martes, 25 de mayo de 2010

El harén de la talla 38

Muy pocos/as parecen acordarse de nuestra historia "velada", hecha de negrura y luto por muchos réquiems de muertos, algunos tirados en la cuneta, otros tantos fusilados, enterrados incluso vivos. Como queda constancia por tantos testimonios, y por multitud de fosas comunes. Historia fratricida, la nuestra, como para echarse a temblar. Y ahora todo quisque se escandaliza si una rapaza musulmana lleva velo en la testa. Que cada cual se vista como le apetezca. ¿O no? Acaso se mete el paisanaje con las niñitas que enseñan braga por encima del pantalón, o muestran ombligo con piercing, o lo que se tercie. Acaso el gentío bien pensante se mete con un rapaz por llevar los pantalones caídos, que, de tanta bajura marina, parece que se fuera a dar un hostión en el acantilado de lo surreal. 

Cuánta mojigatería y cuánta formalidad en este país hecho a prisa en lo democrático, y en tantas otras cosas... Y, por si fuera poco, también en Occidente -en la decadencia de Occidente, Europa ha muerto- hay una suerte, o mejor dicho desgracia, de harén, según la ensayista marroquí Fátima Mernissi (Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2003), para quien los cánones de belleza del mundo occidental pueden humillar y/o herir a una mujer desde un punto de vista psicológico. 

Las mujeres occidentales, según la autora marroquí, también están sometidas a reglas rigurosas, como la dieta, pues la talla 38 acaso sea una restricción aún más violenta que el velo musulmán. 

La moda, en todo caso, impone cánones estéticos que acaban convirtiendo a las chicas en puros maniquíes de pasarela, sin chicha, con una figura esquelética, que en ocasiones genera auténticos desequilibrios mentales, véase la tan cantada anorexia mental, que no es un trastorno de la alimentación, como se cree, sino un severa patología de la psique, que mucho tiene que ver con el sometimiento a la talla 38 y a un modelo aniñado y frágil como ideal "puro" de belleza femenina. 

Si en el mundo musulmán la dominación sobre la mujer se ejerce por medio del espacio -viene a decirnos esta pensadora-, en Occidente se da a través del tiempo: Una mujer debe de ser siempre joven y bella, aunque para ello tenga que romperse literalmente la cornamenta contra los muros insalvables de la bien civilizada y manipuladora, consumista y vendida sociedad capitalistoide. 

La dominación resulta harto sutil porque no se obliga -en la sociedad occidental, claro está- a que una mujer pase hambre (saturada como está de grasamen y colesterol malsanos) pero se rechaza a quien se aparta de la norma imperante, digamos estética, que convierte a la mujer, una vez más, en objeto de exposición, de deseo, que tiene que estar continuamente luchando para parecer una adolescente atractiva, una esclava del harén 38, a los ojos del macherío andante, a los ojos de esta sociedad/"suciedad" vendida hasta las trancas a un sistema vicioso y perverso.

4 comentarios:

  1. He abierto nuevo blog, así son las cosas: Contradiarios Moreno-Ruiz (http://moreno-ruiz.blogspot.com).
    Un saludo,
    JL

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  2. Nos acordamos muy bien, Manolín. Pero estamos orgullosas y felices de habernos desprendido de ello. Y de ninguna manera dispuestas a volver a la caverna de la ideología, de la sumisión, y del cuerpo femenino como pecado que ofende al hombre y a dios y que por tanto hay que ocultar.

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  3. Me alegra, estimado José Luis, que sigas dándole al blog. Te echaba en falta.
    Saludos,
    Manuel

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  4. Un gran artículo Manuel....,aunque por circunstancias use esa talla 38,creo que te quedas coto con lo de la talla,creo que en occidente a través de modelos escualidas la talla debe ser la 34.Fátima Mernissi tiene toda la razón.
    Cuando nuestra sociedad no viva por estereotipos será más libre.

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