miércoles, 22 de agosto de 2012

La guerrilla de la memoria


Recupero este texto sobre la figura del maquis. 

 “Imágenes contra el olvido” fue un ciclo de documentales que se mostraron, hace años, en el Centro Cultural de Caja España de Ponferrada. 

Recuerdo con sorpresa y admiración La guerrilla de la memoria, cuyo director es Corcuera, entre otras razones porque trata el tema del guerrillero berciano,  a través de testimonios de varios personajes, que en su día fueron perseguidos por el franquismo. En él se menciona al guerrillero berciano Girón. Y, por otra parte, porque el guión lo hizo, entre otros, Carlos Muguiro, ex profesor de la Escuela de Cine de Ponferrada. 

Hay un documental leonés, dedicado a Girón, El hombre que murió dos veces, que se realizó a partir de la documentación de Santiago Macías y asesoramiento histórico de Secundino Serrano. El maquis es una figura extraordinaria, porque tuvo la valentía de enfrentarse al poder imperante. “Y volvería a hacer lo mismo”, dicen con rotundidad algunas personas entrevistadas en La guerrilla de la memoria. En realidad, la Guerra Incivil, o “cruzada de liberación”, según el macabro Caudillo, comenzó de verdad en el 39, y se prolongó hasta principios de los cincuenta. Es lo que tienen las guerras, que sabemos cuando comienzan pero casi nunca cuando terminan. Como ocurre con Irak, Siria, y tantos otros sitios de Asia, África, incluso América, de los que nos llegan noticias sesgadas, o bien no tenemos ni siquiera noticias. 

Los fachas, después de finalizada la guerra, decidieron por sus huevos cargarse a aquellos que no comulgaban con su ideología, y a los que consideraban bandidos o demonios rojos.

La historia española resulta escalofriante, fratricida. Somos un pueblo peculiar. Por eso no conviene silenciar ni olvidar nuestra historia. Se han escrito varios libros, incluso se han hecho algunas películas y/o documentales acerca de este asunto, que estuvo prácticamente silenciado hasta que se acabó la dictadura. 

En el Bierzo Alto, y en concreto en la Sierra de Gistredo (el útero), sabemos, porque así lo dicen quienes pueden dar fe de ello, que hubo algún “huido” que fue enterrado en lugares como el Sardonal de Noceda del Bierzo. A alguno lo llegaron a enterrar vivo. Se cuenta que le rajaron la panza, y antes de agonizar, lo metieron en una fosa, y lo cubrieron con piedras y tierra. Se me revuelven las tripas cada vez que oigo algo parecido. Habría que indagar más sobre este asunto. Bueno, ahí está la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Por fortuna.

Lo curioso de esto es que algunos matarifes fachorros lograron sobrevivir aunque fueran vecinos de familiares de “rojos” asesinados por ellos. En el fondo, los familiares de estas personas tuvieron que aceptar la realidad. El rostro cruento de la realidad. Léase, por ejemplo, el escalofriante Retrato de un asesino (incluido en el número 13 de La Curuja, primera época, www.nocedadelbierzo.com) o bien El monte o la muerte, de Santiago Macías, o Las fosas de Franco, de Macías y Silva. Ahí está también,  como testimonio y novela extraordinaria, Luna de lobos, de Llamazares, adaptada al cine por el camarada Sánchez Valdés. 






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