viernes, 29 de enero de 2016

En el ILC, presentación de Oscura lucidez

Ayer, en el ILC de León, nos dimos cita Roberto Soto, Rafael Saravia, José Luis Puerto y un servidor de vuecencias (vaya palabrín tan desfasado que me acaba de salir) para presentar Oscura lucidez, el último libro hasta ahora del escritor abulense Mario Pérez Antolín, a quien le gusta componer claro, con tino, con precisión lingüística, con economía narrativa, con brevedad, porque lo bueno si breve, ya sabemos, dos veces bueno. Y Mario, que es un especialista en la narrativa breve, hace filosofía a través de la literatura, articula su pensamiento a través de la palabra, como quisiera asimismo el filósofo del lenguaje Wittgenstein ("los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo"), o como escribe el propio autor en su libro, "cuando pienso, lo hago mediante frases...". 

Aparte de leernos algunos de sus textos, desde aforismos (que son sentencias breves y doctrinales, una mezcla de máximas y proverbios), microrrelatos, poemas o diálogos (acaso platónicos) -que en verdad son microcuentos con trasfondo filosófico, sociológico, etc-, nos habló de algunos de sus secretos a la hora de componer con las palabras, partiendo de lo cotidiano, desde su experiencia/existencia, para trascenderlo, hasta llegar a lo auténtico, a la esencia. Reflexionar a partir de su yo, desde la introspección, como quisiera el humanista Montaigne, a quien reivindica Mario, que adereza sus textos, siempre reflexivos, emocionantes, con humor, con un punto de sutil ironía, buen síntoma de inteligencia y lucidez. 
 Oscura lucidez se revela como una obra que analiza la realidad de nuestro tiempo, abordando los temas que más nos interesan, tanto desde un punto de vista racional como emocional, arrojando luz sobre lo opaco.
El propio título de este libro es, según Puerto, un oxímoron (figura retórica que consiste en complementar una palabra con otra que tiene sentido diferente u opuesto, tan presente, por ejemplo, en poesía mística de San Juan de la Cruz).
figura retórica recurrente en la poesía mística del Siglo de Oro o en odas amorosas de cualquier época - See more at: http://www.hermanotemblon.com/oximoron-donde-habita-la-paradoja/#sthash.SgE4Thbo.dpuf
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figura retórica recurrente en la poesía mística del Siglo de Oro o en odas amorosas de cualquier época - See more at: http://www.hermanotemblon.com/oximoron-donde-habita-la-paradoja/#sthash.SgE4Thbo.dp), habida cuenta de que a Mario se le antoja que la realidad es paradójica y contradictoria, en la que "se valoriza lo trivial y se banaliza lo primordial", incluso se banaliza el mal y todo lo que eso conlleva de cara a la autodestrucción de la Humanidad.
El escritor y profesor Puerto, como buen diseccionador de Oscura lucidez, nos habló de los orígenes del género aforístico, desde Nietzsche (quien por cierto escribió una obra monumental, Así habló Zaratustra) hasta Canetti (a quien recomiendo, sobre todo Las voces de Marrakech, aunque este no sea un libro de aforismos) pasando por grandes poetas como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado o el leonés Colinas, entre otros, que han escrito aforismos. 

El propio Puerto nos habló del pensamiento a través de la razón (vía aristotélica) y el pensamiento a través del corazón (vía platónica) que están presentes en la obra de Mario. Una poesía que piensa y una filosofía que emociona (como quisiera Unamuno). No hay conocimiento sin amor (según Puerto recordando al poeta Valente). El amor que engendra belleza (verdad) y emoción, me atrevería a decir. Y Mario arroja luz sobre la oscuridad, sobre esta sociedad consumista, autómata y videovigilada (la Telepantalla orwelliana siempre presente), cuya política esta degradada ("donde no hay cámaras y focos, la realidad desaparece", escribe el autor, algo que me recuerda la tesis que sostiene el maestro Gustavo Bueno en su libro, Televisión, apariencia y verdad. 
En el fondo, Pérez Antolín intenta iluminar, con sus textos chispeantes, este mundo sometido a la ignorancia y al miedo: "una sociedad amedrentada se hace vulnerable.
Por eso los poderosos exageran las situaciones de riesgo", escribe Mario en su anterior volumen, La más cruel de las certezas (en clara alusión a la muerte, tema recurrente en su obra). 
Pérez Antolín, en el mejor estilo del pensador Karl Kraus y el greguerístico Ramón, nos invita y ayuda a reflexionar acerca del mundo en que estamos parados, que diría un hispanoamericano/a. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Películas para la penumbra




