Como un rapacín
que reinventara el infinito
en expansión
entre tus brazos
que saben a ternura
trepo por las dunas de tu tiempo
Como un niño
que redescubriera el espacio
con el mirar inocente
de quien se siente feliz
camino a través de tu mirada
por el castrín del éxtasis
Tumbados en la hierba
bajo la sombra fugaz de un roble
me susurras fantasía y plenitud
Como un niño
deseo la luna
rayada de ti
y el sol
que se está poniendo
en tu horizonte
en mi piel
esa luna que acaricia nuestro cielo
y nos protege
subidos a la felicidad
en nuestra fortaleza
martes, 30 de julio de 2013
La fragua literaria leonesa: Antonio Cubelos
«Recordar es vivir dos veces»
El poeta y bloguero Antonio Cubelos, autor de Julia, agosto y septiembre, continúa escribiendo poemas y leerá el 4 de agosto en Poesía para Vencejos
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/recordar-es-vivir-dos-veces-_815217.html
30/07/2013
Noticias relacionadas
Poeta
de las pequeñas cosas —que en ocasiones se revelan como grandes cosas— y
consciente de que la memoria es la gran casa común que lo acoge, a él y
a otros tantos poetas, Antonio Cubelos Marqués trata de capturar el
instante, fotografiar la memoria, que «cruje;/ y da confort», en un
carpe diem particular: diseccionar el momento, «a ver qué quiere
decirnos. Aprender de lo que hemos sido y se nos escapa». Así se expresa
este poeta ponferradino, que reivindica la memoria de la noche
anterior, esa pausa para ‘ser’ que la prisa convierte en algo tan
efímero. En esencia, su obra poética está impregnada de recuerdos y
morriña o «nostalgia implícita, la de quien regresa a casa y ve los
álbumes con fotos. Recordar, como dicen, es vivir dos veces, y hay cosas
que no dejaría de vivir una y otra vez».
El autor de Julia, agosto, septiembre (ediciones Vitruvio, 2013) —un poemario que nace de un viaje sentimental a la isla de Mallorca— nos muestra, cual buen berciano, su vena descreída, su existencialismo y la añoranza de su tierra como su paraíso perdido, «la utopía a la que regresar en verano», porque Antonio Cubelos, que nos enseña su lado más personal en este libro «pese a todos los disfraces», recuerda que, por motivos laborales de su familia, cambiaba mucho de residencia y pasó casi toda su infancia fuera de la provincia de León. «Quizá por tanta ausencia, la de entonces y la que vino después, me sienta aún más vinculado a esta tierra, por ese exilio interior que no termina nunca...»
Referentes
Asimismo, reconoce que pertenecer a una provincia como León, con una enorme tradición literaria, le causa asombro y admiración, y siente que es un privilegio compartir tiempo y lugar con tantos referentes, entre los que destaca a Julio Llamazares, «por su nostalgia a cámara lenta», Mestre, Gamoneda… o el propio Juan Luis Panero, por ese «amargo cotidiano» entre sus versos, aunque también reivindica a maestros poetas como Eugénio de Andrade, Valente —por la esencialidad— y José Agustín Goytisolo o Gil de Biedma —por la experiencia—. No obstante, el primer contacto que tuvo con la poesía le llegó con Gustavo Adolfo Bécquer y los grandes románticos: Espronceda, Rosalía... «con ellos descubrí que era posible poner en valor el sentimiento… Hay un diálogo maravilloso con todos ellos». Cubelos, que también siente un universo lorquiano como si fuera suyo, recuerda con cariño aquella su experiencia con El Cobaya, la mítica y prestigiosa revista cultural editada en Ávila, en la que el autor de La mitad de la luz —que es un recorrido por los espacios vitales del día a día—, compartiera páginas con grandes poetas como Mario Pérez Antolín, Tomás Sánchez Santiago o el mismo Gaspar Moisés Gómez. «Nunca agradeceré lo suficiente a José María Muñoz-Quirós la confianza en aquel recién llegado… Fue sin duda una toma de conciencia definitiva hacia lo que significaba escribir. Un ‘ejercicio de responsabilidad’ hacia todo aquello que bullía por dentro».
Poeta de la memoria
Antonio Cubelos, que se siente muy cómodo hablando desde el pasado (no en vano podríamos definirlo como poeta de la memoria y la nostalgia), cree que su compromiso con la sociedad, aunque sea mucho más humilde que el de los grandes movimientos sociales, es también necesario: «la conciencia del individuo sobre el lugar que ocupa. Mi labor, acaso, sea la de reflejar la levedad de nuestros actos, dejar constancia de lo fugaces que somos». Y en este sentido, Antonio, que ha realizado lecturas y recitales poéticos en espacios diversos, incluso en Portugal, reivindica la necesidad de que la poesía salga de sus trincheras, que salga a la calle… «Es necesario mirarse a los ojos y que fluya el diálogo. Además, siempre son reuniones entre amigos, donde se aúna la emoción del reencuentro con la expectación por aquello que se va a escuchar. La poesía, como decía Lorca, no necesita adeptos, sino amantes. Y una lectura en vivo, para quien se asoma por primera vez, es encontrar de pronto la religión de la palabra».
