.



- ¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?

Hay muchas cosas que me divierten: salir por ahí, leer, conversar, hacer deporte, viajar, conocer personas y cosas nuevas, bailar… Aunque quizá lo más divertido de todo sea aprender. Aprender es una fuente inagotable de placer y de vida.



- ¿Por qué escribes?

Supongo que escribo porque necesito comprenderme a mí misma y al mundo que me rodea, exorcizar los propios fantasmas y fragilidades y comunicarme de manera real con mis semejantes para encontrar consuelo y complicidad.



- ¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No especialmente. Creo que las redes sociales son muy útiles para estar en contacto con muchas personas que viven lejos, así como para estar al corriente de los acontecimientos del mundo literario u otros ámbitos de interés. Pero como ejercicio literario no las veo especialmente eficaces, aunque hay personas que suben aportaciones realmente bellas y valiosas.



- ¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Son innumerables, de hecho creo que es difícil que exista un autor que no sea un consumado y apasionado lector. Son tantos los autores que admiro y de cuya obra intento beber que sería imposible citarlos a todos.



- ¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Durante un tiempo tuve un blog, pero mi falta de constancia me obligó a abandonarlo, porque estaba siempre desactualizado. Existen blogs fantásticos cuyos autores hacen verdadera Literatura al escribirlos, otros que recogen extractos de grandes obras de la Literatura universal o poemas, y también son muy interesantes de seguir. Pero no me queda más remedio que confesar que en la actualidad, la falta de tiempo para hacer todo lo que me propongo a lo largo del día ha hecho que ya no siga ningún blog a diario.



- Una frase que resuma tu modo de entender el mundo

Voy a utilizar una cita de Terencio con la cual me identifico plenamente: “Nada humano me es ajeno.”

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