Ayer martes, en la Nueva Crónica, artículo dedicado a Vicente Muñoz Álvarez. 
http://lector.kioskoymas.com/epaper/viewer.aspx?noredirect=true 

El escritor y editor leonés Vicente Muñoz Álvarez, “como uno de los sacerdotes iniciados en los verdaderos misterios de la religión cinematográfica” acaba de publicar y presentar ‘Películas para la penumbra’, su segundo volumen dedicado “a la doctrina gnóstica y neopagana de las ‘Cult Movies’”, según nos cuenta el escritor y crítico de cine Jesús Palacios, el prologuista de su libro, en el que, guiado por su propio instinto, nos ofrece, al igual que ocurriera con su primer volumen ‘Cult movies.
Películas para llevarse al infierno’, una serie de títulos fílmicos que sorprenderán a buen seguro a un buen número de los lectores y lectoras, incluso a la cinefilia andante, por tratarse, en muchos casos, de cintas desconocidas, y en otros tantos por el modo en que nos las enseña, siempre a través de su original mirada literaria y cinematográfica, con un lenguaje cercano, directo, sin florituras, como “un nuevo derviche cinéfago, que hace girar ante nosotros miríadas de imágenes olvidadas, títulos recónditos y películas malditas”, porque a Vicente Muñoz Álvarez le interesan (en todos los ámbitos creativos) las obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel)”, que hemos creado. Su criterio de fondo, para confeccionar esta lista de películas de culto, ha sido en definitiva “lo crítico, lo atípico, lo raro, lo grotesco, lo perverso, lo incómodo, lo hiriente, lo hipnótico, lo arrebatador...”. Más que una guía cinéfila al uso, asegura su autor, es como un diario personal en el que ha plasmado con pasión su punto de vista y enfoque literario, sus gustos y preferencias como narrador y poeta, acaso transgresor. No en vano es un devoto de escritores como Bukowski y Céline. Y entre sus pelis favoritas figuran algunas adaptaciones de obras como ‘Vampyr’, de Dreyer (basada en un libro de Le Fanu), ‘Diario de un loco’, de Le Borg (que adapta dos cuentos de Maupassant, ‘El Horla’ y ‘Loco’), o ‘El coleccionista’, de Wyler (a partir de la novela de Fowles).
 

Aparte de estos títulos fílmicos, figuran otros como ‘¿Qué fue de Baby Jane’, de Aldrich, ‘El baile de los vampiros’ y ‘El quimérico inquilino’, de Polanski (director idolatrado, a tenor de las reseñas que asimismo le dedica a otras de sus pelis en su primer libro de cine), o bien ‘La leyenda del santo bebedor’, de Olmi, ‘Zabriskie point’, de Antonioni, ‘La escalera de Jacob’, de Lyne y ‘La cinta blanca’, de Haneke, al que considera como el mejor director vivo del cine europeo, “por encima incluso del enorme Lars Von Trier”. También en este segundo volumen, como sucediera con el primero, incluye algunas películas españolas, entre otras, ‘El extraño viaje’, de Fernán Gómez, ‘Fata Morgana’, de Aranda y ‘Morbo’, de Gonzalo Suárez, además de tres de Carlos Saura (otro de sus directores favoritos, sobre todo el de los años 60 y 70).  
Ahora, “queridos drugos” (como diría Vicente parafraseando a Álex en ‘La naranja mecánica’) sólo os queda leer su libro (en realidad sus libros) y ver todas esas películas que nos recomienda este escritor leonés.






martes, 26 de enero de 2016

La fragua literaria leonesa: Javier Fernández-Llamazares

La Fragua Literaria Leonesa

Fernández-Llamazares: "Únicamente se debe escribir cuando hay algo que realmente es necesario contar"

Manuel Cuenya | 26/01/2016 - 09:10h.

El investigador y escritor leonés Javier Fernández-Llamazares, responsable y propietario del Archivo Privado de la Banca Fernández-Llamazares, además de autor de 'Los leoneses que financiaron a Franco' o 'Crónicas de la Burguesía Leonesa', intenta ahora dar una "vuelta de tuerca" más a los estudios que ha publicado, profundizando, exponiendo casos particulares que demuestran irrefutablemente lo revelado hasta el momento.