En la actualidad, Antonio Cubelos, aparte de mantener activo su blog: antoniocubelos.blogspot.com, continúa escribiendo poemas, porque «es inevitable seguir escribiendo, sin apartar la vista de la precariedad que nos toca vivir... Vivir tan cerca del suelo hace sentir con más intensidad los baches del camino. Creo que no estar ciego es suficiente inspiración». A la espera de presentar su reciente poemario Julia, agosto, septiembre en Ponferrada, León y aun en otras ciudades, prepara su lectura para la próxima edición de Poesía para Vencejos, que tendrá lugar en Palacios de la Valduerna el domingo 4 de agosto. «Toda mi trayectoria se compone de estas pequeñas sorpresas que regala la vida».
El autor de Julia, agosto, septiembre (ediciones Vitruvio, 2013) —un poemario que nace de un viaje sentimental a la isla de Mallorca— nos muestra, cual buen berciano, su vena descreída, su existencialismo y la añoranza de su tierra como su paraíso perdido, «la utopía a la que regresar en verano», porque Antonio Cubelos, que nos enseña su lado más personal en este libro «pese a todos los disfraces», recuerda que, por motivos laborales de su familia, cambiaba mucho de residencia y pasó casi toda su infancia fuera de la provincia de León. «Quizá por tanta ausencia, la de entonces y la que vino después, me sienta aún más vinculado a esta tierra, por ese exilio interior que no termina nunca...»
Referentes
Asimismo, reconoce que pertenecer a una provincia como León, con una enorme tradición literaria, le causa asombro y admiración, y siente que es un privilegio compartir tiempo y lugar con tantos referentes, entre los que destaca a Julio Llamazares, «por su nostalgia a cámara lenta», Mestre, Gamoneda… o el propio Juan Luis Panero, por ese «amargo cotidiano» entre sus versos, aunque también reivindica a maestros poetas como Eugénio de Andrade, Valente —por la esencialidad— y José Agustín Goytisolo o Gil de Biedma —por la experiencia—. No obstante, el primer contacto que tuvo con la poesía le llegó con Gustavo Adolfo Bécquer y los grandes románticos: Espronceda, Rosalía... «con ellos descubrí que era posible poner en valor el sentimiento… Hay un diálogo maravilloso con todos ellos». Cubelos, que también siente un universo lorquiano como si fuera suyo, recuerda con cariño aquella su experiencia con El Cobaya, la mítica y prestigiosa revista cultural editada en Ávila, en la que el autor de La mitad de la luz —que es un recorrido por los espacios vitales del día a día—, compartiera páginas con grandes poetas como Mario Pérez Antolín, Tomás Sánchez Santiago o el mismo Gaspar Moisés Gómez. «Nunca agradeceré lo suficiente a José María Muñoz-Quirós la confianza en aquel recién llegado… Fue sin duda una toma de conciencia definitiva hacia lo que significaba escribir. Un ‘ejercicio de responsabilidad’ hacia todo aquello que bullía por dentro».
Poeta de la memoria
Antonio Cubelos, que se siente muy cómodo hablando desde el pasado (no en vano podríamos definirlo como poeta de la memoria y la nostalgia), cree que su compromiso con la sociedad, aunque sea mucho más humilde que el de los grandes movimientos sociales, es también necesario: «la conciencia del individuo sobre el lugar que ocupa. Mi labor, acaso, sea la de reflejar la levedad de nuestros actos, dejar constancia de lo fugaces que somos». Y en este sentido, Antonio, que ha realizado lecturas y recitales poéticos en espacios diversos, incluso en Portugal, reivindica la necesidad de que la poesía salga de sus trincheras, que salga a la calle… «Es necesario mirarse a los ojos y que fluya el diálogo. Además, siempre son reuniones entre amigos, donde se aúna la emoción del reencuentro con la expectación por aquello que se va a escuchar. La poesía, como decía Lorca, no necesita adeptos, sino amantes. Y una lectura en vivo, para quien se asoma por primera vez, es encontrar de pronto la religión de la palabra».
En la actualidad, Antonio Cubelos, aparte de mantener activo su blog: antoniocubelos.blogspot.com, continúa escribiendo poemas, porque «es inevitable seguir escribiendo, sin apartar la vista de la precariedad que nos toca vivir... Vivir tan cerca del suelo hace sentir con más intensidad los baches del camino. Creo que no estar ciego es suficiente inspiración». A la espera de presentar su reciente poemario Julia, agosto, septiembre en Ponferrada, León y aun en otras ciudades, prepara su lectura para la próxima edición de Poesía para Vencejos, que tendrá lugar en Palacios de la Valduerna el domingo 4 de agosto. «Toda mi trayectoria se compone de estas pequeñas sorpresas que regala la vida».
