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Originaria de León, la escritora y profesora Ara Antón ha presentado recientemente su hasta ahora última novela, 'La Dama de Europa', que es un estudio exhaustivo sobre la fascinante figura de Leonor de Aquitania, que inspiró a los trovadores y poetas de su época, y en verdad sigue siendo fuente de inspiración en la actualidad. "La elegí, o mejor, ella me eligió, porque fue una gran feminista sin pretenderlo, siempre desde su papel de mujer en un mundo de hombres poderosos y agresivos, a los que consiguió, en uno u otro momento de su vida, poner a sus pies", manifiesta esta avezada narradora, que se siente satisfecha con este volumen, cuyos hechos históricos son fácilmente "digeribles, integrados en una trama de ficción que mantiene el interés y descarga su profundidad, logrando varias capas de lectura".
"A pesar de este presente mecanizado y aburrido aún queda algo entre las nieblas, los montes, los caminos... en nuestros genes"
La autora de libros como 'El velo', premiado con el galardón de narrativa Camilo José Cela en 1997, o bien 'Las fuentes de la salud', que recibió el Premio de novela Ciudad de Majadahonda en 2004 –los cuales le recuerdan que tiene un compromiso con la gente que pueda llegar a acercarse a su obra- ama tan profundamente su tierra que, en muchos casos, le resulta doloroso, como ocurre con el amor a los hijos o a los padres. En todo caso, reconoce que la tierra leonesa y sus gentes están presentes en su literatura, "como cualquiera de las experiencias vividas o los conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo".
"Leonor de Aquitania fue una gran feminista sin pretenderlo, siempre desde su papel de mujer en un mundo de hombres poderosos y agresivos, a los que consiguió, en uno u otro momento de su vida, poner a sus pies"
Su amor a su tierra no le ha impedido vivir fuera de España, en concreto en Francia y Estados Unidos, antes al contrario, porque es consciente de que es bueno salir del terruño, "por mucho que uno lo ame". Y en este sentido "el encuentro con otras formas de pensar hace que nos cuestionemos las 'verdades' y comprendamos que no son tales y que nadie sabe más que nadie".
Ara forma parte de esta nómina de buenos narradores que ha dado y sigue dando nuestra provincia, cuyo duro clima invitaba (invita, en realidad) a refugiarse junto al fuego, donde se han forjado hermosas historias. "Allí, a la vista del jugueteo de las llamas, en un tiempo en que las gentes eran felices con los elementos básicos para la supervivencia, surgían las consejas, los sucedidos que siempre habían 'visto mis abuelos', las historias ejemplarizantes que educaban a los niños", apostilla, sabedora de que los niños y las niñas no sólo aprendían sino que también desarrollaban su imaginación en aquellas reuniones al amor de la lumbre. Como le ocurriera a ella misma, que siempre quiso saber y se hacía preguntas constantemente. En realidad, se las sigue haciendo, por eso decidió buscar respuestas por sí misma, y en eso está, porque lo importante, según ella, es la búsqueda, eso sí, "siempre desde la humildad y el deseo de compartir esos pequeños logros de cada cual, dentro de la ingente ignorancia en que todos, mal que pese a muchos, estamos inmersos".
"Allí, a la vista del jugueteo de las llamas, en un tiempo en que las gentes eran felices con los elementos básicos para la supervivencia, surgían las consejas, los sucedidos que siempre habían 'visto mis abuelos', las historias ejemplarizantes que educaban a los niños"
El mundo real siempre le pareció pobre e incompleto. Por eso le gusta explorar otros espacios través de la imaginación, "otros espacios que, sin que los podamos ver o sentir, forman parte de nosotros, y cualquier forma de arte ayuda a penetrar en ellos". El arte como un modo de ahondar en otras realidades o ficciones.
"A pesar de este presente mecanizado y aburrido aún queda algo entre las nieblas, los montes, los caminos... en nuestros genes, en fin", sintetiza esta investigadora, que por su experiencia como docente ha visto que cualquier concepto nuevo, si va acompañado de una anécdota o una historia, es fijado con más facilidad, "en muchas ocasiones he echado mano de ese método con mis alumnos", matiza esta creadora apasionada de la lectura como algo esencial para escribir, puesto que "aporta datos, conocimientos, técnicas que, una vez integradas, ayudan a la confección de un texto. A los niños, al menos a los de antes –precisa Ara- la lectura les ofrecía la única puerta posible para escapar de la realidad y vivir con intensidad la magia de la creatividad que atesoran. Una magia que recupera a través del fascinante mundo de los niños y las niñas, al que ha dedicado algunas de sus obras. "Su capacidad para imaginar no tiene límites –se refiere a la población infantil- y son la imaginación, la intuición y la fantasía los poderes que lograrán apartar a esta aburrida y limitada sociedad de su mecanicismo y mercantilismo desaforados, que están ahogando las facetas realmente enriquecedoras para el ser humano". Ella misma tiene consciencia, o mejor dicho subconsciencia, de escribir de un modo creativo desde siempre, acaso porque lo que escribe surge de su interior, "con una chispa de ayuda externa en forma de experiencias adquiridas, pero digeridas e integradas en el yo irrepetible y único de cada escritor, en este caso, o de cualquier ser humano", convencida de que todos somos maestros unos de otros, aunque "el maestro más sabio es nuestro subconsciente, que atesora las experiencias y conocimientos de toda la humanidad".
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