viernes, 3 de septiembre de 2010

Vuelta al ruedo ciber-náutico

Vuelvo al ruedo ciber-náutico,
Gistredo, al fondo
después de algunos días alejado de los ruidos informativos y contaminadores de una realidad deshilachada. Espero hacerlo con buen tino y mejor ánimo. Ya se irá viendo/leyendo, en cualquier caso. Resulta en efecto higiénico estar desconectado del mundo virtual, incluso del mundo tangible, no ver ni tele ni cine, ni siquiera leer periódicos. Alguna lecturita, nomás, y ya. Que descanse la mente y la mirada saturada de tanto ruido redundante (valga el rebuzno). Y que nos envuelva el silencio musical de las sorpresas.

Por la ruta de las fuentes nocedenses
Dormir mientras se escuchan los grillos y cantan los gallos milenarios en los campos de la infancia, cobijarse a la sombra de un castaño centenario, re-descubrir los lugares sagrados, sintiendo la brisa de lo amoroso y el discurrir del agua por las veredas de los tiempos inmemoriales, acostarse en paz consigo mismo, desayunar con la tranquilidad que procuran las mañanas largas y sustanciosas, untadas de afecto y aceite puro de oliva, vivir cada momento con intensidad, salir al monte a estirar las piernas y oxigenar la mente, desenchufarse de la corriente continua/alterna, abrir nuevos horizontes de placer y esperanza, sonreír una y otra vez, viajar al centro de los sueños, recorrer el tiempo-espacio con el sentimiento a flor de piel, entrar de lleno y por la puerta grande en un universo lleno de poesía y emoción, volver a sentir el mundo como si fuera la primera vez, con la mirada inocente de un niño, asombrado de lo que ve y escucha, toca y huele, sabe y vive. Para ti.

2 comentarios:

  1. Me ha resultado estimulante esta entrada del mes de septiembre, de volver a sentir el mundo como si fuera la primera vez, renovarse o morir...
    Me gusta tu prosa poética pero también acerada y con retranca...

    Saludos desde Asturias,
    Eduardo

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  2. Que suerte tenemos los que podemos volver, de vez en cuando, a nuestros orígenes y de contar con alguien, como tú, que nos recuerda donde está la verdadera felicidad...
    Un abrazo.

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