«Esto va a reventar por algún lado»
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/esto-va-a-reventar-por-algun-lado-_815216.html
30/07/2013
El escritor leonés Antonio Cubelos. Manuel cuenya
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—¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
—Es difícil quedarse con uno solo. Siempre regreso a Valente, su antología Punto Cero nunca faltaría en mi maleta.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
—Me quedo con los héroes anónimos, quienes no tienen otra bandera que la dignidad.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
—No hay por qué dedicar tiempo a lo insoportable, habiendo tanto a lo que abrazar... Valga esta sentencia de Umberto Eco: «el mundo está lleno de libros maravillosos, que nadie lee».
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La hospitalidad.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—Que tenga la suficiente libertad para ser ella misma.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—Que los políticos necesiten defenderse de la calle creo que lo dice todo. ¿La sociedad? Esto va a reventar por algún lado.
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Viajar. Pero ante todo el contacto humano.
—¿Por qué escribes?
—Por una necesidad de contar y contarme. Escribo como otros cuelgan espejos en su pared.
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—No. Estas redes son un gran salón donde exponer y compartir con otras inquietudes, pero el estilo se trabaja en la intimidad.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—El día a día, la propia experiencia vital.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Tengo un blog que no utilizo tanto como me gustaría y es una pena. Allí tengo enlaces a páginas de compañeros a quienes respeto y admiro. Intento estar al día de todos ellos, sí.
—Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—Es de San Juan de la Cruz: «entremos más adentro en la espesura».
—Es difícil quedarse con uno solo. Siempre regreso a Valente, su antología Punto Cero nunca faltaría en mi maleta.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
—Me quedo con los héroes anónimos, quienes no tienen otra bandera que la dignidad.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
—No hay por qué dedicar tiempo a lo insoportable, habiendo tanto a lo que abrazar... Valga esta sentencia de Umberto Eco: «el mundo está lleno de libros maravillosos, que nadie lee».
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La hospitalidad.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—Que tenga la suficiente libertad para ser ella misma.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—Que los políticos necesiten defenderse de la calle creo que lo dice todo. ¿La sociedad? Esto va a reventar por algún lado.
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Viajar. Pero ante todo el contacto humano.
—¿Por qué escribes?
—Por una necesidad de contar y contarme. Escribo como otros cuelgan espejos en su pared.
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—No. Estas redes son un gran salón donde exponer y compartir con otras inquietudes, pero el estilo se trabaja en la intimidad.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—El día a día, la propia experiencia vital.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Tengo un blog que no utilizo tanto como me gustaría y es una pena. Allí tengo enlaces a páginas de compañeros a quienes respeto y admiro. Intento estar al día de todos ellos, sí.
—Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—Es de San Juan de la Cruz: «entremos más adentro en la espesura».
jueves, 25 de julio de 2013
Santiago de Compostela
Hace unos días me paseaba, tranquilo y feliz, por las calles de Santiago de Compostela. Y, como ya suele ser habitual en los últimos tiempos, me acerqué al jardín desde el que se divisa una panorámica hermosa de la ciudad, allí donde Valle-Inclán goza de una estatua en actitud contemplativa, acaso reflexiva.
Quién nos iba a decir que, transcurridos unos pocos días más, ocurriría tal catástrofe en el tren de la muerte. Qué terrible, y qué pena por tantos muertos y tantas muertas, por tantos malheridos y tantas malheridas.
Aquel día, sereno y dispuesto a absorber la belleza que ofrece esta ciudad de peregrinación, se me ocurrió la loca, que diría acaso Cortázar, de escribir, o mejor dicho, garabatear un a modo de poema en mi libreta.
Esto me salió de las entrañas, que ahora reelaboro, habida cuenta del accidente mortal ocurrido en fecha tan señalada para Santiago, España y aun el resto del mundo.
Compostela
Para ti, amor
Sentado
de espaldas a su estatua
de espaldas al chivo de las barbas-letras
contemplo la catedral
Galicia amorosa
mientras sorbo
tu pureza azul
tocada en sol
cayendo la tarde
Bajo la sombra
de unos carballos
acariciadores
me dejo arrullar
brisa que siente el peso de la monumentalidad
tu brisa en mis pies
de peregrino soñado
de espaldas al mago de la palabra-cuerpo
palabra-alma
fabulador de meigas y "pantasmas"
de frente a la catedral
Compostela
naturaleza-piedra
jardín-tranquilidad
hablo de ti
de tu tiempo
de tus entrañas
de tu aroma secular
que ya es eternidad y sonrisa
y me imagino
trotando
por tus rúas
estrechas y empinadas
en una medina cristiana
mientras medineo por tu historia
que me sabe a incienso
y
sosiego
hablo de ti
de tu belleza, dorándose
reflejada en el espejo cóncavo
de una realidad
que se rumorea
catastrófica
sólo es un mal presagio
que corre veloz por las padreras de lo irreal
con delirio escalofriante
frías tumbas
de desconsuelo
en el horizonte grisáceo
de una estela
que me mira con ojos enlagrimados
mientras te sigo contemplando
en la distancia próxima y tierna
con la mirada empapada
con el espíritu de Valle-Inclán
que me toca
y
te acaricia
sorbido y absorbido por tanta belleza
que engendra amor
Quién nos iba a decir que, transcurridos unos pocos días más, ocurriría tal catástrofe en el tren de la muerte. Qué terrible, y qué pena por tantos muertos y tantas muertas, por tantos malheridos y tantas malheridas.
