miércoles, 27 de julio de 2011

A Tomás Néstor

Texto escrito con motivo del homenaje que se le rindiera el pasado sábado en Bembibre al profesor, viajero y animador cultural Tomás Néstor Martínez. 

Tomás Néstor en Veguellina, su tierra natal
Querido Tomás:

Aunque no podré estar físicamente en tu homenaje, deseo acompañarte en espíritu, acaso a través de estas palabras, que espero te arropen y te nutran.

Recuerdo la primera vez que nos vimos y hablamos de Juan Goytisolo y nuestra pasión común por Marruecos. Eso fue en Bembibre: nexo de unión y espacio afectivo donde nos ha tocado -o hemos decidido- realizar labores varias. Desde ese momento se forjó una afinidad amistosa que ha perdurado, por fortuna, a través del tiempo. Hemos tenido la ocasión de vernos en diversos encuentros y saraos culturales, incluso hemos compartido Tardes gloriosas, a orillas del Órbigo, en tu tierra natal,  en mi “útero de Gistredo” (Noceda del Bierzo), en el hayedo de Busmayor, y recientemente en Priego, Cuenca, que para mí fue una experiencia maravillosa, impregnada de poesía y amistad, sonrisas y afectos entrelazados en una belleza inolvidable, la que se procuran unos seres humanos dispuestos a vivir y sentir, a sentir todo de todas las maneras, como aquellos versos de Pessoa, a sentir en definitiva el mundo con ese toque mágico de amistad que nos envuelve tras su cálido aliento y su alegría acariciadora. La amistad, y aun otros afectos, como forma de vida, sobre todo en estas épocas convulsas. Cultivemos pues, amigo Tomás, la amistad, siempre y en todo momento, como hicieran los filósofos epicúreos, cuyo saber consistía en alejarse del mundanal ruido para reunirse al amor sagrado de las palabras en un huerto o jardín, quizá bajo algún árbol cobijador. Y aunque a veces nos sintamos eremitas, al menos por instantes, esta es una magnífica ocasión para rememorar -también vivir- los buenos momentos compartidos, aquí y ahora, antes y después, con todas vosotras y vosotros, contigo, estimado Tomás. 

Desde este espacio-jardín, que ansío sea de las delicias,  seguiré creyendo en la amistad, y ojalá este encuentro, esta reunión-homenaje a tu persona, querido Tomás, perviva más allá de estas humildes palabras, que sólo aspiran a dar cuenta de lo que estoy sintiendo.

Enhorabuena.
Un abrazo entrañable.


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