jueves, 31 de mayo de 2012

Urueña

Muralla de Urueña

Merece darse una vuelta por Urueña, aunque sea un lunes cualquiera, y no haya ni un alma por sus calles. En realidad, se agradece que esta bellísima localidad vallisoletana, castellano-leonesa, no esté atestada de turistas. "Los lunes cierran todos los museos", acierta a decir una señora. Pues qué bien. Nada de museos, sólo el paseo romántico que procura la ciudad amurallada, bajo un sol soportable, con la tranquilidad y el sosiego de saberse solos (o casi). El pueblo entero a nuestra merced. Qué lujo. En realidad, me topo (nos topamos, que queda mejor) con unos tipitos, con andares centro-europeos (es sólo una apreciación) que rehuyen el saludo (¿de quién o de qué estarán huyendo?) y luego con un hombre, cobijado del sol, en la terraza de un bar (el único que debe permanecer abierto en todo el pueblo). Un señor, al que le brota el vino por el rostro, pero que resulta un guía insuperable en su labor instructiva. 


El hombre de marras, después de echarse algunos vaixines de morapio al gorgüelo -si es que no hay mucho que hacer-, se despacha a gusto contando leyendas e historias de Urueña. Que si el término proviene del agua (qué sorprendente). Eso mismo estaba pensando. Parece increíble -asegura el guía improvisado- que a pocos metros de profundidad haya agua. Y eso que estamos a mucha altura, en la meseta. Pero es así... todo el mundo tiene un pozo en su casa... Qué maravilla. Un sitio donde abunda el agua es rico, sin duda. Y Urueña es un pueblo -apenas hay 150 habitantes durante el año- con mucho encanto (esto no lo dice el señor envinado, sino mi voz de la subconsciencia). 


Lo que uno desconocía (en verdad, poco sabía de esta población antes de poner los pies en ella) es que hubiera tantos museos (todos naturalmente chapados, por ser lunes, claro). Que si el museo del vino, que si el museo de las campanas, que si el Centro Etnográfico de Joaquín Díaz (sobre este sí tenía noticias), que si el museo de los instrumentos... dedicado a una colección del músico Luis Delgado (qué agradable sorpresa, aunque no lo visite) porque me entusiasma la música de este compositor y multi-instrumentista, quien realizara, entre otras y otros trabajos, la banda sonora de la serie de TV Alquibla, con guión de mi admirado Juan Goytisolo, sobre el mundo islámico, véase por ejemplo el capítulo dedicado a los Nas Al Ghiwan: música del trance. 


Dicho sea de paso, a Luis Delgado he tenido la ocasión de verlo/escucharlo en concierto, con mi paisano Amancio Prada, en el teatro Bergidum de Ponferrada. 

http://www.youtube.com/watch?v=4AZJCzf9r2w (Alquibla)

http://www.youtube.com/watch?v=uaGG5G_9RVI&feature=related (Nas Al Ghiwan)

http://www.luisdelgado.net/museo.htm


A uno se le antoja que Urueña podría ser declarada "capital" de la música, aun antes que Villa del libro, lo cual está muy bien. Me sorprende, nada más poner los pies en el pueblo, encontrarme con un ejemplar de Sexus de Miller. 


Pero ahora prosigamos el paseo por Urueña, antes de emprender rumbo a la capital castellano-leonesa (qué raro queda esto, bueno no tanto) si en días despejados se llega a atisbar el monte Teleno desde Urueña. Una visión para ser soñada más que contada. Al fondo se contempla un  paisaje digno de una pintura de Van Gogh. Un paisaje pictórico, en el que se atisban unos palomares, con el que el viajero (o turista) acaba identificándose. 




Antes de abandonar el pueblo, con cierta nostalgia, visito la puerta del azogue (zoco o mercadeo). El azogue, ay. Así me decían cuando era un rapacín y danzaba sin parar de un lado a otro. "Eres como el azogue, rapá". En realidad, ser como o tener el azogue también tiene la connotación de ser muy inquieto, nervioso, hiperactivo. 

La primera visita a Urueña amerita, como no podía ser de otro modo, de una segunda. Hasta la próxima. 

1 comentario:

  1. Un gran pueblo, Manuel. Merece la pena visitarlo, sobre todo al atardecer dándo un paseín por la muralla.

    Un saludo

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