Aquel día, sereno y dispuesto a absorber la belleza que ofrece esta ciudad de peregrinación, se me ocurrió la loca, que diría acaso Cortázar, de escribir, o mejor dicho, garabatear un a modo de poema en mi libreta.
Esto me salió de las entrañas, que ahora reelaboro, habida cuenta del accidente mortal ocurrido en fecha tan señalada para Santiago, España y aun el resto del mundo.
Compostela
Para ti, amor
Sentado
de espaldas a su estatua
de espaldas al chivo de las barbas-letras
contemplo la catedral
Galicia amorosa
mientras sorbo
tu pureza azul
tocada en sol
cayendo la tarde
Bajo la sombra
de unos carballos
acariciadores
me dejo arrullar
brisa que siente el peso de la monumentalidad
tu brisa en mis pies
de peregrino soñado
de espaldas al mago de la palabra-cuerpo
palabra-alma
fabulador de meigas y "pantasmas"
de frente a la catedral
Compostela
naturaleza-piedra
jardín-tranquilidad
hablo de ti
de tu tiempo
de tus entrañas
de tu aroma secular
que ya es eternidad y sonrisa
y me imagino
trotando
por tus rúas
estrechas y empinadas
en una medina cristiana
mientras medineo por tu historia
que me sabe a incienso
y
sosiego
hablo de ti
de tu belleza, dorándose
reflejada en el espejo cóncavo
de una realidad
que se rumorea
catastrófica
sólo es un mal presagio
que corre veloz por las padreras de lo irreal
con delirio escalofriante
frías tumbas
de desconsuelo
en el horizonte grisáceo
de una estela
que me mira con ojos enlagrimados
mientras te sigo contemplando
en la distancia próxima y tierna
con la mirada empapada
con el espíritu de Valle-Inclán
que me toca
y
te acaricia
sorbido y absorbido por tanta belleza
que engendra amor
martes, 23 de julio de 2013
La fragua literaria leonesa: Juan Miguel Alonso Vega
«El humor está en nuestra tradición literaria»
El profesor
y narrador Juan Miguel Alonso Vega, autor de La
conspiración de las mariposas, está
ahora con una novela sobre Buenaventura Durruti, que tenía ya medio escrita y
se la zampó un virus informático
23/07/2013
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Aunque
lo nacieran en Toldanos, un pequeño pueblo leonés cercano a Puente
Villarente, a Juan Miguel Alonso Vega (Juan Mi) lo llevaron con un año a
vivir a León, «ciudad de la que aborrecí profusamente en mi juventud»,
señala, aunque hoy le parece uno de los mejores balnearios civiles que
conoce para vivir. «Otra cosa distinta es y será para nuestros jóvenes»,
aclara este profesor de Lengua y Literatura y narrador vocacional, cuyo
ámbito académico le ha servido –a él que reconoce no escribir
literatura muy académica- para ponerse en los ojos del lector puro, el
adolescente, que no analiza desde el prejuicio o los intereses.
Juan Mi, que ve el Bierzo como el paisaje de sus sueños, se considera un cazurro hasta las cachas, un aldeano urbanizado, lo cual «es un orgullo y una condena», pero no por ello se siente un apestado, ni lleva la bandera cosida en el pecho. No obstante, se muestra crítico con su ciudad «a la que sólo empiezas a querer cuando te vas. Un cementerio entrañable y hermoso que no quiere ver su propio velatorio», y reivindicativo con la provincia, de la cual dice que es el tesoro que desconocemos. «Es difícil imaginar más diversidad, más belleza y más olvido».
Como prosista, se siente deudor, aparte de maestros yanquis del género negro y autores como Alvite, de una estupenda nómina de narradores y poetas como Crémer, Pereira, Gamoneda, Colinas, Fernández Santos, Torbado, Aparicio, Merino, Mateo Díez, Llamazares, Mestre… y otros tantos, entre ellos Suárez-Roca, «un lujo de pluma… cuya capacidad para alimentar cada frase de metáfora y música es única». Por fortuna, «la fuente sigue manando». La pena –se lamenta– es que no seamos capaces de poner en valor esta tradición y herencia literarias, lo que resulta sorprendente para los ojos del extranjero.