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El investigador y escritor leonés Javier Fernández-Llamazares, responsable y propietario del Archivo Privado de la Banca Fernández-Llamazares, además de autor de 'Los leoneses que financiaron a Franco' o 'Crónicas de la Burguesía Leonesa', intenta ahora dar una "vuelta de tuerca" más a los estudios que ha publicado, profundizando, exponiendo casos particulares que demuestran irrefutablemente lo revelado hasta el momento.
Apasionado de la literatura e investigador, el leonés Javier Fernández-Llamazares está convencido de la interrelación que existe entre la investigación histórica y la creación literaria, porque no concibe ninguna expresión creativa si previamente no existe investigación. "Están íntimamente entrelazadas (o deberían estarlo), junto a la música, el ajedrez, la pintura, la escultura y otras muchas actividades. La investigación es el elemento primordial para poder avanzar en cualquier actividad (particularmente en la poesía), convirtiéndose en motor fundamental de conocimiento. Y el conocimiento sólo es la inesperada consecuencia de la increíble aventura de investigar. Lamentablemente, en el mayor de los casos esto no se realiza, porque se copia, no se investiga. Por eso más del 95% de las publicaciones literarias actuales no me interesan, como no me interesan el 99% de las denominadas históricas", se expresa con contundencia Javier, al que le gustan los libros que pueden cambiarle de verdad su vida, su forma de actuar, su forma de pensar. Como le ocurre por ejemplo con 'El lobo estepario', de Hesse, o bien con las obras de Bukowski. Algunos libros –aclara él– le producen placer estético, y otros muchos no le dicen nada. "Que no me digan nada no significa que sean malos", añade con cautela, sabedor de no lee ni siquiera todo lo que se publica en la provincia de León, aunque asegura que ha leído más a los escritores leoneses que la mayoría de los profesionales que presumen de ello. Y algún día, cuando sea mayor –señala con humor–, escribirá una novela. "Sólo una, una nada más. Únicamente se debe escribir cuando hay algo que realmente es necesario contar". Algo así pensaba el gran Rulfo, que nos legó una obra magistral, breve e insuperable.
Enamorado del Bierzo –no en vano vivió en Balboa y en Villafranca– y de la obra de algunos autores como Mestre, Guerra Garrido, Pereira o el músico y cantautor Amancio Prada, Javier cree que en la provincia de León hay muy buenos escritores, "pero no grandes escritores", puntualiza. "Hay buenos poetas, pero no grandes poetas, por muchos premios nacionales que les otorguen". Le encanta José Luis Puerto, "pero es tan salmantino como leonés". Le gusta mucho Julio Llamazares, "pero (con el mayor respeto) hace muchos años que no aporta nada innovador". Y le aburren soberanamente los narradores "'técnicamente perfectos', como Luis Mateo, Merino o Aparicio; de hecho, no los distingo, no les veo personalidad propia, ni criterio", precisa de un modo categórico a la vez que se despacha a gusto diciendo que: "El mundillo de la cultura provincial es, no nos engañemos, un reflejo más de las miserias de nuestra sociedad. Por cada buen poeta o narrador leonés (que es cierto, hay muchos), pululan decenas de mequetrefes, aspirantes a intelectualillos, editores sin criterio, profesores universitarios que copian a los alumnos, 'profesionales de la libertad', maestros fracasados, jubilados aburridos... Todo es un negocio; y las redes sociales, además, lo fomentan más que nunca". En su propio libro, 'Los leoneses que financiaron a Franco' (en su apartado de agradecimientos), lo expresa de este modo:
