lunes, 25 de octubre de 2010

Diez años de Memoria Histórica

Rivas
Hagamos memoria. La memoria, esa fuente de placer, y en ocasiones de dolor. El dolor por los muchos represaliados durante la Guerra Incivil y la posguerra atroz, bárbara, que vivimos en esta España sangrienta, fratricida. ¿Cómo pudimos matarnos entre hermanos? Qué aberración. "Antes de pegarle a un hermano, me corto la mano", recuerdo que le dijo un querido paisano minero -muerto ya hace varios años bajo el tajo-, a otro, en el transcurso de una pelea entre hermanos.

Ainda
Diez años de Memoria Histórica tal vez no sean muchos pero sí los suficientes para seguir recordando, desenterrando a nuestros muertos de las cunetas, los caminos y las fosas comunes, haciendo de alguna manera justicia, sin revancha y sin odio aunque con mucha dignidad. 

Lucía Sócam

Willy Toledo
Mis felicitaciones, siempre con afecto, a quienes organizaron el pasado sábado este homenaje, sentido y querido, a las víctimas de la represión. Enhorabuena a Santiago Macías, a Emilio Silva y cuantos colaboraron en el evento (el escritor y periodista Manuel Rivas, los actores Willy Toledo y Alberto San Juan, el cantautor berciano Ainda, la cantautora andaluza Lucía Sócam, el gran Premio Nacional de Poesía Juan Carlos Mestre, familiares de desaparecidos, voluntarios, entre otros muchos) celebrado  en el Teatro Bergidum de Ponferrada, donde se hizo un canto a la libertad (en memoria de Labordeta),  y un recuerdo muy especial y entrañable para el japonés Toru (que recorrió el mundo para colaborar como voluntario con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica -ARMH) y quienes que fueron fusilados sin piedad y con mucha mala saña por el régimen represor y facha.

Alberto San Juan
¡Viva la República!, se oyó en el teatro. Pues que viva, y sobre todo que viva la libertad. No deberíamos olvidar que en nuestro país nunca se ha perdonado ser de izquierdas. Incluso, en la actualidad, ser de izquierdas no está del todo bien visto. Pero hoy, más que nunca, confieso que me siento salpicado por el pimentón rojo de las esperanzas. Es como si mi sentimiento se hubiera inflado con el color/calor rojo. Y no pudiera, ni quisiera, desprenderme de él. Siento predilección por el rojo.

Mestre
Desde que tengo uso de razón, y corazón de quijote, he sentido debilidad y admiración por aquellos que tuvieron que abandonar nuestra matria para que el toro fanfarrón y esperpéntico no les cogiera por donde más duele. Como le ocurriera, por ejemplo, a Lorca, uno de los más grandes poetas que ha dado el siglo XX.  Y a quien se citó en el homenaje de este sábado en el Teatro Bergidum. Cogida, muerte y llanto.

Granadino de campo, maricón y colosal en su ingenio, chispa y buen hacer poético, dramatúrgico... "confuso, inyectado de sangre viscosa y sublime -según nos cuenta Dalí en su libro, La Vida secreta-", diablillo rojo que, por circunstancias y acaso ingenuidad o valentía o lo que fuera, se quedó en esta piel de toro Osborne a que los hijos fachorros de su chingada madre le dieran gatillazo. "Hombres de simiente podrida que encharcaron la alegría de los campos", que enturbiaron su potencia poética. Bestias que enfangaron a tiros el humor y el duende de un auténtico genio. "Cómo me gusta el olor del fango rojo..." y las luces encarnadas de la lírica. "Lo demás era muerte y sólo muerte/a las cinco de la tarde".

Nuestra comarca tampoco se libró de la chamusquina, y muchos rojos tuvieron que hacerse al monte o al mar, el monte o la muerte, la mar o la muerte, embarcándose, quienes por fortuna lo lograron, hacia nuevos mundos. México/Méjico, Argentina y Francia fueron refugio de exiliados republicanos, tal vez por esto siga sientiendo devoción por estos países.

El acto del pasado sábado en Ponferrada resultó emocionante, y por momentos sublime, como cuando Rivas nos leyó su poema "Bo" (bo, Bo... boo, booo, bo...), en recuerdo a uno de sus abuelos silenciosos y quizá silenciados. Su fuerza rítmica me sacudió las entrañas, y me insufló una energía especial, o cuando Mestre nos habló con el corazón sobre la dignidad del ser humano, y aun cuando Ainda y Lucía Sócam (Todos los nombres... todos los hombres y mujeres tienen nombre y apellido... la memoria del olvido... la dignidad como un principio) nos cantaron, con alma.

Un abrazo para otro poeta leonés, Abel Aparicio, cuya intervención el pasado domingo en Priaranza, con su poema Semillas, no puede escuchar.

1 comentario:

  1. Manuel, emotivo fin de semana vivimos.

    Gracias por tus palabras

    un gran abrazo

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