Alonso Vega ha publicado Amar a Mara y La conspiración de las mariposas, «dos novelas negras que tratan de conjugar intriga, acción, reflexión y humor», si bien recuerda que comenzó a escribir, ya en su juventud letraherida, en aquellas revistas universitarias como Campus o Ababol. En todo caso, le gusta escribir con humor, porque está convencido de que es imprescindible para distinguir la inteligencia y la vida. El humor resulta poco frecuente en novela negra y es muy despreciado en nuestra literatura contemporánea, reflexiona. «Algo incomprensible porque el humor está en nuestra tradición literaria desde siempre. Desde El Lazarillo a Mendoza, desde El Quijote a Valle-Inclán. Probablemente tiene que ver con un cierto desprecio intelectual hacia lo que parece poco solemne, poco académico». Consciente de que la risa permite humanizar a los inhumanos y a la vez es un magnífico instrumento para diseccionar la verdadera naturaleza del poder en cualquiera de sus manifestaciones, Juan Mi ha escrito con sentido del humor («el primer síntoma de la inteligencia») La conspiración de las mariposas, su obra más compacta y coherente, según él, que recela por sistema de los serios, los envarados y los papanatas.
Una novela, La conspiración de las mariposas, ambientada en la universidad, que indaga sobre la búsqueda del poder, el precio que uno está dispuesto a pagar, y el medio para alcanzarlo: la manipulación. «Aunque el escenario es la universidad, podría situarse en una empresa, un partido político, una iglesia,…», matiza su creador, que se muestra muy crítico. «La universidad española tiene el reto de dejar de mirarse el ombligo, de abrir las ventanas y aportar una plusvalía no sólo económica, sino ética a la sociedad. Pero nada de eso está ocurriendo, sino justamente lo contrario. Es lamentable ver el grado de nepotismo, endogamia y mediocridad intelectual en que se mueven algunas cátedras».
Juan Mi, que estudió Filología Hispánica en la Universidad de León, confiesa escribir sobre lo que conoce mejor, es decir, sobre sí mismo y su pequeño mundo. Y tal vez por esto eligió la universidad como escenario principal de su novela.
En cuanto a Amar a Mara es casi un thriller ambientado en Valencia, ciudad en la que viviera su autor durante tres años, impartiendo clases a adultos en su primera y gratificante experiencia docente, lo que le permitió «conocer otros mundos que no existían en la grisura leonesa» y le abrió los ojos a la modernidad y a la posmodernidad.
Ahora se confiesa algo indeciso, «como el asno de Buridán», en cuanto a sus proyectos literarios, si bien está con una obra histórica disfrazada de novela negra, que tenía ya medio escrita y se la zampó un virus informático, sobre Buenaventura Durruti (un leonés universal que le fascina) y una novela corta de la que de momento sólo sabe el título: Anatomía de un beso.
Juan Mi, que ve el Bierzo como el paisaje de sus sueños, se considera un cazurro hasta las cachas, un aldeano urbanizado, lo cual «es un orgullo y una condena», pero no por ello se siente un apestado, ni lleva la bandera cosida en el pecho. No obstante, se muestra crítico con su ciudad «a la que sólo empiezas a querer cuando te vas. Un cementerio entrañable y hermoso que no quiere ver su propio velatorio», y reivindicativo con la provincia, de la cual dice que es el tesoro que desconocemos. «Es difícil imaginar más diversidad, más belleza y más olvido».
Como prosista, se siente deudor, aparte de maestros yanquis del género negro y autores como Alvite, de una estupenda nómina de narradores y poetas como Crémer, Pereira, Gamoneda, Colinas, Fernández Santos, Torbado, Aparicio, Merino, Mateo Díez, Llamazares, Mestre… y otros tantos, entre ellos Suárez-Roca, «un lujo de pluma… cuya capacidad para alimentar cada frase de metáfora y música es única». Por fortuna, «la fuente sigue manando». La pena –se lamenta– es que no seamos capaces de poner en valor esta tradición y herencia literarias, lo que resulta sorprendente para los ojos del extranjero.
Alonso Vega ha publicado Amar a Mara y La conspiración de las mariposas, «dos novelas negras que tratan de conjugar intriga, acción, reflexión y humor», si bien recuerda que comenzó a escribir, ya en su juventud letraherida, en aquellas revistas universitarias como Campus o Ababol. En todo caso, le gusta escribir con humor, porque está convencido de que es imprescindible para distinguir la inteligencia y la vida. El humor resulta poco frecuente en novela negra y es muy despreciado en nuestra literatura contemporánea, reflexiona. «Algo incomprensible porque el humor está en nuestra tradición literaria desde siempre. Desde El Lazarillo a Mendoza, desde El Quijote a Valle-Inclán. Probablemente tiene que ver con un cierto desprecio intelectual hacia lo que parece poco solemne, poco académico». Consciente de que la risa permite humanizar a los inhumanos y a la vez es un magnífico instrumento para diseccionar la verdadera naturaleza del poder en cualquiera de sus manifestaciones, Juan Mi ha escrito con sentido del humor («el primer síntoma de la inteligencia») La conspiración de las mariposas, su obra más compacta y coherente, según él, que recela por sistema de los serios, los envarados y los papanatas.