"[...] Porque hay ciudades tan descabaladas, tan carentes de mar, tan faltas de rigor histórico pero con tanta historia, tan sobradas de injustificado rencor, tan pobladas de resabiados paletos, tan carentes de hidalguía, tan presumidas de nada, tan parecidas por fuera a cualquier ciudad castellana, tan hipócritas por dentro, tan formalmente educadas, tan envidiosas e incapacitadas de aspirar a lo que es verdaderamente innovador, tan atestadas de pueblerinos que presumen de conocer su historia mientras reniegan de sus padres y sus pueblos, tan pedantes de extrarradio, tan carentes de personalidad y criterio, tan poblados sus parques por ancianos —no por niños—, tan redactadas por periodistas sumisos, tan plagadas de profesores universitarios que copian a los alumnos —sin reparar siquiera en corregir los errores a la hora de publicar los trabajos—, tan saturadas de poetas que plagian a los franceses —y son premiados por las instituciones—, tan aulladas por perros hortelanos, tan borrachas de intelectualillos que —para alcanzar su fugaz momento de gloria—escanean los libros de otros y publican en Internet como si hubieran sido ellos quienes descubrieron el Mediterráneo, tan soberbias de funcionarios que —no contentos con el sueldo inmerecido— utilizan las instituciones como si fueran su coto de recreo privado... Hay ciudades tan hermosas, digo, que hasta tienen catedral. Gracias". A su ciudad natal, León, que emocionalmente representa gran parte de su vida, le ha dedicado al menos dos libros, 'Crónicas de la burguesía leonesa' y 'Los leoneses que financiaron a Franco', editados ambos por Eolas.
"Por cada buen poeta o narrador leonés (que es cierto, hay muchos), pululan decenas de mequetrefes, aspirantes a intelectualillos, editores sin criterio, profesores universitarios que copian a los alumnos, 'profesionales de la libertad', maestros fracasados, jubilados aburridos... Todo es un negocio; y las redes sociales, además, lo fomentan más que nunca"
Con 'Crónicas de la burguesía leonesa' obtuvo en el año de 2012 el premio al mejor libro de investigación concedido por la Diputación de León. Una obra que, en su opinión, demuestra que las documentaciones privadas son imprescindibles para recomponer y reescribir con acierto la Historia, porque "la realidad histórica es mucho más compleja y profunda que lo que nos han mostrado la mayoría de los politizados manuales al uso".
Respecto a 'Los leoneses que financiaron a Franco' se trata de una documentación jamás consultada, exhaustiva, según Javier, que hoy por hoy, con su método, abre una autopista al esclarecimiento de la verdadera financiación interior de la Guerra Civil/Incivil española. "Que se quiera hacer o no, ya no depende de mí", apostilla el responsable y propietario del Archivo Privado de la Banca Fernández-Llamazares, que lleva catalogando desde hace más de un cuarto de siglo y espera seguir publicando en esta línea de investigación al menos otros dos volúmenes, habida cuenta de que es un investigador nato, "un privilegiado", que cuenta con este magnífico archivo familiar. Y que, además, ha tenido acceso a diversos archivos y documentos esenciales, entre otros muchos el Archivo Histórico Provincial de León, para poder arrojar luz sobre la historia leonesa.
En 'Los leoneses que financiaron a Franco', "un libro de Historia", nos cuenta aspectos desconocidos hasta ahora acerca de cómo se financió, de un modo "irregular" la Guerra Civil en la zona Nacional en León (y en España), cómo el dictador puso en marcha un engranaje económico-represivo, de tal modo que obligó -para costear la Guerra Incivil y de este modo alzarse con la victoria-, a la población leonesa (sobre todo a comerciantes, empresarios, directores de banco, aparte de intelectuales, al margen de sus ideologías) a poner su dinero y propiedades al servicio de los militares golpistas. El sistema de recaudación, sin el cual Franco no habría aguantado ni cuatro meses -como recuerda el propio autor-, era a través de la incautación de bienes, pagos a mediante suscripciones patrióticas o nacionales, y sobre todo mediante multas a la gente con posibles económicos. "La mayoría de las multas gubernativas recaudadas por la Delegación de Orden Público y por los juzgados militares eventuales no han dejado huella documental", escribe Javier. Aquello fue una extorsión en toda desregla, que permitió al bando franquista ganar esta guerra fratricida. Tiempos terroríficos (de pillaje, "paseos", encarcelamientos y ejecuciones), donde algunas personas, personajes incluso ilustres e ilustrados, ejercieron como chivatos, con el fin de salvar su propio pellejo, algo por lo demás habitual en los sistemas represivos y dictatoriales. Una obra fundamental (a la vez que arriesgada, valiente) para entender la historia leonesa de la primera mitad del siglo XX.
(Puedes seguir leyendo esta fragua aquí):