Una novela, La conspiración de las mariposas, ambientada en la universidad, que indaga sobre la búsqueda del poder, el precio que uno está dispuesto a pagar, y el medio para alcanzarlo: la manipulación. «Aunque el escenario es la universidad, podría situarse en una empresa, un partido político, una iglesia,…», matiza su creador, que se muestra muy crítico. «La universidad española tiene el reto de dejar de mirarse el ombligo, de abrir las ventanas y aportar una plusvalía no sólo económica, sino ética a la sociedad. Pero nada de eso está ocurriendo, sino justamente lo contrario. Es lamentable ver el grado de nepotismo, endogamia y mediocridad intelectual en que se mueven algunas cátedras».
Juan Mi, que estudió Filología Hispánica en la Universidad de León, confiesa escribir sobre lo que conoce mejor, es decir, sobre sí mismo y su pequeño mundo. Y tal vez por esto eligió la universidad como escenario principal de su novela.
En cuanto a Amar a Mara es casi un thriller ambientado en Valencia, ciudad en la que viviera su autor durante tres años, impartiendo clases a adultos en su primera y gratificante experiencia docente, lo que le permitió «conocer otros mundos que no existían en la grisura leonesa» y le abrió los ojos a la modernidad y a la posmodernidad.
Ahora se confiesa algo indeciso, «como el asno de Buridán», en cuanto a sus proyectos literarios, si bien está con una obra histórica disfrazada de novela negra, que tenía ya medio escrita y se la zampó un virus informático, sobre Buenaventura Durruti (un leonés universal que le fascina) y una novela corta de la que de momento sólo sabe el título: Anatomía de un beso.
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/el-humor-esta-en-nuestra-tradicion-literaria-_813533.html
«La vanidad es insaciable»
http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/la-vanidad-es-insaciable-_813532.html
—¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
—El tiempo es un bien escaso, y la buena literatura tiene una nómina casi infinita. Releo con fruición El Lazarillo o El Quijote, y he releído El hombre que fue jueves, de Chesterton, La conjura de los necios, de J. K. Toole, y Océano mar, de Baricco.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
—La Celestina, El Lazarillo y Don Juan. En la vida, cualquiera que se haya dejado el pellejo en la lucha por un mundo mejor.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
—El ego artístico y la vanidad son monstruos insaciables. Si a eso le añades la cocaína mediática aparecen los Izaguirre, Lucía Echevarría o Sánchez Dragó.
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La contradicción.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—La generosidad.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—La casta política es impresentable. Más cuanto más ascendemos en el escalafón. La mezcla de corrupción y mediocridad explica muchas cosas. Y sin embargo, la política es una dignidad imprescindible. Si uno desciende a los alcaldes de pueblos pequeños, al concejal que coge el pico para abrir una zanja, al militante que sufre con sus corruptos, nos encontramos con la verdadera república, la única que merece ser rescatada. Sociedad y política son vasos comunicantes. No conviene engañarse al respecto. Ni en lo bueno ni en lo malo.
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Los amigos, el sexo, una buena novela, el vino… no necesariamente por este orden.
—¿Por qué escribes?
—Para ahorrarme el psicoanalista, para acercarme a la idea de Dios, para reírme de mí mismo, para que me quieran…
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—No. El estilo es la utopía del escritor. Unos pocos elegidos llegan a tenerlo. El resto nos conformamos con buscarlo.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—Soy iconoclasta, ecléctico y onanista, literariamente hablando. Autores que me han subyugado: Homero, Teresa de Jesús, Valle-Inclán, Orejudo, Pereira, Llamazares, Gioconda Belli, Márquez, Eduardo Mendoza, San Juan de la Cruz, J. L. García Díez, Crémer, Lorca, Baricco.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Escribo Cartas Cazurras en Infobierzo. Y tengo abandonado el de La Conspiración de las mariposas. Picoteo por varios, sin rigor ni constancia.
——Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—La sabiduría me persigue, pero yo soy más rápido.
—El tiempo es un bien escaso, y la buena literatura tiene una nómina casi infinita. Releo con fruición El Lazarillo o El Quijote, y he releído El hombre que fue jueves, de Chesterton, La conjura de los necios, de J. K. Toole, y Océano mar, de Baricco.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
—La Celestina, El Lazarillo y Don Juan. En la vida, cualquiera que se haya dejado el pellejo en la lucha por un mundo mejor.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
—El ego artístico y la vanidad son monstruos insaciables. Si a eso le añades la cocaína mediática aparecen los Izaguirre, Lucía Echevarría o Sánchez Dragó.
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La contradicción.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—La generosidad.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—La casta política es impresentable. Más cuanto más ascendemos en el escalafón. La mezcla de corrupción y mediocridad explica muchas cosas. Y sin embargo, la política es una dignidad imprescindible. Si uno desciende a los alcaldes de pueblos pequeños, al concejal que coge el pico para abrir una zanja, al militante que sufre con sus corruptos, nos encontramos con la verdadera república, la única que merece ser rescatada. Sociedad y política son vasos comunicantes. No conviene engañarse al respecto. Ni en lo bueno ni en lo malo.
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Los amigos, el sexo, una buena novela, el vino… no necesariamente por este orden.
—¿Por qué escribes?
—Para ahorrarme el psicoanalista, para acercarme a la idea de Dios, para reírme de mí mismo, para que me quieran…
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—No. El estilo es la utopía del escritor. Unos pocos elegidos llegan a tenerlo. El resto nos conformamos con buscarlo.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—Soy iconoclasta, ecléctico y onanista, literariamente hablando. Autores que me han subyugado: Homero, Teresa de Jesús, Valle-Inclán, Orejudo, Pereira, Llamazares, Gioconda Belli, Márquez, Eduardo Mendoza, San Juan de la Cruz, J. L. García Díez, Crémer, Lorca, Baricco.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Escribo Cartas Cazurras en Infobierzo. Y tengo abandonado el de La Conspiración de las mariposas. Picoteo por varios, sin rigor ni constancia.
——Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—La sabiduría me persigue, pero yo soy más rápido.
miércoles, 17 de julio de 2013
La fragua literaria leonesa: Julio Álvarez Rubio
«Desde las cumbres puedo calibrar la grandeza del mundo»
El viajero y narrador Julio Álvarez Rubio, autor Laciana, un otoño, está trabajando en
un libro colectivo y se siente satisfecho de figurar entre autores a los que
admira
La afición
por la naturaleza, los paisajes y los viajes despertaron el interés de Julio
Álvarez Rubio por la fotografía y por la escritura, porque “el entusiasmo y el
placer de los días guapos se alarga mientras cuentas la experiencia”. Y
ahí que anda este “artesano relator”, como a él mismo le gusta definirse,
componiendo libros de viajes y haciendo fotos de los paisajes y paisanajes de
nuestra provincia, como queda constancia en su excelente blog, Noroeste Leonés. “El
blog es producto de un cabreo incontenible debido a la monserga con que, desde
finales de los ochenta, se ha venido machacando a las comunidades del Alto Sil
asegurando que siempre han vivido del
carbón y que no hay futuro al margen de este negocio que, últimamente, está
siendo pura rapiña y devastación”.
Con orígenes astures y omañeses, este
lacianiego –ya que lo nacieron en Villablino– es un viajero y montañero
impenitente y un contador y fabulador de historias, cuya memoria es la montaña
leonesa y el curso bien definido de las estaciones y la abundancia del otoño
y la nieve y los deshielos y la gloria de mayo, porque como dice un personaje
de una novela de Sender –apostilla Julio–:
un país sin invierno es un
país engañoso donde solo puede vivir la gente enemiga de dios, y
porque “entre montañas siento menos vértigo que cercado por un horizonte curvo
donde, por no haber, no hay ni perspectiva. Desde las cumbres puedo observar
con devoción mi país y también calibrar la grandeza del mundo, la magnitud y la
obra del tiempo y lo que uno pinta aquí…”. Su pasión por
la montaña se la debe a su padre, que lo llevaba consigo, cuando Julio era aún
muy niño, a cosechar arándanos o raíces de genciana. “Nunca le agradeceré bastante
aquella iniciación. Cuando cumplió los noventa aún se apuntaba para venir
conmigo a Babia. Dábamos por allí algún paseo y yo le contaba cosas acerca de
Islandia o la Tierra del Fuego, lugares que pude y supe disfrutar gracias a
él. Es tan valioso el capital natural de
la montaña leonesa como tremendo lo que estamos haciendo con él en algunos
lugares”.
Aunque una buena parte de su vida se
dedicara a la industria de la generación eléctrica en centrales térmicas –su
abuela Domitila solía aconsejarle que escogiera la rama de letras y se
hiciera maestro porque leería muchos
libros, tendría trabajo fijo y vacaciones largas–, Álvarez
Rubio es un hombre de letras, que ha sabido plasmar, con imágenes y por escrito,
sendas y caminos por las brañas de nuestra provincia interior: Laciana, Babia, el
Bierzo, Ancares, Omaña. Tal vez por esto le otorgaron el nombramiento de omañés
del año 2012, lo que le produjo una enorme emoción “porque
aquello ocurrió días después del fallecimiento de mi madre por cuya rama soy
omañés”, aclara Julio, que ya está con algún proyecto viajero, porque es acaso
su forma de estar en el mundo, “para concebirlo de otro modo, entender
caracteres diferentes, otras realidades, la verdadera esencia de tantas cosas.