sábado, 23 de enero de 2016

Peñalba de Santiago

http://www.lanuevacronica.com/penalba-de-santiago-2

ACTUALIDADIR

Detalle de casa en Peñalba de Santiago. | Manuel Cuenya  Detalle de casa en Peñalba de Santiago. | Manuel Cuenya

  Manuel Cuenya | 23/01/2016 


Peñalba de Santiago
Patrimonio "Un enclave perfecto para retirarse a meditar como ya quisieran los eremitas San Genadio, San Fructuoso y San Valerio en aquella Tebaida legendaria" 
 
Estamos de enhorabuena en el Bierzo con el reconocimiento de Peñalba de Santiago como uno de los pueblos más bonitos de España, lo cual, como berciano (que no bercianista ni ombliguista), me enorgullece y me hace sentir como gato con botas de estreno. De este modo, el bello pueblo de Peñalba (habría que definir, en todo caso, que se entiende por belleza desde el punto de vista de la estética) se suma a otras poblaciones como Urueña (un auténtico museo al aire libre, con un gran atractivo cultural), Mojácar (con su blancura deslumbrante y piramidal), Ciudad Rodrigo (con sus edificios dorados y su pintoresco museo del orinal), La Alberca (con la moza de ánimas, provista de un cencerro, paseándose por sus calles) o Santillana del Mar (que, al decir de la voz popular, no es santa ni llana, ni tiene mar, aunque lucen espléndidas sus calles empedradas y sus casas blasonadas), entre otros muchos pueblos singulares de la geografía española.
Aunque no nos lo parezca (al menos a los bercianitos y bercianitas de a pie) el Bierzo es un gran desconocido fuera de la provincia (y aun dentro de la misma, lo que tiene tela el asunto), como lo es la ciudad de León, otra bella perla, que atesora monumentalidad, historia y gastronomía, aparte de gente a la que le gusta componer con la palabra, ya sea en verso o en prosa, incluso en esa fusión conocida como prosa poética. Es probable que Peñalba de Santiago esté construida sobre esta suerte de lenguaje lírico, que procura, por lo demás, buenas vibraciones. Un enclave perfecto, pues ahí termina la carretera, para retirarse a meditar, como ya quisieran los eremitas San Genadio, San Fructuoso y San Valerio en aquella Tebaida legendaria, que algún día será Patrimonio de la Humanidad, y que por ahora despierta nuestra curiosidad y nos invita a volar con la imaginación cual si fuéramos, nomás ni menos, seres espirituales en busca del elixir de la salud y los efluvios sacrosantos de una belleza comestible. En medio del Valle del Silencio, en un entorno frondoso, como un oasis salpicado de cascadas, La Peña Alba de Santiago nos cautiva con su rostro sereno, con su pasado mozárabe y sus corredores de madera, con su tiempo envuelto en piedra y pizarra, con sus aires serranos y su verdor arriscado.

viernes, 22 de enero de 2016

Mario Pérez Antolín


El escritor y filósofo Mario Pérez Antolín presentará su nuevo libro, Oscura lucidez, en la ciudad de León el jueves 28 de enero. Y allí estaré para acompañarlo, junto a José Luis Puerto y Rafa Saravia, que también arroparán el acto en el Instituto Leonés de Cultura. Será un placer que podáis asistir a esta presentación. A las ocho de la tarde.
Si en su anterior obra, La más cruel de las certezas, Pérez Antolín nos ofrecía un lúcido y apasionante análisis de la realidad de nuestro tiempo a través de una prosa depurada, constituida por textos breves, en ocasiones hiper-breves, entre ellos aforismos, microrrelatos o poemas, ahora nos adentra en la ‘Oscura lucidez’ (Baile del Sol, colección Textos del Desorden, 2015) en los subsuelos alocados de la condición humana. 
Con espíritu analítico y sutil ironía, con precisión lingüística y economía narrativa, el autor abulense (nacido en Alemania) hace una reflexión crítica, sintética sobre los grandes temas universales, a saber, la libertad, el amor y el sexo o la muerte, que son en esencia los que nos preocupan. 
Mario Pérez Antolín, que tanto me hace recordar al mejor Karl Kraus y aun al gran Ramón Gómez de la Serna, es un pensador capaz de aúnar en un mismo libro el lenguaje lírico y el filosófico para ayudarnos a viajar en el tiempo, porque quizá “la única manera de recuperar la lucidez es regresando al silencio y a la oscuridad” a la vez que nos propone una inmersión en nuestro propio interior, consciente de que “el sufrimiento es el precio que hay que pagar por el don de la lucidez". Y la escritura, además de invitarnos a repensar la realidad/surrealidad, también nos sirve como ejercicio catártico o salvación. A Mario, al menos, le sirve como tal cuando dice lo siguiente: “Yo escribo estas cosas para que no se queden dentro dañándome". Expulsar lo que uno lleva dentro, como quisiera también el propio Henry Miller, capaz de despertarnos, de sacudirnos las entrañas hasta hacernos saltar las lágrimas de pura emoción, capaz en definitiva de conducirnos hasta las mismísimas estrellas.