Terapéutica itinerante”. Como buen viajero y contador de viajes es consciente
de que para escribir algo que merezca la pena no basta con “tocar de oído o
pescar en el fárrago de Internet”, si no que uno debe conocer a fondo el
territorio, o bien acudir las veces que sean necesarias a “un mismo lugar para
dar con cierto paisano o para lograr una foto con la luz adecuada”. Como
apasionado de la literatura de viajes, se reconoce en Cela, Delibes, En la Patagonia, de Bruce Chatwin, y aun en uno mucho más cercano, Julio
Llamazares, con libros como El río del olvido,
Cuaderno del Duero o Las rosas de piedra. “Literatura
excelsa. Todos ellos utilizan un lenguaje llano pero riquísimo a la vez. Lo que
escribió Llamazares remontando el curso del Curueño rebosa tal lirismo que
incita a meter el libro en la mochila y salir disparado hacia el puente de
Ambasaguas”.
Si bien al autor de Laciana, un otoño –quizá su libro más
depurado desde un punto de vista literario– le entusiasma hacer fotos, y encima
con gran acierto y belleza, está convencido de que no es imprescindible que
vayan juntas las imágenes y las palabras, aunque se avengan bien para enseñar
algo, porque los grandes escritores de viajes –según él– no necesitan
fotografías, como es el caso del libro de Llamazares siguiendo el curso del
Curueño. “El río del olvido es una muestra soberbia. En medio de su prosa sublime,
las fotos estorbarían”, a sabiendas de que “los artistas de la fotografía son
capaces de justificar el aforismo de la imagen más valiosa que mil palabras
pero la palabra, nacida con el amanecer de la especie humana, es nuestra gran
creación y, en casos como los que acabo de citar, la palabra supera a la
imagen”.
Álvarez Rubio ha
publicado recientemente una leyenda de las brujas de la Veiga el Palo de
Laciana, incluida en Leyendas leonesas
contadas por…y está trabajando en un libro colectivo, que aún está “en la
incubadora”.
«Nuestros partidos parecen empresas»
—¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
—Muchos. Desde que leí El Danubio, de Magris, sueño con hacer un viaje desde la Selva Negra hasta Constanza con él a mano.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
—Se me ocurriría uno cada día. Hoy, La Cocadrille de Puerca Tierra, de John Berger.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
—No puedo con los de autoayuda o buenismo sentimental y acrítico.
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La impaciencia por despacharlo todo en un minuto. No es precisamente una virtud.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—La generosidad, la facilidad para comprender y echar una mano.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—Hoy nuestros partidos parecen empresas donde la selección de personal importa mucho menos que acumular poder y mantenerlo como sea. Y nosotros a lo nuestro, como siempre. Habría que hacer algo pero, ¿qué?
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Viajar, observar, escuchar a Bach, cine clásico, leer, fotografiar, muuuuucha montaña y qué sé yo. Vivir mientras se pueda.
—¿Por qué escribes?
—Como suele decir mi amiga Emilia: Por un lado, yo qué sé. Y por otro, qué quieres que te diga.
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—Experimenté algo y no me gustó. Demasiado barullo. El formato blog me interesa más.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—Nombraré a Pepe el de Corros en representación de tanta gente de mi tierra que atesora a capazos sabiduría y gracia.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Sigo NarrativaBreve.com, La Nave de los locos, el de Hidalgo Bayal y alguno más.
—Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—Antes trataba de seguir a Víctor Frankl: aprender a distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es, entre lo que tiene sentido y no lo tiene, entre lo que es responsable y lo que no. Ahora pienso como mi padre en sus últimos años: a ver qué va pasando.
—Muchos. Desde que leí El Danubio, de Magris, sueño con hacer un viaje desde la Selva Negra hasta Constanza con él a mano.
—Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
—Se me ocurriría uno cada día. Hoy, La Cocadrille de Puerca Tierra, de John Berger.
—Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
—No puedo con los de autoayuda o buenismo sentimental y acrítico.
—Un rasgo que defina tu personalidad.
—La impaciencia por despacharlo todo en un minuto. No es precisamente una virtud.
—¿Qué cualidad prefieres en una persona?
—La generosidad, la facilidad para comprender y echar una mano.
—¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
—Hoy nuestros partidos parecen empresas donde la selección de personal importa mucho menos que acumular poder y mantenerlo como sea. Y nosotros a lo nuestro, como siempre. Habría que hacer algo pero, ¿qué?
—¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
—Viajar, observar, escuchar a Bach, cine clásico, leer, fotografiar, muuuuucha montaña y qué sé yo. Vivir mientras se pueda.
—¿Por qué escribes?
—Como suele decir mi amiga Emilia: Por un lado, yo qué sé. Y por otro, qué quieres que te diga.
—¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
—Experimenté algo y no me gustó. Demasiado barullo. El formato blog me interesa más.
—¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
—Nombraré a Pepe el de Corros en representación de tanta gente de mi tierra que atesora a capazos sabiduría y gracia.
—¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
—Sigo NarrativaBreve.com, La Nave de los locos, el de Hidalgo Bayal y alguno más.
—Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
—Antes trataba de seguir a Víctor Frankl: aprender a distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es, entre lo que tiene sentido y no lo tiene, entre lo que es responsable y lo que no. Ahora pienso como mi padre en sus últimos años: a ver qué va pasando.